ENTREVISTA

Rasheed al-Faqih, activista yemení: “España no debería vender armas a ninguna parte del conflicto en Yemen”

La vida en Yemen sigue siendo una lucha diaria. A pesar de que el 2 de abril comenzó una tregua de dos meses entre los rebeldes hutíes y la coalición militar liderada por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, los siete años de guerra en el país han desatado una de las peores crisis humanitarias del mundo. El hambre y las enfermedades han causado más muertes que las propias bombas.  

El activista yemení Rasheed al-Faqih, director ejecutivo de la organización civil Mwatana for Human Rights, dice en entrevista con elDiario.es que tiene miedo a que la tregua termine y vuelvan las atrocidades que durante tanto tiempo han cometido “todas las partes” en este conflicto. Desde que en 2015 comenzó la intervención militar saudí en Yemen, la ONG que dirige ha documentado el uso de las armas -de qué tipo son y de dónde proceden- y diferentes tipos de crímenes de guerra, por eso insiste en la necesidad de que la Corte Penal Internacional abra una investigación.  

Entre los países europeos que suministran armas a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, se encuentra España. Un nuevo informe de las ONG Amnistía International, Centre Delàs de Estudios para la Paz y Centro Europeo por los Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR) indica que el importe de las exportaciones españolas de armas a los países de esa coalición superó los 1.600 millones de euros desde 2015 y hasta junio de 2021, y denuncia que las transferencias de armas de la empresa española Airbus pueden haber contribuido a la comisión de crímenes de guerra en Yemen. 

¿En qué situación se encuentra Yemen ahora mismo?

En abril y mayo hubo una tregua en la que Naciones Unidas ha podido pactar con las partes del conflicto. Lógicamente ha bajado el número de ataques directos, pero hay muchos expedientes de vulneraciones de los derechos humanos que siguen estando abiertos. Tenemos miedo de que la tregua termine y se reanude de nuevo la guerra, ya que esta tregua puede llevarnos hacia una parada total del conflicto. Durante siete años ha habido vulneraciones atroces de los derechos humanos.

¿Qué ha documentado su organización a lo largo de este tiempo? 

Hemos documentado bombardeos aéreos que han matado y herido a miles de civiles. En la base de datos que tenemos están registrados 1.000 bombardeos aéreos, cuyo resultado fue el asesinato de 3.000 civiles y 4.000 heridos, la mayoría mujeres y niños. Hablo de ataques de la coalición de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. También hemos documentado centenares de ataques terrestres con misiles semidirigidos por parte de las tropas hutíes y las tropas gubernamentales.

Hemos constatado la existencia de minas antipersona, detenciones arbitrarias de miles de civiles por todas las partes del conflicto, desaparición forzosa y centenares de casos de tortura. También hemos documentado centenares de casos de agresiones sexuales por parte de las tropas armadas de todas las partes, así como ataques a centros hospitalarios y a muchas escuelas. También ha habido agresiones a periodistas y contra las minorías religiosas y detenidos que se han enfrentado a juicios muy injustos por parte de los hutíes.  

Tenemos un informe completo sobre el uso del hambre como arma de guerra por parte de la coalición y de los hutíes. Hacer pasar hambre provoca millones de víctimas. Siempre decimos al mundo que nosotros en Yemen nunca tenemos hambre, pero a los yemenís se les puede hacer pasar mucha hambre. 

Otro tipo de vulneraciones a los derechos humanos ha sido el reclutamiento de niños. Quienes más utilizan este método son los hutíes, 70% de los casos, y el 30% restante las demás partes.

Algunos de estos ataques que menciona son crímenes de guerra.

Sí, seguimos documentando y hemos consultado a expertos internacionales en derechos humanos y todos han estado de acuerdo en que muchas de estas vulneraciones pueden ser considerados crímenes de guerra. 

¿Cómo vive la población yemení, o mejor dicho, cómo sobrevive después de siete años de guerra?

Es una lucha diaria. Naciones Unidas ya dijo que millones de yemeníes no saben si van a poder comer o no durante el día. Muchos programas de ayuda humanitaria están paralizados o casi anulados porque no hay apoyo.

¿Se sienten olvidados?

Sí. Muchos yemenís no es que solo crean que el mundo les ha olvidado o abandonado, sino que el mundo entero es partícipe de su desgracia. Somos un país pobre enfrentándose a países ricos, los de las fuerzas de la coalición, que tienen muchos intereses económicos y comerciales en todo el mundo. No es que los yemeníes crean que el mundo les ha olvidado, sino que les ha ignorado.

¿Cuál es el motivo de su visita a España? ¿Se va a reunir con alguna autoridad?

Tenemos varios objetivos, como intentar reunirnos con autoridades gubernamentales y con políticos, además de encontrarnos con otras organizaciones que trabajan en el campo de los derechos humanos y contactar con medios de comunicación, porque todo ello podría tener un efecto positivo para el pueblo yemení.

Arabia Saudí y sus aliados se nutren de material militar de origen europeo -entre los que figuran Alemania, Francia, España, Italia y Reino Unido- para realizar ataques en Yemen. ¿Qué papel juega España?

España vende armas y ofrece varios tipos de apoyo militar a esta coalición, como suministro de combustible y de recambios para los aviones. La empresa Airbus es una de las que participa en eso precisamente. España puede jugar un papel muy importante a la hora de reivindicar la existencia de una comisión de investigación internacional penal, porque no estamos hablando de juguetes, sino de compra-venta de armamento que saben que se va a utilizar en una guerra existente y estas armas se usan en terreno yemení, donde se cometen crímenes de guerra. Esto es contrario a la propia ley española que regula la compra-venta de armas y también contrario a la normativa europea y a las legislaciones de Naciones Unidas. 

El informe señala que existen fundamentos para creer que las fuerzas de la coalición han cometido crímenes de guerra en Yemen y que tanto representantes gubernamentales españoles como directivos de la empresa Airbus pueden ser cómplices de dichos crímenes de guerra. En su opinión, ¿qué debería hacer España al respecto?

El primer paso que debería dar España es participar en la comisión de investigación penal internacional y, en segundo lugar, las autoridades gubernamentales y del sector privado deberían contribuir a la rendición de cuentas. Lo tercero es la equidad y la indemnización a las víctimas y, por último, España debería hacer un embargo, no vender armas a ninguna parte del conflicto.

¿Qué pasaría si esos países europeos no vendieran armas a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos? ¿Se acabaría la guerra?

Creo que se lo pensarían mil veces antes de cometer crímenes de guerra y contribuiría a que la guerra parase. Sería más efectivo que España prohíba la venta de armas porque son armas que se fabrican en más de un país (los componentes de un misil lo hacen varios países, si uno deja de hacerlo no se puede suministrar). Normalmente los gobiernos se excusan diciendo “si yo no lo hago, lo va a hacer otro”, pero creo que es una excusa estúpida. Cada gobierno tiene sus compromisos y responsabilidades ante el derecho que organiza el tema en cuestión: la compra-venta de armas. Aquellos que vulneran los derechos humanos tienen que sentirse solos, aislados. 

Otra de las justificaciones de fabricar y vender armas (que utilizan los gobiernos) es que dan trabajo a miles de empleados, pero creo que si los propios trabajadores de la industria armamentística supieran cuál es el resultado de fabricar ciertos componentes, no querrían trabajar en eso. Esto es dinero, intereses económicos manchados con sangre.

¿Está contribuyendo España a que se cometan esos crímenes de guerra en Yemen?

Sí. Si el Gobierno español cree que es inocente y que no tiene ninguna responsabilidad en la comisión de estos delitos o crímenes de guerra, que por favor lidere una campaña para que se forme una comisión de investigación internacional sobre esos crímenes para demostrar su inocencia y evitar esas acusaciones. Se trata de responsabilidad ética y legal. Todos aquellos gobiernos que no quieran involucrarse en formar una comisión internacional sobre crímenes de guerra es porque saben que están involucrados. 

¿Por qué en Ucrania desde el primer mes, cuando estaba empezando la guerra, ya habían formado una comisión de investigación internacional sobre los posibles crímenes de guerra? Durante siete años de una devastadora guerra en Yemen no se ha formado ninguna comisión a pesar de las reivindicaciones. Nos alegra mucho que se haya formado en Ucrania y tan rápido, los ucranianos se merecen ese interés. La cuestión es que la población yemení se pregunta por qué las víctimas yemenís no se merecen una comisión de esas características después de siete años.

¿Cómo se siente la población yemení frente a esa diferencia de trato?

Hay dos sentimientos. Por un lado, alegría, porque en Yemen ya tenemos la lección bien aprendida, y no queremos que nadie sea víctima de un conflicto armado ni que haya guerras. Por otro lado, tenemos una sensación de tristeza porque hay una distinción bestial entre unas victimas y otras, y más notable aún que la distinción entre víctimas, es la de quién comete el crimen de guerra. A todo criminal hay que condenarle de alguna manera y sentenciarle, pero hay otros criminales a los que se les mima mucho por los interese económicos, porque hay muchos acuerdos comerciales. En Yemen tenemos a un Putin, pero este Putin se llama Mohamed bin Salmán (el príncipe heredero de Arabia Saudí). Hay más de un Putin en el mundo.

Antes de que comenzara la guerra en Ucrania, nosotros siempre decíamos que proteger los derechos humanos en Yemen no solamente es proteger a los yemeníes, sino también a los saudíes, a los europeos, a los estadounidenses… No se ha hecho caso ni a Yemen, ni a Siria, ni antes a Libia y ahora la guerra está en el patio de Europa, cosa que sentimos mucho, porque realmente ustedes han conseguido una vida segura y no queremos que se reduzca esa seguridad, porque sabemos lo que es la falta de seguridad. Putin ha bombardeado a sirios con bombas de barril y, cuando nadie hizo nada ni hubo rendición de cuentas contra él, se fue a Europa, a Ucrania, y esta vez ya no es Oriente Medio.

Si no hay herramientas efectivas para perseguir los crímenes de guerra, el mundo va a ir a peor y no sabemos donde llegará Putin la próxima vez. Tenemos que evitar la ley del embudo, es decir, tiene que haber una única vara de medir, un solo criterio para juzgar. 

¿Tiene esperanza en que la guerra en Yemen termine pronto?

Sí, no hay otra opción. Cualquier guerra termina acabándose. Y esta guerra en Yemen también lo hará. Creo que a través de nuestro trabajo, el de mi ONG y otras muchas organizaciones, el de medios de comunicación y otra mucha gente, vamos a parar esta guerra, como se han parado antes.