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Jugadoras de primera división, trabajadoras de segunda categoría

Ana Requena Aguilar

Madrid —

Vídeo: Romina Peñate

Son las ocho y media de la tarde y el Campo 3 de la ciudad deportiva del Rayo Vallecano está completamente iluminado: el equipo femenino prepara su partido del domingo. Van quintas en Primera División Femenina, una liga que han ganado en tres ocasiones. El club es casi una excepción: muchas de sus jugadoras tienen contratos como futbolistas, aunque sus condiciones aún hacen que dedicarse en exclusiva al fútbol sea una quimera.

“El club nos trata bien, las condiciones que nos ofrecen siempre son mirando por las jugadoras, siempre ha apostado por nosotras. En fútbol femenino hay de todo, hay algunas que tienen la suerte de vivir día a día, pero normalmente se compagina el trabajo con el fútbol, por eso las horas de entrenamiento son más tarde, porque con el sueldo que tienes no consigues vivir”, dice Saray García, una de sus jugadoras.

Su frase ilustra una de las discriminaciones directas que aún quedan en España: la liga de fútbol femenino no está considerada como profesional y, por tanto, los clubes no tienen la obligación de contratarlas como tales, las jugadoras no pueden tener convenios colectivos y no tienen patronal ante la que, por ejemplo, reclamar impagos.

“Hay una discriminación por el hecho de ser mujer: ejerciendo la misma actividad profesional que los hombres de su misma categoría, no tienen los mismos derechos”, asegura la experta en Derecho Deportivo María José López, que representa a decenas de deportistas.

El Real Decreto de Federaciones Deportivas de 1991, aún vigente, contiene un artículo sorprendente: “La denominación de las ligas profesionales deberá incluir la indicación de la modalidad deportiva de que se trate. No podrá existir más que una liga profesional por cada modalidad deportiva y sexo en el ámbito estatal”. Es decir, que la existencia de una liga de fútbol profesional masculina anula la posibilidad de que exista una femenina.

María José López explica que las consecuencias legales y laborales son sangrantes y determinan la carrera de las mujeres: “La mayoría de las jugadoras no tienen contratos profesionales y muchas ni siquiera cotizan. Podemos demostrar que ejercen con habitualidad una actividad deportiva porque a todos los efectos están trabajando como profesionales, pero para cualquier cosa hay que acudir a los tribunales, no se les da ese reconocimiento de hecho para que, por ejemplo, puedan ir al Fogasa”.

Algunos clubes pagan en negro a sus jugadoras o les hacen contratos que nada tienen que ver con su actividad: cuidadoras, pizzeras, todo vale. Si una futbolista sufre una lesión o se queda embarazada, el equipo no tiene por qué hacerse cargo de ello. “Imagínate una jugadora que tiene que dejar el fútbol con 32 años y que no ha hecho otra cosa. Se encuentra sin nada, sin cotización, sin derechos”, subraya Fe Robles, presidenta de la Asociación Española de Jugadoras de Fútbol.

En la portería del Rayo, Alicia Gómez calienta mientras sus compañeras rematan en el área contraria. “Nosotras tenemos la suerte de que aquí nos han hecho un contrato como futbolistas, te sientes una privilegiada porque muy pocas compañeras pueden tenerlo. La mentalidad de las chicas es diferente, desde pequeña sabes que no vas a vivir de esto. Puede llegar un día en que esto no lo puedes compatibilizar, o estudias o trabajas o juegas al fútbol. Y jugar en Superliga [Primera División] es muy sacrificado”, comenta Alicia, capitana del equipo. Las jugadoras mejor pagadas de la liga rondan el mileurismo.

Una discriminación directa

“Hay que visibilizar que siguen existiendo discriminaciones directas contra las mujeres, y esta es una de ellas. El fútbol es uno de los elementos que crea identidades, cultura, valores... Es un fenómeno tan importante en nuestra sociedad que hay que trabajar y poner los medios para que eso cambie y deje de ser considerado un espacio de hombres. Las chicas asumen que no podrán ser profesionales aquí y que, si quieren llegar a serlo, tendrán que irse fuera”, dice Begoña Marugán, adjunta a la Secretaría de la Mujer de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO, que ha comenzado una campaña para denunciar la situación de las futbolistas. La Secretaría de la Mujer exige un cambio normativo que posibilite la existencia de una liga femenina profesional y que garantice la licencia profesional para todas las jugadoras.

La Asociación Española de Jugadoras de Fútbol también está en ello: “Pretendemos convertirnos en un sindicato cuando a las jugadoras se les reconozca como profesionales. No se trata de ganar dinero, no se trata de quejarse por ganar 700 euros, sino de tener los mismos derechos y la misma categoría”, dice Fe Robles.

Tanto Marugán como López y Robles critican que con esta regulación es imposible potenciar el fútbol femenino y ofrecer a las niñas referentes de mujeres futbolistas. “Estamos hablando de derechos, no es una cuestión de dinero. Las administraciones deben promover la igualdad, es su obligación. ¿Por qué no se emiten partidos de mujeres?, ¿por qué cuando juega la selección no se ponen en las quinielas partidos de fútbol femeninos en lugar de rellenar con partidos internacionales o de categorías más bajas?”, se pregunta Marugán.

María José López subraya la importancia de incluir el fútbol femenino en las quinielas, tanto para visibilizarlo y fomentar el interés como para mejorar su financiación. También asegura que, de igual forma que el Gobierno modificó en junio de 2013 el Decreto de Loterías y Apuestas del Estado para mejorar la financiación del fútbol insular, podría hacerse lo mismo en el caso del fútbol femenino.

La Federación, cuestionada

“La clave está en que el fútbol femenino esté reconocido como profesional. Poco a poco se van moviendo cosas. Por ejemplo, ya hay algunos partidos en la televisión, pero se tiene que ver como algo profesional, no como un hobby. Tampoco aquí evoluciona más porque muchas jugadoras se van fuera, donde sí son reconocidas profesionalmente”, explica la jugadora del Rayo Saray García.

Efectivamente, varias de las mejores futbolistas españolas se han marchado a ligas extranjeras, como la americana, la sueca, la alemana o la inglesa, donde la situación de las jugadoras es radicalmente diferente y donde la apuesta por el fútbol femenino es más sólida.

Es el caso de Vero Boquete, que obtuvo el premio a mejor jugadora de la liga americana, o de Laura del Río, que ha denunciado que sus críticas hacia la actitud de la Federación Española de Fútbol le han costado no volver a ser convocada por la Selección Española de Fútbol.

“En mi último equipo en España, sí tenía contrato futbolístico pero no cotizábamos a la Seguridad Social. A las jugadoras se les deja sin muchos derechos que tendríamos si fuéramos profesionales, algo de lo que también se beneficiarían los clubes. No se trata de ganar millones, sino de ser consideradas profesionales: esa consideración te permite tener derechos y te abre puertas como deportista. La Federación no anda por la labor de darnos nuestros derechos, es algo muy machista”, denuncia Del Río desde Bristol, donde juega su tercera temporada con el equipo local.

Del Río explica que en la liga inglesa los clubes femeninos son semiprofesionales, pero los derechos son los mismos que los de los profesionales. La asociación de jugadores es mixta y las jugadoras pueden ser miembros de pleno derecho. “La Federación inglesa da dinero a los clubes femeninos y, en general, hay más interés”.

Vicente Temprado es el presidente de la Federación Madrileña de Fútbol, y el presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino, y niega que la Federación obstaculice la profesionalidad del fútbol femenino. “Depende de los clubes, no de nosotros, la profesionalidad se adquiere con un contrato, se la tienen que dar los clubes, no la Federación”, asegura Temprado, que admite que el fútbol femenino “no está considerado de manera obligada como profesional”.

El responsable de la Federación no tiene complejos en afirmar que el fútbol femenino “no está a la altura para hacerlo profesional” .“En el momento que se imponga la licencia profesional de obligado cumplimiento, los clubes darán de baja a las futbolistas”, subraya. ¿Significa eso que la Federación admite que muchas jugadoras trabajan con contratos inadecuados? “Ese no es nuestro problema”, sentencia.

La FIFA reparte entre todas las federaciones dinero para promocionar el fútbol femenino. Temprado asegura no saber a cuánto asciende la cantidad que recibe la Federación Española ni cómo se reparte exactamente, aunque apunta que buena parte se invierte en la Selección Española Femenina.

La presidenta del la Asociación de Jugadoras de Fútbol, Fe Robles, lo tiene claro: “La Federación está obsoleta, no se da cuenta de los tiempos en los que vivimos”.

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