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Un “plan maestro” para deportaciones masivas: la reunión secreta de ultras que ha causado revuelo en Alemania

La casa de huéspedes de Potsdam, donde el partido de ultraderecha AfD asistió a una reunión y presuntamente discutió un plan de deportación.

Aldo Mas

Berlín —

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El domingo no era una un día especialmente favorable para las manifestaciones en Berlín. No llovía, pero la máxima solo llegó a los tres grados. Pese a ello, miles de personas se concentraron frente a la puerta de Brandeburgo, en la Plaza de París, para expresar su rechazo a la ultraderecha tras las revelaciones periodísticas de que varios políticos participaron en una reunión con neonazis en la que abordaron la deportación del país de millones de extranjeros y alemanes nacionalizados, lo que ha provocado un escándalo en un país que sigue marcado por su pasado.

En la concentración en la capital abundaban los carteles pidiendo la prohibición del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que en estos momentos vuela alto en los sondeos. Wolfgang, un abogado procedente de Brandeburgo, el land que envuelve Berlín, llevaba uno de ellos. “Prohibir AfD es lo correcto. Enviaría una señal clara y necesaria”, dijo Wolfgang a elDiario.es durante la manifestación en “defensa de la democracia” frente al céntrico monumento berlinés, situado a un paso del Bundestag.

La protesta fue convocada por una veintena de organizaciones de la sociedad civil, incluidos grupos del activismo climático y político, como los Jóvenes Verdes y Jusos, las juventudes del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la formación del canciller Olaf Scholz. En un lugar habitual de manifestaciones con poca afluencia, la del domingo logró llenar toda la plaza. La Policía dijo que hubo 10.000 manifestantes, mientras que los organizaciones hablaron de 25.000 personas. Otras ciudades ya habían reunido a cientos de manifestantes en favor de la prohibición de AfD y, antes del domingo, hubo otra movilización frente a la Cancillería Federal contra la formación ultra. Las manifestaciones han continuado en los últimos días en las localidades de Leipzig, Rostock y Essen.

Las protestas son, ante todo, una respuesta a las revelaciones recientes de la plataforma periodística independiente Correctiv. Una investigación firmada por una quincena de autores da cuenta de cómo lo más escorado a la derecha de la política alemana está coqueteando con la idea de 'remigración', un concepto radical cuyo objetivo sería la deportación de “solicitantes de asilo, extranjeros con derecho a quedarse en el país y los 'ciudadanos no asimilados”. Según la misma, hasta una cuarta parte de la población del país –unos 20,2 millones de personas– estaría en el punto de mira.

El medio revela que casi una treintena de personas vinculadas a AfD, la Werteunion –grupo que reúne a la derecha de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU)–, algún que otro empresario y figuras más o menos conocidas de la ultraderecha se reunieron en la Casa de Huéspedes del Lago Lehnitz, un hotel situado a las afueras de Berlín y muy cerca de Potsdam. La cita tuvo lugar el pasado 25 de noviembre, pero Correctiv publicó solo hace unos días el resultado de sus pesquisas periodísticas, que han causado indignación generalizada contra AfD, que intenta desmarcarse del encuentro.

Martin Sellner, entre los presentes

En la reunión, al parecer, participó con un papel destacado el activista Martin Sellner, quien ha admitido que estuvo involucrado en actividad neonazi en su juventud. A sus 35 años, Sellner es conocido por ser el líder del Movimiento Identitario de Austria (IBÖ, por sus siglas alemanas), un grupo de ultraderecha cuyo equivalente francés, Génération Identitairefue disuelto en 2021. En Alemania, los identitarios están vigilados por los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior, al igual que ocurre con AfD.

Sellner, que también escribe libros y ejerce de ideólogo ultraderechista, acabó presentando en la casa a orillas del Lehnitz lo que Correctiv llama el “plan maestro” que sirvió de excusa para la cita, que no era otra cosa que la “remigración”, una idea presentada por sus defensores como decisiva a la hora de saber “si sobreviviremos o no como Occidente”.

La idea de 'remigración' forma parte del “borrador estratégico” para un “cambio de régimen de derechas” recogido el último libro de Sellner. Implica la expulsión masiva del país de aquellos a los que los ultraderechistas radicales no ven con derecho a permanecer en suelo occidental. A Sellner lo secundaron otros participantes del encuentro, como Gerrit Huy, diputada de AfD en el Bundestag o Ulrich Siegmund, presidente de AfD en el land de Sajonia-Ahnalt, otro estado del este alemán. También estaba Roland Hartwig, hasta este lunes asesor de Alice Weidel, copresidenta de AfD. Los nombres vinculados a la CDU presentes en la reunión son Simone Baum y Miachaela Schneider. Ambas son responsables de la dirección de la Werteunion.

Otra de las ideas mencionadas por Sellner fue la posibilidad de trasladar hasta a dos millones de personas a territorios en el norte de África. Los participantes, según Correctiv, hablaron sobre cómo poder llevar a cabo la expulsión masiva de habitantes de Alemania, abordando aspectos como la necesidad de “cambiar la opinión pública”, según los términos atribuidos a Sellner; o la necesidad de tener paciencia, porque la 'remigración' es un proyecto a largo plazo, en caso de que alguien a los mandos del país quiera aplicarlo.

AfD se defiende

Una vez descubierto lo que el diario Bild, el más leído del país, ha llamado “encuentro secreto entre políticos de AfD y neonazis”, nadie parece asumir la responsabilidad de lo que se habló a orillas del Lehnitz. El director de eventos del hotel, Thomas Gottschalk, dijo al periódico que él y su empresa no querían tener que ver con el tema del que tanto se habló el 25 de noviembre. 

Los abogados de Ulrich Siegmund dicen que él estuvo en el encuentro a título “privado”. La propia AfD se ha visto obligada a afirmar que “no hace distinciones entre ciudadanos de primera y de segunda”, pues se define a sí misma como “un partido valedor del Estado de derecho”. En busca de credibilidad, Hartwig, el asesor de Weidel, ha dejado de trabajar para la formación, según trascendió este lunes.

Las organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos, como el Instituto Alemán para los Derechos Humanos (DIMR), con sede en Berlín, creen que el contenido de la reunión no es ninguna sorpresa. En una conversación con elDiario.es, fuentes de esta organización tachan de “fantasías” las ideas planteadas y subrayan que forman parte del “núcleo” ideológico de AfD. La organización sostiene en un documento previo que, en materia de inmigración, “AfD ha alcanzado ahora un nivel de peligrosidad para el orden básico democrático que podría ser prohibida por el Tribunal Constitucional”.

Al igual que los identitarios alemanes, tres filiales de AfD –en Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt– están reconocidas “casos extremistas de derechas” por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, nombre que reciben los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior. A nivel federal, el partido lucha en los tribunales desde 2021 para evitar las consecuencias de llevar esa etiqueta, que implicaría especial observación, vigilancia e incluso espionaje de sus órganos a nivel nacional.

Tras las revelaciones, el canciller Scholz se refirió al encuentro avisando de que “cualquiera que se oponga” al orden básico democrático libre “es un caso para el servicio de inteligencia nacional y el Poder Judicial”. El canciller participó el domingo en una manifestación en Postdam junto a la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, a la que también asistieron miles de personas.

No conseguiremos la prohibición este año”

Las informaciones constituyen una fuente de mayor presión política para AfD. No obstante, las encuestas de intención de voto colocan al partido de ultraderecha como segunda fuerza política en intención de voto. Obtendría en torno a un quinto de los votos en unas elecciones generales, siendo superada, únicamente, por los conservadores de la CDU, a los que se atribuye aproximadamente un cuarto del electorado.

En septiembre de este año se celebran elecciones en Sajonia, Turingia y Brandeburgo, tres estados del este alemán en los que AfD podría salir ganadora. Sin embargo, en este contexto, se habla también de una eventual prohibición del partido. El político de la CDU Marco Wanderwitz lleva meses trabajando en una propuesta para que el Bundestag pida al Tribunal Constitucional que se pronuncie sobre la legalidad de AfD. 

El domingo, en la manifestación de Berlín, Renate, militante en la capital de la agrupación Abuelas contra la extrema derecha, no era optimista. “No vamos a conseguir la prohibición de AfD este año. Algo así es un proceso muy largo. No vamos a conseguir que para las elecciones de septiembre haya una prohibición”, explicaba a elDiario.es. “Pero nos queda manifestarnos a favor de la democracia, los derechos humanos, la libertad de prensa y la diversidad y las diferencias en nuestra sociedad”, abundaba esta mujer, cuya organización era convocante de la manifestación del domingo.

Como ella, muchos apelaban el domingo en sus pancartas e intervenciones en Berlín a artículos básicos de la Constitución. Por ejemplo, el primero, que reza: “La dignidad humana es inviolable. Todas las autoridades estatales tienen el deber de respetarla y protegerla”.

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