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Nomos Glashütte, relojes alemanes de lujo contra la ultraderecha

Varias personas se manifiestan en Berlín contra la ultraderecha.

Aldo Mas

Berlín —

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A finales del pasado mes de febrero, el presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier pronunciaba unas palabras en un acto organizado en Stuttgart por la influyente asociación empresarial Südwestmetall. Esta organización reúne a empresas del industrial Land que es Baden-Wurtemberg. Allí tienen su sede representantes del capitalismo teutón como Bosch, Daimler o SAP.

En esa cita con Südwestmetall, Steinmeier apelaba a la “responsabilidad” de la compañía frente a las ideas de extrema derecha, encarnadas en Alemania por el partido Alternativa por Alemania (AfD), una formación que ha tenido en vilo al país del canciller Olaf Scholz en estos primeros compases del año. “Responsabilidad” en los tiempos que corren, según Steinmeier, también implica “compromiso con nuestra democracia liberal y el orden de valores de la Constitución”.

Ese mensaje, para la empresa fabricante de relojes de lujo Nomos Glashütte, no es nada nuevo. Esta firma, radicada en la pequeña ciudad sajona de Glashütte, a unos 550 kilómetros al este de Stuttgart, lleva años alertando frente a los mensajes y el auge de la ultraderecha. No hay que perder de vista que Sajonia es uno de los bastiones de AfD.

De hecho, en las próximas elecciones regionales que allí se celebran, AfD podría salir victoriosa, según indican las encuestas. Los sondeos de intención de voto le atribuyen un 35% de los votos, por delante de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), partido del actual presidente allí: Michael Kretschmer. A los democristianos las encuestas les ven consiguiendo un 30% de los votos.

En este contexto tan conservador, en Nomos Glashütte llevan ya años posicionándose contra las ideas más escoradas de la derecha. En 2015, por ejemplo, pusieron en su fachada un mensaje en el que decían: “nos gusta lo internacional”. Ese año, momento en que la entonces canciller Ángela Merkel ponía en marcha su política de acogida ante la masiva llegada de demandantes de asilo, Sajonia fue escenario de la radicalización de muchos. Dresde, la capital de este Land que contiene las fronteras de Alemania con la República Checa y Polonia, fue y sigue siendo utilizada como plataforma para las repetidas y en ocasiones multitudinarias manifestaciones de la organización de extrema derecha de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA).

Hoy día, el viento a favor no parecen tenerlo en PEGIDA, sino en AfD. Y frente a ellos, el mensaje que no se cansan de repetir en Nomos Glashütte a los medios de comunicación estos días es que “sin fronteras abiertas, sin la Reunificación alemana y sin democracia”, la empresa no habría salido adelante. Así lo ha explicado Judith Borowski, propietaria de la marca de relojes de lujo, al diario generalista berlinés Die Berliner Zeitung.

Contra “las ideas fascistas” en un feudo de la ultraderecha

Como en Nomos Glashütte no quieren albergar lo que llaman “ideas fascistas”, en la empresa organizan desde hace años talleres para sus trabajadores en los que se tratan temas políticos como los desafíos que plantea la inmigración o las teorías conspiranoicas que a menudo pueblan en los populistas de los márgenes de la política.

Nomos Glashütte cuenta actualmente con 200 trabajadores. Es una empresa que sirve de referente para Glashütte y sus alrededores, una región alemana conocida por su tradición relojera. Borowski siempre han tenido reputación en el debate público alemán por posicionarse contra AfD.

En 2017, por ejemplo, la firma escribió una carta abierta a sus “clientes y amigos” para manifestar su compromiso con “la apertura al mundo, la tolerancia y el pluralismo” después de que AfD saliera ostensiblemente fortalecida tras las elecciones que ganó ese año la CDU de Merkel. Esa fue la última victoria en las urnas de la canciller cristianodemócrata. AfD, por su parte, logró un 12,6% de los votos, 7,9 puntos más de lo que esta formación obtuvo en la cita con las urnas de 2013, las primeras en las que esa formación ultraderecha concurrió.

Gestos así le han valido a Borowski el apodo de “empresaria que lucha contra AfD”, según la expresión que utilizaba hace unos días el diario berlinés Der Tagesspiegel. El Süddeutsche Zeitung se ha referido a Nomos Glashütte como “una de las voces más fuertes contra AfD de la economía alemana”.

El canciller Olaf Scholz parecía agradecer su compromiso con una reciente visita a las instalaciones de Nomos Glashütte, cuyos productos la sitúan entre los fabricantes de “mejores relojes del mundo”, junto a otras marcas del sector como las suizas Rolex, Omega o TAG Heuer. En un encuentro con empleados de la empresa sajona, Scholz insistió en el mensaje a favor de la “cohesión social” en un contexto político polarizado. “La cohesión social en nuestro país es importante. Incluso en tiempos difíciles, debemos permanecer unidos y no seguir a quienes quieren separarnos”, señalaba Scholz en su visita a los trabajadores de Nomos Glashütte.

Formar a trabajadores ante la amenaza sobre la democracia liberal

El mensaje de los responsables de Nomos Glashütte parece encontrar eco en el mundo político alemán. Pero por lo que Borowski ha mostrado alivio estos días es por que cada vez son más empresas las que dicen posicionarse en favor de los principios democráticos y en contra de quienes los amenazan.

A finales del año pasado, el diario económico Handelsblatt preguntaba a las grandes empresas del índice bursátil alemán DAX por su posicionamiento sobre AfD. Sólo respondieron cinco a las preguntas de dicho diario, dando cuenta que esas firmas no tenían como prioridad manifestarse sobre el auge de AfD. Sin embargo, desde entonces, la iniciativa de Nomos Glashütte ha dejado de contarse como una excepción.

Es más, la Fundación Hertie acaba de lanzar un proyecto bautizado como “Consejo Empresarial para la Democracia”. Esta iniciativa, que recuerda a los talleres sobre democracia organizados en Nomos Glashütte, sirve a las empresas para poder formar a los empleados en asuntos como la desinformación, las narrativas conspirativas o los discursos de odio.

Borowski también ha dicho sentirse “aliviada” porque se ha quitado un peso de encima al ver que otros se han sumado a sus esfuerzos frente a AfD. En varios Länder alemanes, AfD está bajo la vigilancia de los servicios secretos de los ministerios del Interior de esos estados federados, por su radicalismo de derechas. A nivel federal, el partido lucha en los tribunales para evitar ese espionaje.

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