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¿A oscuras por el cambio climático? Así afronta Iberdrola los fenómenos extremos

Restablecimiento del suministro a la Isla de Tabarca (Alicante) tras el temporal de principios de abril de este año.

Tomás Muñoz M.

¿Está preparada la red de distribución eléctrica española para hacer frente a fenómenos tan extremos como la DANA que azotó Levante en 2019 o la borrasca Filomena? En principio, la respuesta debería ser no, debido a que lo benigno del tiempo en nuestro país hace que los contratiempos derivados de la meteorología sean tradicionalmente poco frecuentes. Sin embargo, esto está cambiando y las complicaciones son cada vez más habituales como consecuencia del cambio climático. Por esta razón, Iberdrola lleva años trabajando para evitar que los usuarios se queden a oscuras. De esta forma, por muy complicado que sea el contexto, la inversión en I+D+i y la generalización de las redes inteligentes y digitales están consiguiendo que la frecuencia y duración de apagones se reduzcan al mínimo hasta convertirlo en algo casi anecdótico.

En España, existen numerosas conexiones aéreas en la red de transporte de la energía —las torres eléctricas—, propiedad de Red Eléctrica, debido a la extensión y la orografía. Esto hace que permanezcan expuestas a las inclemencias del tiempo. Según un reciente análisis estratégico realizado por i-DE, la empresa de distribución eléctrica del grupo Iberdrola, los principales impactos originados por los eventos meteorológicos extremos se pueden agrupar en tres grandes grupos: fuertes vientos y tormentas; desbordamientos fluviales, crecidas del mar y lluvias torrenciales; e incendios incontrolables. Aunque todos estos fenómenos ya sucedían antes de la crisis climática, desde la entidad tienen claro que su número y virulencia se han elevado en los últimos tiempos.

Por suerte, las fuertes inversiones que realizan las compañías en la digitalización de sus redes están haciendo posible la transición energética de nuestro país hacia un modelo más sostenible. Tanto es así, que la firma —una de las cuatro grandes empresas energéticas españolas— ha invertido durante los últimos tres ejercicios un total de 1.600 millones de euros para transformar sus redes en inteligentes. El resultado es la reducción en un 16% en la duración de las interrupciones del suministro eléctrico, los llamados apagones, durante el año pasado. Entre los ejemplos de situaciones extremas a las que se ha enfrentado se encuentran las riadas en Levante de 2019, “cuando se restauró el servicio en menos de tres minutos al 65% de los usuarios y en una hora al 80%”, o la mencionada gran nevada de enero de 2021, “con un 70 % de los clientes recuperando el suministro en menos de 30 minutos”, detallan fuentes de la entidad.

Además de la digitalización de la red y el despliegue de equipos humanos y técnicos, las compañías deben contar con un potente sistema de predicción y anticipación de eventos adversos. Es en este punto donde entran en juego las nuevas tecnologías basadas en la ciencia del dato, la inteligencia artificial o el machine learning. Al margen de contar con toda la información de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y de otros organismos, las propias empresas desarrollan sus propios modelos predictivos que incorporan nuevas variables que tienen en cuenta el cambio climático. Así, Iberdrola cuenta con MeteoFlow “para predecir situaciones adversas y, a la vez, optimizar la producción de renovables”, así como con la herramienta Domina, en este caso enfocada a “monitorizar periódicamente la correcta operación de los sistemas”. La combinación de este tipo de aplicaciones permite “mejorar la capacidad de respuesta y abaratar las reparaciones, repercutiendo en un menor coste para el sistema y en definitiva para los clientes”, especifican los técnicos de la compañía.

Las energéticas toman otras medidas contra los fenómenos extremos derivados del cambio climático, como el soterramiento de las redes aéreas en aquellas zonas donde existe riesgo de sufrir un impacto importante. Al mismo tiempo, en las áreas naturales donde esto no es posible, se procede a podar la vegetación con el fin de evitar que entre en contacto con las líneas. Junto a todo ello, la empresa i-DE apuesta por “utilizar drones o sistemas para la inspección de las redes mediante rayos láser —conocidos como LIDAR— que funcionan como un sistema de gestión de emergencias y alerta temprana”, precisan sus expertos. “Los diseños de las instalaciones, el uso de nuevos materiales o las ubicaciones de las subestaciones y centros de transformación son aspectos que igualmente se deben tener en cuenta para evitar afecciones en la red”, puntualizan.

De norte a sur, de este a oeste

El resto de Europa y del mundo no escapan a esta problemática y los fenómenos extremos se pueden producir de forma imprevista en casi cualquier lugar del planeta. Durante los dos últimos años, su número se ha multiplicado y, según indica la ONU, a través del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), “el ser humano es uno de los principales culpables”. Las compañías encargadas de la red despliegan todos sus recursos para hacer frente a estas crisis climáticas. Su eficacia es a menudo reconocida por diferentes entidades y administraciones públicas. Por ejemplo, la empresa filial de Iberdrola en el noreste de Brasil, Neoenergia Cosern, ha sido recientemente elogiada por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) porque sus 1,4 millones de clientes tuvieron suministro eléctrico de manera ininterrumpida durante el 99,98% de las horas anuales.

De igual forma, el Edison Electric Institute (EEI) de Estados Unidos (EE.UU) hizo valer el papel desempeñado por las firmas RG&E, UI, NYSEG y CMP —también filiales de Iberdrola— durante las tormentas extremas que afectaron a varias áreas del país a finales de 2019 y 2020, así como en el paso del huracán Ida en el estado de Luisiana en 2021 —a través del Premio de Respuesta ante Emergencias (Emergency Response Award)—. Finalmente, la filial de la compañía en Reino Unido, SP Energy Networks, también ha sido reconocida por su capacidad a la hora de afrontar una serie de fuertes vendavales en 2021, cuando logró restablecer el servicio completo a 200.000 clientes afectados, de los que un 89% volvió a tener luz en 24 horas, mientras que el 96% lo logró en menos de 48 horas. Estos números se pueden considerar todo un éxito, teniendo en cuenta que, solo en EE UU, el número de grandes apagones anuales en todo el país asociados al clima “ha ascendido de 50, a principios de la década de 2000, a los más de cien actuales”, según los datos que manejan las entidades The Associated Press y Report for America Statehouse News Initiative y que sirven para ejemplificar la compleja situación actual.

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