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Esto es lo que tienes que saber si vas a invertir en Housers o en otras plataformas de 'crowdfunding'

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Marta Garijo

Con el grifo del crédito cerrado, la crisis evidenció la alta dependencia de las empresas a la financiación bancaria. Así, se fueron desarrollando nuevas herramientas para tratar de solucionar este problema. En 2015, se aprobó la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial, que tenía por objeto regular una situación que después de haberse desarrollado en otros países comenzaba a llegar a España y se encontraba en una situación alegal como son las plataformas de crowdfunding equity y las de crowdlending. Unas empresas que ponen en contacto a muchos pequeños inversores con proyectos que necesitan financiación.

Las plataformas de este tipo llevaban un tiempo funcionando, algunas de países europeos o de Estados Unidos, pero la normativa buscaba crear un marco regulatorio en el que encajaran. Esta ley marca los requisitos mínimos que tiene que tener la empresa respecto a capital o seguros. La norma también estipula los importes máximos que un inversor puede invertir en ellas. En un entorno de tipos de interés al mínimo, estas plataformas ofrecen en algunos casos rentabilidades atractivas. Pero las altas rentabilidades conllevan riesgos.

¿Cómo funcionan?

Las plataformas ponen en contacto a pymes y startups con pequeños inversores. El objetivo es que con pequeñas cantidades se logre el objetivo de financiación necesaria para lograr el desarrollo del proyecto presentado.

¿Qué tipos de plataformas hay?

Las hay de crowdfunding inmobiliario, como Housers que invierten en inmuebles, de crowdfunding equity, donde los inversores invierten en proyectos empresariales sin cotizar, y de crowdlending, donde se gestionan préstamos participativos con los que se financian proyectos empresariales.

¿Qué riesgo asume el inversor?

El inversor que decide acudir a una plataforma de crowdfunding equity (que no hay que confundir con las de crowdfunding de recompensa que ofrecen la posibilidad de pagar una pequeña cantidad para publicar un libro o producir una película a cambio de un ejemplar o de una entrada) tiene que saber que él asume el mismo riesgo que la empresa en esta operación. El inversor se convertirá en accionista de la empresa y por tanto, la inversión estará sujeta a que el proyecto funcione.

En el caso de la inversión en inmobiliario, la rentabilidad final dependerá de que el inmueble se venda y supere el precio al que se compró. Es decir, que si se vende por encima del precio al que se compró el inversor gana, pero si –como por ejemplo ha ocurrido tras la explosión del boom inmobiliario– el precio de la vivienda baja, el inversor puede perder su inversión.

Para los préstamos participativos, el riesgo está en que la empresa devuelva la cantidad, por eso, al igual que ocurre con los bancos se pide no solo que la devuelva sino una rentabilidad adicional para devolvérsela a los inversores.

¿Se puede perder la totalidad de la inversión?

Sí, son inversiones con riesgo, no están garantizadas, por lo que es aconsejable que si se decide invertir en ellas sea dinero que no sea imprescindible.

¿En qué se invierte?

Los proyectos son variados en el caso del crowdfunding equity. En general, son empresas pequeñas que o bien van a comenzar su actividad o bien quieren desarrollar un proyecto concreto. Las compañías envían a las plataformas sus propuestas, con un objetivo económico que necesitan para que el proyecto sea viable y las condiciones financieras de la operación.

¿Qué retribución logran los inversores?

Dependiendo del tipo de plataforma. En el caso de las plataformas de crowdfunding equity, el inversor se convierte en socio de la empresa y por tanto, recibirás los dividendos que la empresa considere. Las plataformas de préstamos participativos ofrecen una rentabilidad por prestar nuestro dinero, que dependerá del riesgo y del tiempo durante el que se preste el dinero.

¿Cómo funciona el crowdfunding inmobiliario?

crowdfundingEn el caso de Housers, que invierte en inmuebles, la empresa compra un inmueble con el dinero recolectado entre todos los inversores. En este caso, se crea una sociedad diferente (no es una Socimi) para cada inmueble y los inversores pasan a ser socios de la misma. En un primer momento, la empresa alquila el inmueble y los inversores reciben mensualmente un porcentaje del dinero por esto. La compañía se queda con una comisión por los servicios. El objetivo final es vender el inmueble y repartir los beneficios entre los inversores, aquí es cuando se puede o no recuperar la inversión total. Si el inmueble no se vende o si se vende por un precio más bajo al que se compró, la inversión no se recuperará.

¿Están reguladas estas plataformas?

La CNMV ha autorizado a 16 plataformas a fecha de hoy. Sin embargo, de estas 16 que tienen la licencia solo hay seis registradas, el paso final que establece la ley para garantizarque cumplen los requisitos de la normativa y asegurar que puedan seguir operando. Housers y otras compañías, por ahora no tiene autorización de la CNMV.

¿Pueden operar las plataformas sin autorización?

La ley de Fomento de la Financiación Empresarial, que se aprobó el 28 de mayo del año pasado, les daba un periodo de gracia de 15 meses para que las plataformas que estuvieran en funcionamiento pudieran seguir operando. El periodo de gracia terminó a finales de julio y a partir de ese momento, las plataformas según la normativa solo podrían seguir funcionando con proyectos que ya tuvieran en marcha antes de esa fecha. Así, en la web de la CNMV aparecen en este momento Easy Financing Club, La Bolsa Social, Lignum Capital, Colectual, Socios Inversores y Tu Triple A.

¿Hay límites para la inversión?

Sí, la ley establece que ningún inversor no acreditado invierta a través de una misma plataforma más de 3.000 euros en el mismo proyecto publicado por una misma plataforma. Además, se compromete a que no invierta a través de ella más de 10.000 euros en doce meses.

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