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El FMI arenga al BCE para que siga subiendo los tipos de interés aunque destruya puestos de trabajo

Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI, en una foto de archivo.

Daniel Yebra

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El Fondo Monterario Internacional (FMI) ha arengado este lunes al BCE a que siga subiendo los tipos de interés aunque destruya puestos de trabajo. Gita Gopinath, subdirectora gerente de la institución, ha abierto el encuentro anual de bancos centrales en Sintra (Portugal) insistiendo en que la política monetaria debe seguir endureciéndose “y luego permanecer en territorio restrictivo” hasta que la inflación subyacente (que excluye la energía de su cálculo) se encuentre en “una clara tendencia a la baja”.

Gita Gopinath vuelve a ser la encargada de ofrecer la versión más dura del FMI. En otras palabras, de aconsejar golpear a la economía como única forma de combatir las subidas de precios. En agosto de 2022, justo un mes después de que el Banco Central Europeo (BCE) comenzara a aumentar el 'precio' oficial del dinero desde el 0% para luchar contra la inflación, exigió “medidas más agresivas, incluso si eso significa un fuerte enfriamiento de la economía y un aumento del desempleo”.

Lo hizo en otra cita importante para la política monetaria mundial, el encuentro de Jackson Hole, que organiza la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. Un año después, en Sintra, donde el anfitrión es el BCE, ha asegurado que “la batalla contra la inflación continúa”. Ya que, según opina, pese a que los precios de la energía han caído, “los componentes más rígidos [la conocido como inflación subyacente o estructural] siguen siendo persistentemente altos”.

“Esto significa que los bancos centrales, incluido el BCE, deben seguir comprometidos con la lucha contra la inflación a pesar de los riesgos de un crecimiento económico más débil”, ha incidido la subdirectora gerente del FMI. Y ha continuado, más severa: “Deberían estar preparados para reaccionar con fuerza ante nuevas presiones inflacionistas al alza, o para evidenciar que la inflación es más persistente, incluso si eso significa un enfriamiento mucho mayor del mercado laboral”.

“Es posible que las tensiones financieras se intensifiquen y que el crecimiento tenga que ralentizarse más”, ha añadido. Porque, según su posición, “sabemos que no podemos tener un crecimiento económico sostenido sin un retorno a la estabilidad de precios”.

Las tensiones financieras

Sin embargo, Gita Gopinath ha admitido que la situación podía volvers mucho más difícil “si las tensiones financieras amenazan con transformarse en una crisis sistémica”. Pero considera que las bancos centrales tienen herramientas suficientes para inyectar liquidez a las entidades que tengan problemas, como las “ventanillas” de préstamos baratos que la Fed abrió tras las turbulencias por el colapso del Silicon Valley Bank.

Además, la dirigente del FMI ha resaltado que “las condiciones económicas exigen un ajuste fiscal” por parte de los gobiernos. Es decir, que reduzcan el gasto público. Porque, según defiende, “podría ayudar a enfriar la demanda y reducir la necesidad [de los bancos centrales] de aumentar los tipos de interés, especialmente si un grupo amplio de países lo hace de manera concertada”.

“Como mínimo, es fundamental que los gobiernos de la eurozona resistan cualquier tentación de diluir la reducción del déficit [el desequilibrio entre ingresos y gastos de los estados] proyectada en el marco actual”, ha concluido.

El FMI apuntala así el histórico incremento del 'precio' oficial del dinero del BCE, que es ya de 4 puntos porcentuales, del 0% al 4%, en menos de un año, y que tiene su reflejo en la escalda del euríbor (el índice de referencia para las hipotecas) hasta máximos de 2008. Y, encima, recomienda a los gobiernos que retiren las ayudas y rebajas de impuestos que han aliviado el daño a las familias de las subidas de precios desde 2021.

Lagarde cumple su papel

Este martes, en su discurso como anfitriona del encuentro de Sintra, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha recogido el 'guante' de Gita Gopinath. “Ante una inflación más persistente, necesitamos: llevar los tipos de interés a un territorio lo suficientemente restrictivo y que quede claro que nos mantendremos en esos niveles durante el tiempo que sea necesario para permitir que se materialice el impacto total de nuestras acciones pasadas”, ha explicado.

Bajada de la inflación

Mientras, la inflación se moderó al 6,1% en mayo en la eurozona, y hasta cerca del 3% en España. Y se espera que siga reduciéndose, principalmente por el abaratamiento de la energía respecto al año pasado. Y aunque la actividad económica ya se ha estancado en Alemania y en el conjunto de la eurozona, el empleo sigue resistiendo más de lo que le gustaría al BCE, porque está siendo el principal soporte de las rentas reales de las familias y de las subidas salariales, tras dos años de una histórica pérdida de poder adquisitivo.

Menos consumo, menos inversión, menos gasto... menos inflación. Estos son los objetivos del BCE y del resto de bancos centrales con el endurecimiento de la política monetaria. Porque, según defienden, son más dañinas las subidas de precios durante meses y meses que una recesión (una caída de la actividad), aunque finalmente conlleve destrucción de empleo.

¿La única manera luchar contra la inflación?

Los bancos centrales insisten en que no hay otra herramienta para moderar la inflación que las subidas de los tipos de interés. Pero su estrategia choca con distintas realidades de esta crisis de inflación. Por un lado está la necesidad de proteger a los más vulnerables y a los salarios en general de la pérdida de poder adquisitivo. Por otro, no se ha tenido en cuenta el éxito que han tenido medidas como el tope al gas para frenar la escalada del precio de la electricidad.

Y, por último, esta política monetaria tiene el riesgo último de provocar una recesión profunda y no tiene en cuenta ni el origen geopolítico del shock energético ni tampoco la relación de su segunda fase, la actual, con los beneficios de las empresas (la inflación por avaricia o expansión de los márgenes de ganancias, al trasladar todo o casi todo el aumento de los costes al consumidor).

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