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Despedido de una 'Big Four' por intentar cumplir su horario: “Es esto o te echamos”

Joven que trabajaba en una de las grandes auditoras.

Antonio M. Vélez

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Félix (nombre supuesto para proteger su identidad) trabajó en una de las grandes firmas mundiales de auditoría, EY, hasta hace muy poco. Formaba parte, junto a otras 20 personas, del equipo que fiscalizaba las cuentas de una de las mayores compañías del Ibex 35.

Tras una trayectoria de varios años en dos de las denominadas 'Big Four', le despidieron de EY, cuenta, por intentar cumplir su horario. Se atreve a dar a conocer su historia ahora que el sector está en el foco del Ministerio de Trabajo.

El despido de Félix se produjo en vísperas de que, el pasado noviembre, el Ministerio realizara una inspección coordinada y simultánea en las cuatro grandes (Deloitte, PwC, EY y KPMG) contra los abusos de jornada y las horas extra ilegales en el sector.

La actuación de Trabajo para revisar el control de horarios al que están sujetas todas las compañías españolas desde 2019 se ha conocido este mes y ha vuelto a poner el foco en las abusivas condiciones laborales en estas firmas, con jornadas de 12 horas muchas veces sin remunerar.

Unos horarios de 9 de la mañana a 9 de la noche que eran un “secreto a voces”, como relataba un trabajador del sector a este periódico el pasado mes de abril, y que este ex auditor corrobora al 100%.

Félix cuenta a elDiario.es que su despido se produjo después de atreverse a decir a sus superiores que ya estaba bien: que pretendía cumplir en lo posible su horario de trabajo y se negaba a alargar innecesariamente su jornada. Estaba dispuesto a hacer un número “razonable” de horas extra. Pero no a convertirlo en la norma.

“Si te niegas a quedarte, por la noche te dirán: es esto o te echamos”, relata Félix, cuyo despido la empresa tuvo que acabar declarando improcedente. “Las quejas que teníamos todos los compañeros yo las verbalicé y el resultado fue ese”. “No puede ser que cuando no hace falta nos estemos yendo a casa a las 9 o 10 de la noche” por la “cultura de calentar la silla” que, asegura, caracteriza a estas empresas. 

Explica que al día siguiente de ser despedido, en una reunión de jefes del equipo, se transmitió a sus excompañeros “que no les compensaba tener a una persona que se iba a su hora. Se les trasladó la amenaza de que, ante cualquier queja, todos a la calle”. El mensaje era claro: “No iban a pagar a nadie” que pretendiera cumplir su horario.

Desprotección

Félix describe un ambiente de desprotección de los derechos laborales en estas compañías, que carecen de comités de empresa, una característica común a todas las Big Four y a otras firmas de consultoría como Accenture.

“Un día pregunté en Recursos Humanos quién era el delegado sindical y me dijeron que no había, aunque entiendo que una empresa con este tamaño tendría que tenerlo”. 

Afirma que el exceso de horas en el sector está “completamente normalizado” y tilda de “vergüenza” que la patronal del sector (presidida por la exministra Elena Salgado) haya intentado legalizar sin éxito esta situación en un nuevo convenio colectivo, “poniéndolo en un papel para explotarnos con todas las de la ley”. 

“Cuando dices que quieres cargar las horas extra te dicen que no, porque es lo que hay”. Aunque en su caso, acabó lográndolo: “En un primer momento no nos querían dejar cargar ni una hora. Pero un porcentaje alto del equipo dijimos que no íbamos a permitirlo quedándonos hasta las tantas. Y acabaron aceptando”. 

Más pegas hubo para pagarle el kilometraje y las dietas que le correspondían para desplazarse a la sede de la multinacional cuyas cuentas auditaban.

“El día que me despidieron, no me fui de la oficina hasta que reclamé todas las horas que tenía pendientes: extras cargadas, vacaciones y demás. Y todos los kilómetros y dietas que no me habían dejado cargar. Lo metí todo, me lo reembolsaron y al irme recomendé a mis compañeros que lo hicieran, porque era un buen dinero. Al final no lo hizo nadie”.

Félix tenía categoría de Senior 2 en EY, con una retribución anual de unos 31.000 euros brutos, frente a los en torno a 24.000 euros anuales de un junior. Afirma que las condiciones económicas en ese sector están mejorando algo, por la elevadísima rotación: en su equipo, afirma, había de media una salida cada mes.

Los sueldos “ahora están subiendo un escaloncillo”, pero hay una enorme brecha con los puestos directivos: “Para los gerentes y socios depende de la antigüedad, pero no creo que ninguno de los socios que está con la multinacional para la que yo trabajaba esté por debajo de seis cifras”.

“Presumen todos los años de contratar a muchísimas personas nuevas, pero ocultan que se van tantas o más”. “Sus plantillas apenas crecen anualmente”. “Están teniendo problemas para encontrar y retener gente, con o sin experiencia. El que diga que no, miente: todo el mundo está buscando constantemente una salida para cambiar de trabajo”. “El 95% de la gente está igual y usa esto como trampolín para buscar una salida”.

Fármacos y alcohol

Asegura que “un porcentaje muy alto” de la plantilla se medicaba por problemas de depresión. Él mismo estuvo tomando “un par de meses cosillas para la ansiedad y para poder dormir”. Afirma que en los días libres se desataba entre los compañeros un consumo desaforado de alcohol para “sobrellevar” el estrés. “Todo el mundo, si no perdía el conocimiento el fin de semana, no aguantaba la semana laboral”.

Félix acabó en el mundo de la auditoría porque veía “muy limitado y largo seguir aprendiendo e investigando” en la universidad. Ha tardado poco en reengancharse al mercado de trabajo, en una empresa ajena a ese sector. Está contento y ni se plantea volver al mundo de las 'Big Four'.

“Me atienden en todo momento para que aprenda y para lo que pueda necesitar, tengo flexibilidad de horarios y si un día puntualmente hay menor carga de trabajo, nos podemos ir antes. Como no estoy acostumbrado a nada de esto, lo veo todo estupendo”.

Antes de trabajar para EY, Félix pasó varios años en otra de las 'Big Four' con condiciones, asegura, muy similares: “Es igual pero de otro color”, resume.

En el caso de EY, en España la división de auditoría de esta empresa cuenta entre sus principales clientes con grandes compañías como BBVA, Mercadona, Inditex, Amadeus, Coca-Cola EP, Enagás, FCC, Ferrovial, El Corte Inglés, Prosegur, Dia, Prisa u OHL. 

La multinacional estadounidense cuenta con más de 280.000 empleados a escala global. En su último ejercicio fiscal, cerrado el pasado junio, EY logró el mayor crecimiento en dos décadas, con unos ingresos de 45.400 millones de dólares.

En 2022 el grupo anunció un plan para escindir en dos compañías diferentes sus negocios de consultoría y auditoría para intentar alejar la sombra de los conflictos de interés, tras el daño reputacional de la quiebra de la alemana Wirecard, cuyas cuentas auditaba EY.

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