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La cría de linces en cautividad cumple una década con dos nuevos nacimientos en Granadilla

Un cachorro de lince de la campaña de reproducción de 2014 /Programa Ex-Situ.

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El pasado fin de semana, una hembra de lince que llegó desde Andalucía al centro de Zarza de Granadilla en 2011, tuvo dos cachorros. Pocos días antes, el de marzo, en el centro de Silves (Portugal) tenían lugar otros tres nacimientos, los primeros de esta temporada.

Son dos muestras cercanas y recientes de cómo año a año se están dando grandes pasos para la reintroducción del lince ibérico en la península, en una franja que se extiende desde Castilla la Mancha, Extremadura, Andalucía y Portugal.

El programa de cría en cautividad del lince ha logrado para esta temporada un total de 27 parejas, repartidas en los cinco centros de cría en cautividad adscritos al proyecto y ubicados en España y Portugal. Siete de ellas se encuentran en el centro de Zarza de Granadilla (Cáceres), cinco en El Acebuche (Huelva), una en el Zoobotánico de Jerez (Cádiz), siete en La Olivilla (Jaén) y siete en el centro de Silves (Portugal). El año pasado la temporada reproductora en estos centros de cría en cautividad se cerró con 24 cachorros, 10 machos y 14 hembras.

El ejemplo americano

Diez años atrás, la situación del lince ibérico era muy poco optimista de cara al futuro. Los escasos ejemplares que se mantenían en libertad aparecían cada vez más amenazados por los habituales atropellamientos, envenenamientos, carreteras que limitan sus desplazamientos…

Por ello, e imitando el modelo que los americanos desarrollan para preservar el visón, el Centro Superior de Investigaciones Científicas puso en marcha un programa para la cría de linces en cautividad. Si las cosas se ponían muy feas para los linces en libertad, los criados en cautividad podrían aportar valioso material genético para mantener la especie.

Bajo la dirección de la bióloga española Astrid Vargas se inició este programa que permitió asistir en 2005 al primer triple parto de esta etapa. Sucedió en un mes de marzo de hace diez años en un centro que la Junta de Andalucía construyó en Doñana (El Acebuche). Los técnicos pudieron asistir al nacimiento por un circuito cerrado de televisión.

Fue una noticia espectacular por las posibilidades que abría para reintroducir la especie. Sin embargo, semanas después una pelea acabó con la vida de dos de los tres cachorros. Golpe doloroso, pero muy ilustrativo a cerca del comportamiento de los cachorros en cautividad.

Crías en Extremadura

Al centro de El Acebuche, en Doñana, le siguieron el de La Olivilla, en Sierra Morena, también de la Junta de Andalucía y el de Silves, en el Algarve portugués.

En marzo de 2011, Extremadura entraba en ese programa de salvar al lince y abría sus puertas el centro de cría de Zarza de Granadilla. En una superficie de 15.000 metros cuadrados, con tres módulos independiente, área de cuarentena para la aclimatación de los animales recién nacidos, y 16 recintos con jaulones, el centro de Granadilla se sumaba así a este proyecto ibérico que está recibiendo una notable ayuda de fondos europeos. Se espera que este año nazcan en el centro extremeño casi una treintena de crías.

El mismo año que abría el centro de Granadilla comenzaron a liberarse algunos ejemplares nacidos en cautividad.

El balance de esta década indica que han nacido alrededor de 300 ejemplares en cautividad y que tras las últimas liberaciones de estos días son ya ochenta los linces nacidos en cautividad que campan en antiguos territorios linceros. No todo son datos amables. Se estima que también ha habido unos veinte linces fallecidos, casi todos por causas humanas, como atropellos, furtivismo y caza, lo que contradice la norma internacional que desaconseja estas iniciativas si no se han eliminado antes las causas que motivaron la extinción de la especie que se pretende reintroducir. En el sur de Badajoz hubo también a finales del pasado verano un extraño caso de envenenamiento, cuyas causas la Junta se comprometió a investigar y explicar pero sobre el que sigue el manto de silencio y ocultamiento.

Diez años después del primer nacimiento del programa ex situ, uno de cada cuatro felinos que viven en la naturaleza procede de la cría en cautividad, que se ha convertido en un salvavidas para este especie.

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