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El Banco de España alerta del impacto por el impago de los créditos al consumo debido a la crisis del coronavirus

Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.

Rodrigo Ponce de León

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Los riesgos sobre el sistema financiero español se vislumbran con la caída de la actividad y la destrucción de empleo que ha supuesto la crisis de la COVID-19. El Banco de España ha sacado a relucir el elevado impacto que supone para las entidades financieras el incremento de la morosidad de los créditos al consumo ya que la falta de pago estos préstamos “está asociado a un incremento significativo de la probabilidad posterior de impagar el préstamo hipotecario”, según se explica en el Informe de Estabilidad Financiera de Primavera 2020 que la institución ha hecho público este lunes.

“Los impagos en crédito al consumo se producirán en una fase más temprana que en el crédito hipotecario para los hogares que combinan distintos productos de préstamo, y el deterioro de rentas y empleo afectará adversamente a todo el conjunto del crédito hipotecario”, señala el informe.

Casi un 40% de los hogares españoles tenía algún tipo de deuda con las entidades de crédito en el período 2011-2017. De esta deuda, algo más de la mitad tenían solo préstamos hipotecarios, aproximadamente un tercio solo préstamos para consumo y menos del 20% tenían ambos tipos de préstamos.

Aunque el crédito hipotecario a hogares para adquisición de vivienda “representaba una proporción 3,7 veces superior a la del crédito destinado a la compra de bienes de consumo y otras actividades”, la realidad es que el peso de los créditos al consumo “ha aumentado en los últimos cinco años” con una “tasa de crecimiento media superior al 10%”. Entre 2011 y 2017, la media de hogares españoles con un hipoteca y un crédito de consumo era del 7,5%.



La reducción de la actividad ha generado una importante destrucción de empleo en el corto plazo , con especial incidencia en los contratos temporales. “El crédito para consumo ha venido creciendo a tasas elevadas y, de acuerdo con la experiencia histórica, esta es una de las primeras obligaciones financieras que los hogares impagan cuando se produce un deterioro de sus rentas”, reitera el Banco de España en su informe.

“Los resultados indican que los hogares endeudados, ante dificultades financieras, se retrasan primero en el pago del crédito para consumo, alrededor de un año después dejan de pagar los suministros y, si esa situación persiste un año más, dejan de satisfacer sus obligaciones hipotecarias. Este orden de prelación parece estar en consonancia con las garantías exigidas en cada una de las clases de préstamo y con el grado de necesidad que representa el gasto que financia cada una de estas deudas. Esta concatenación de impagos fue especialmente intensa durante los años de la anterior crisis”, según explica el Banco de España.

Aunque el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos destaca que se han tomado medidas de política fiscal adecuadas para solventar la solución como son “una moratoria en las obligaciones hipotecarias y en otros préstamos no hipotecarios, incluyendo los créditos al consumo, a personas físicas afectadas por la crisis”, también añade que “es esperable un aumento más rápido de la morosidad en respuesta a la crisis actual en los préstamos al consumo, dado el elevado crecimiento que registró esta cartera en los últimos años”.



El aviso del Banco de España llega a pesar de que las familias y las empresas están cumpliendo con sus obligaciones crediticias. La disminución de la ratio de dudosos en el negocio en España alcanza los 9,2 puntos porcentuales desde el máximo observado en la primera mitad de 2014, situándose en el 4,8% en diciembre de 2019, entre los que que la morosidad era más elevada en diciembre de 2019 en la cartera de empresas (6,3%) que de hogares (4,1%).

El gobernador del Banco de España ha declarado que “las necesarias medidas de contención aplicadas para frenar los contagios de coronavirus están teniendo un impacto muy severo sobre la actividad económica, lo que, a su vez, ha incrementado sustancialmente los riesgos para la estabilidad financiera. En el caso concreto de las entidades financieras, la disrupción de la actividad está intensificando los riesgos de crédito, de mercado y operacional”.

El aviso que lanza el Banco de España a las entidades financieras se debe a la debilidad de la situación. El resultado consolidado del sector bancario español cayó un 13,1% en tasa interanual en el año 2019 a lo que hay que sumar el descenso del resultado de operaciones financieras ROF, el aumento de los gastos de explotación (afectado por reestructuraciones de plantilla) y el incremento de las pérdidas por deterioro por primera vez desde 2012.

Mejora en solvencia, pero los últimos de Europa

La crisis de la COVID-19 presionará adicionalmente la rentabilidad del sector bancario, en particular a través de la reducción de ingresos y del aumento de los gastos por deterioro. El Banco de España recuerda que las entidades de depósito españolas “han mejorado significativamente su solvencia desde el final de la crisis financiera, situándose la ratio de CET1 en el 12,6 % en diciembre de 2019, tras un aumento de 35 puntos básicos”. A pesar de este incremento, las entidades españolas seguían en la última posición en el ranking de solvencia europeo, según avisa el supervisor español.

Hernández de Cos ha señalado que tanto el Banco Central Europeo (BCE) como la institución que dirige han diseñado un conjunto de decisiones de política prudencial para que las entidades financieras puedan “utilizar los colchones de capital acumulados, a limitar la distribución de sus beneficios, y a evitar la potencial prociclicidad indeseada en la aplicación de la normativa contable y prudencial”.

El colchón voluntario de CET1 del conjunto del sistema bancario español en diciembre de 2019 era de 28.000 millones de euros. El Banco de España estima que la liberación de colchones permitida por la respuesta prudencial a la crisis sería suficiente para cubrir un aumento de la tasa de morosidad de alrededor de 8,2 puntos porcentuales.

Finalmente, el Banco de España apunta que el mapa de indicadores de vulnerabilidades del sistema financiero español que realiza “se mantenía estable y sin señales de acumulación de riesgo sistémico hasta diciembre de 2019”, pero “el desarrollo de la crisis asociada al Covid-19 llevará plausiblemente a una revisión brusca de estos indicadores en los próximos meses”.

Respecto a las entidades financieras de crédito (EFC), el supervisor advierte que “modelo de crecimiento vulnerable a la perturbación del coronavirus” debido a su alta exposición a los créditos al consumo. Desde 2015, el peso del segmento de consumo se ha mantenido por encima del 40% del total para las EFC, mientras éste se mantenía en torno al 6% para las entidades de depósito en España. “La crisis del Covid-19 afectará adversamente a la calidad crediticia de los balances de estas entidades, anticipándose un mayor crecimiento de los créditos dudosos”, concluye el informe.

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