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¿Quebrará Evergrande? Si eso sucede, ¿qué pasará?

Imagen de la semana pasada del rótulo de Evergrande en un edificio en Hong Kong, China.

Vincent Ni

China —
22 de septiembre de 2021 22:02 h

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¿Qué es Evergrande?

La promotora inmobiliaria Evergrande Real Estate –o Heng Da Group en chino– es dueña de más de 1.300 proyectos inmobiliarios en más de 280 ciudades de toda China. Fundada en el sur de China en 1996 por el exempresario metalúrgico Xu Jiayin, hoy en día es la segunda promotora inmobiliaria más grande del país. Sus negocios van desde el desarrollo inmobiliario a la gestión de capitales. También es un nombre conocido para los hinchas chinos, ya que es dueña del equipo de fútbol más grande del país, Guangzhou F. C.

Esta próspera empresa, que ha accedido a muchos sectores de la creciente economía china, también ha hecho a Xu uno de los miembros más ricos de la élite comercial china: según la revista Forbes, la fortuna personal de Xu asciende a alrededor de 10.600 millones de dólares.

¿Por qué está Evergrande en problemas?

En pocas palabras: una deuda cada vez mayor y una reglamentación cambiante.

Los problemas de Evergrande llegaron tras años de expansión sin límites, durante los cuales sus deudas crecieron en paralelo a su tamaño y sus activos. Ahora acarrea una deuda acumulada de más de 300.000 millones de dólares.

Algunos analistas dicen que Evergrande es en la actualidad la promotora inmobiliaria más endeudada del mundo. Se espera que este jueves la compañía pague intereses por 84 millones de dólares por la deuda de sus bonos offshore, pero las entidades crediticias no están muy tranquilas al respecto.

La promotora también es víctima del cambio de políticas del Gobierno para la administración de la gigantesca economía china. Poco tiempo después de su toma de posesión en 2013, el presidente Xi Jinping dijo que China necesitaba “cambiar el foco para mejorar la calidad y los rendimientos del crecimiento económico y buscar un crecimiento genuino y no inflado del PIB”.

Reducir la deuda se ha convertido en un elemento central de los esfuerzos de Xi por minimizar los riesgos sistémicos. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero Pekín ha estado intentándolo. Por ejemplo, el año pasado introdujo las llamadas “tres líneas rojas” para algunas inmobiliarias selectas, mediante las cuales impuso un severo límite a la cantidad de dinero a la que estas empresas pueden acceder a través de un préstamo.

En teoría, las nuevas reglamentaciones obligarían a todo el sector inmobiliario a desapalancarse para mejorar su bienestar financiero. Inicialmente, algunos le dieron el visto bueno a esta intervención. A comienzos de este año, el banco suizo UBS dijo: “Confiamos plenamente en el alcance de estas medidas”.

En realidad, las cosas parecen estar desarrollándose de manera desordenada. Antes del caos reciente, Evergrande había ofrecido sus propiedades a precio de descuento para asegurar su liquidez y así mantener el negocio a flote. Pero la fiesta se ha acabado y los compradores han perdido la confianza en un mercado inmobiliario inflacionario listo para un reajuste de precios.

Evergrande también presionó a su personal para prestarle dinero. Presentaban los préstamos como esquemas de inversión de alto rendimiento, pero aquellos que no se involucraban se arriesgaban a perder sus bonos. Este mes Evergrande dejó de reembolsarles la inversión a sus empleados, que ahora protestan en la calle a las puertas de las oficinas de la empresa, exigiendo que les devuelvan su dinero.

El precio de las acciones de Evergrande cayó más de un 80% este año. Asimismo, las agencias calificadoras de riesgo han rebajado la calificación crediticia de sus bonos.

¿Qué significa esto para China y su economía?

El mayor miedo del Gobierno es que un posible efecto contagio golpee la macroeconomía china. La desmejorada relación geopolítica con Occidente y la COVID-19 —al igual que la fortalecida campaña ideológica que busca reafirmar la influencia económica del Partido Comunista al mando— ya han suscitado temores por una posible ralentización sostenida de la segunda economía más grande del mundo.

Evergrande también debe dinero a alrededor de 171 bancos locales y a otras 121 entidades financieras. Por ende, si la empresa cesa los pagos por completo, habrá consecuencias para el sistema bancario. Algunos analistas temen que lo que sigue sea una contracción crediticia, lo que sería una mala noticia para China y la economía global.

UBS estima que hay 10 promotoras en potenciales posiciones de riesgo, cuyos contratos de compraventa suman un total de 1,86 billones de yuanes –2,7 veces el tamaño de Evergrande–. En otras palabras, Evergrande tan solo es la punta del iceberg.

El Gobierno se enfrenta a un dilema. Si intercede para rescatar a Evergrande, ¿qué mensaje dará a otras promotoras con enormes deudas? Pero si no ayuda, los efectos colaterales podrían extenderse a otros sectores de la economía.

¿Cuáles son las implicaciones internacionales?

Respuesta corta: es difícil saberlo. Nadie pudo prever realmente las implicaciones de la caída de Lehman Brothers una década atrás. No todos piensan eso: “un 'default' de Evergrande podría ser un desastre para el sector inmobiliario”, dicen los analistas de Barclays en un artículo. “Pero creemos que está lejos de ser un 'momento Lehman' en China”.

Jimmy Chang, jefe de inversiones de Rockefeller Global Family Office, cree que el efecto dominó podría extenderse más allá de China. Chang explicó a la BBC: “Si China tuviera un problema económico serio debido a Evergrande, el resto de la economía global se vería afectada por ello”.

Los titulares extranjeros de los bonos en dólares de Evergrande –que suman un total aproximado de 20.000 millones– no tienen mucho que hacer en esta situación por lo que, según los analistas, podrían ir a la quiebra. Es probable que intenten recuperar su dinero en tribunales internacionales.

El lunes los mercados se llevaron un susto con la caída del 1,7% de la estadounidense S&P, después de que Evergrande cerrara un 10% abajo en Hong Kong, la cotización más baja desde mayo de 2010. Pero al día siguiente el índice de referencia de la bolsa de Hong Kong, Hang Seng, rebotó y cerró la jornada con ganancias del 0,5%. S&P también recuperó terreno perdido.

¿Se desplomará Evergrande?

Se espera que la empresa cierre. Sin embargo, si se maneja bien, el proceso podría darle fuerza a la reforma propuesta por Xi para la economía china.

“Creemos que es difícil que Evergrande cumpla con sus obligaciones”, dice Tao Wang, economista jefe para China de UBS. “La entrega de proyectos será lo más importante desde el punto de vista de la estabilidad social. Los compradores de propiedades y los proveedores están los primeros”.

“Una posibilidad, según creemos, es que las empresas de proyectos del grupo se segreguen para asegurarse de que el valor de sus activos se materialice y para que el flujo de caja sea usado solamente para la construcción de proyectos. Además, creemos que serán necesarios una reestructuración de la deuda y un recorte del valor de los activos”, añade.

¿Cómo ven la situación en China?

En China, se espera que Evergrande no obtenga el apoyo completo del Gobierno. El editor de The Global Times, Hu Xijin, dijo la semana pasada que Evergrande no debería dar por sentado que el Gobierno lo rescataría por ser “demasiado grande para quebrar”. Pero muchas familias chinas han comprado viviendas sobre plano a esta inmobiliaria. Es posible que pierdan sus depósitos si la empresa entra en quiebra.

Puede que los aficionados al fútbol también se sientan decepcionados. A medida que avanza la historia de Evergrande, Guangzhou F. C. también busca ayuda gubernamental. Según Bloomberg, el Gobierno en Guangdong busca obtener una participación del 10% y puede que una empresa estatal intervenga para proporcionar más asistencia.

Traducción de Julián Cnochaert.

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