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Formación y financiación: los básicos para romper las barreras del emprendimiento

Emprendedoras

Uno de los desafíos que ha puesto sobre la mesa la pandemia sanitaria es la necesidad de promover la innovación y los nuevos negocios que tienen un impacto social y económico positivo para sus comunidades. Pero también habilitar redes de acompañamiento para que puedan crecer y ser sostenibles en el tiempo. Aunque son muchas las mujeres que se animan a dar el primer paso, históricamente las emprendedoras han tenido mayores dificultades a la hora de conseguir financiación en comparación con sus homólogos varones. “Lamentablemente, el emprendimiento suele ser percibido como un dominio típicamente masculino, así que podemos hacer mucho más para dar a conocer y subrayar el papel de las mujeres emprendedoras, no solo de las ”estrella“, sino de todas ellas”, comenta Jan Brinckmann, profesor en Esade Business School, especializado en la materia.

Banco Santander tiene un firme compromiso con el empoderamiento femenino en todos los mercados donde opera, que se traduce en programas formativos y diferentes soluciones financieras para ayudar a las mujeres a avanzar. En esta estrategia se enmarca, por ejemplo, Santander’s Cultivate Small Business Program, una iniciativa dirigida a ayudar a las pequeñas empresas de mujeres, minorías e inmigrantes. Es una experiencia de aprendizaje inmersiva gratuita de 12 semanas, que combina la educación a nivel de MBA en habilidades de gestión empresarial específica de la industria con subvenciones de capital y acceso a una red local de expertos del sector.

Este otoño, Ana Botín, presidenta de Banco Santander, se reunió en Nueva York con un grupo de mujeres empresarias que han participado en esta iniciativa. “Llegué a este programa como cocinera y me fui como empresaria. He cocinado toda mi vida, desde que tengo 12 años. Nadie me concedió un crédito nunca. La ayuda de Santander ha sido la primera que he recibido para mi negocio”, comenta Tresia Smith. También Tania López, fundadora de la marca Coqui The Chef, explica su experiencia. Tania tenía un vínculo especial con el banco, donde trabajaba su tía, algo de lo que se muestra orgullosa. “Cuando me enteré de este programa me sentí muy cercana a ella y quise impresionarla y decirle ‘lo conseguí’. Por primera vez sentí que toda mi familia me apoyaba de verdad, porque antes no entendían qué estaba haciendo. Ahora reconocen que soy una emprendedora”.

Para Botín, “cada etapa de una empresa requiere diferentes habilidades. Cuando se es muy pequeño, solo se trabaja en familia. Luego empiezas a tener empleados y a ser más formal. Lo realmente importante es entender lo que necesitan en cada etapa, y si podemos ayudaros con eso tenemos que hacerlo, porque al final ustedes son el corazón de la economía. Lo que me motiva es tener impacto en 157 millones de personas y empresas. Hacer las cosas de la manera correcta para tener un impacto positivo”.

Este programa que promueve la filial del Santander en Estados Unidos nació en 2017, y se ha extendido a Boston, Nueva York, Nueva Jersey, Filadelfia, Dallas y Miami, apoyando a pequeñas empresas de la industria alimentaria, muchas de ellas lideradas por mujeres y que son parte vital de los vecindarios y las comunidades donde se desarrollan.  “A finales de año, el número total de emprendedores que han pasado por el programa ascenderá a 360, mientras que las ayudas de capital previstas ascenderán a 1,2 millones de dólares”, destaca la máxima ejecutiva del grupo español.

Microfinanzas en Latinoamérica

Banco Santander tiene una clara propuesta de empoderamiento e inclusión financiera, que se concreta en cifras: llegar a 10 millones en el periodo 2019-2025. De momento, avanza a paso firme hacia esta meta y ya ha empoderado financieramente a más de nueve millones de personas a través de tres líneas de actuación: acceso a los servicios bancarios básicos, financiación y formación. Sólo desde comienzos de este año ha concedido 677 millones de euros a través de sus programas de microcréditos presentes en ocho países de Latinoamérica.

Los pequeños negocios son vitales en las comunidades de la región, donde muchas de las mujeres que acceden a la financiación son madres cabeza de hogar. Es el caso de la mexicana Mercedes Cruz, en el estado de Hidalgo. Tras quedarse sin trabajo durante la pandemia, decidió poner en marcha un negocio de venta de comida puerta a puerta. Tuiio, uno de los principales programas de Banco Santander para impulsar la inclusión financiera, le dio un préstamo y le proporcionó educación financiera para que su emprendimiento, El Sazón de Ángel, se materializara y pudiera generar ingresos para mantener a la familia. “Sin este préstamo no habríamos podido despegar. Empezamos de cero con ese dinero”, comenta Mercedes. 

Su historia es la de miles de mujeres que pertenecen a comunidades vulnerables en diversas zonas de Latinoamérica y que generalmente están excluidas de las instituciones financieras formales. Tuiio ofrece productos y servicios financieros a la población de bajos ingresos en México: el programa ha atendido a más de 259.000 clientes desde 2017, cuando se puso en marcha, y con más de 264.000 microcréditos concedidos. El 92% de los clientes son mujeres emprendedoras.

Otro de los programas estrella del banco es Prospera, que nació en Brasil para contribuir al crecimiento de pequeños negocios que no tienen acceso al sistema financiero tradicional. Santander Brasil ha destinado más de 1.400 millones de euros —9.000 millones de reales brasileños— en microcréditos en 1.500 ciudades desde hace casi dos décadas. Rita de Cássia soñaba con profesionalizar sus servicios como esteticista en la ciudad São Paulo. Con el empujón de un pequeño crédito financió la creación de su clínica de estética y pudo acceder a una renovación para hacerse con una motocicleta con la que desplazarse a los domicilios de sus clientes. “Empecé a trabajar muy joven. Ha sido un camino difícil, pero este es mi verdadero sueño”.

Los programas para impulsar el emprendimiento femenino también se extienden a España. Empresas como Balbisiana, fundada por la joven abogada Paula Babiano, que cambió el despacho por la repostería; o We Are Knitters, creada por Pepita Marín y Alberto Bravo para vender paquetes Do It Yourself  —hazlo tú mismo— de lana, agujas y patrón para que cada uno teja sus propias prendas, han contado con el apoyo del Banco Santander para tomar impulso. Mientras que la primera, que comenzó como un negocio online, ya tiene local en Madrid y vende sus productos a particulares y empresas, We Are Knitters tiene vocación internacional y factura el 95% fuera de España. 

Ya son cuatro millones de pequeñas y medianas empresas a las que Banco Santander apoya día a día, ofreciendo productos y servicios financieros, asesoramiento y acompañamiento.

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