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En marcha la red extremeña de solidaridad con el pueblo colombiano

Paz Extremadura Colombia

Jesús Conde

“No hay ninguna justificación para que el conflicto armado continúe en Colombia”. Con estas palabras del secretario de la ONU el I Foro Internacional por la Paz en Colombia ha reclamado desde Mérida un proceso que acabe con la violencia.

Organizaciones sociales y activistas han puesto en marcha la red de solidaridad de Extremadura con el pueblo colombiano, nacida en el seno de este foro. Se trata del primer encuentro celebrado en España tras la firma de la paz hace dos años.

Se ha debatido sobre el regreso de los desplazados, la titularidad de las tierras o la violencia aún existente -más de 300 sindicalistas asesinados desde el acuerdo de paz con las FARC-.

El grupo de apoyo que nace en Extremadura es una apuesta por el diálogo. Aboga por hacer una labor pedagógica por la paz, dentro y fuera de las fronteras colombianas. También por la asistencia a las víctimas del conflicto (16% del total de la población del país según la Organización de Naciones Unidas).

“Nos vamos juntando, abrazando y articulando para aportar desde el ejercicio de nuestra ciudadanía global en las propuestas de construcción de paz”. El encuentro ha reunido a parte de la sociedad civil extremeña, con juristas, asesores y activistas. Todos debatiendo en torno a la necesidad de construir. 

Junto a ellos Fundación Triángulo, Mujeres en Zona de Conflicto, Paz con Dignidad y Brigadas Internacionales de Paz, a los que se han sumado el Instituto Internacional para la Acción no violenta, Fundación Ciudadanía o la Oficina de cooperación universitaria al desarrollo de la UEX, entre otros.

El foro de Mérida

Diana Tamayo, de la asociación Extremadura y Colombia por la Paz, destaca que ha sido un foro para la escucha. Para tomar nota de las estrategias y las oportunidades que se abren en este momento histórico.

La entidad ha organizado el foro junto con AECOS, la Asociación extremeña de Comunicación Social, con la financiación de la Agencia Extremeña de Cooperación al Desarrollo.

Hasta Mérida llegaron voces para contar en primera persona el proceso. Han asistido asesores y analistas de las denominadas “Mesas de Diálogo” con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Se ha analizado la Mesa de Quito, donde negocian el Gobierno de Colombia y ELN. Se ha hablado de los 'dramas humanitarios' que vive la población civil y se han puesto encima de la mesa una serie de conclusiones y una declaración por la paz.

“Un grito a la libertad y la paz”

El asunto más repetido ha sido la necesidad de prestar apoyo y hacer incidencia en torno a la situación de Colombia. Una de las personas asistentes ha sido Edimberto Daza, líder campesino de la Fundación para los Derechos Humanos en el Centro y Oriente de Colombia. Lanza un grito a la libertad y a la paz.

“Pedimos a gritos el apoyo de las organizaciones internacionales. Pedimos el pronunciamiento de la realidad de lo que está pasando en Colombia”. Insiste en hacer pedagogía de la paz, en que el proceso siga avanzando; algo que no está ocurriendo según denuncia.

Este activista se encuentra en España con un programa de acogida de defensores de los derechos humanos: ante “la situación de riesgo y amenaza de algunos dirigentes”. Explica cómo en nuestro país se piensa que el proceso de paz es una realidad, que todo está a las 'mil maravillas. “Pero esa no es la realidad”.

Sobre el proceso de paz y sus cumplimientos, señala que las FARC han cumplido en un 80 por ciento, pero estima que el Gobierno sólo en un 20. “Una situación bastante difícil, cuando el Gobierno debería ser el más interesado en que se implemente este proceso de paz en Colombia”.

“Por parte del Gobierno el proceso avanza a paso de tortuga, muy lento. Los defensores de los derechos humanos tenemos la esperanza de que se logre, pero tenemos mucha preocupación porque aquellas regiones que han dejado la insurgencia de las FARC están siendo tomadas por el paramilitarismo. Y eso sí que es bastante preocupante”.

Dos procesos de paz en Colombia

En el mismo sentido señala Diana Tamayo que los ponentes han coincidido en que hay dos procesos de paz. Un primer proceso donde hay un acuerdo y que requiere una implementación --que es el acuerdo con las FARC--. “Está teniendo muchas dificultades para su implementación porque el cumplimiento ha sido muy minoritario, lento y con obstáculos”.

Y el otro proceso es la negociación en la mesa de Quito, que está suspendido, “y que es una llamada a que se vuelvan a sentar las partes”.

Frente a esto reivindica un acompañamiento internacional para proteger a defensoras y defensores. Trabajar desde la solidaridad por Colombia y seguir haciendo un trabajo de educación para la paz.

Piensa que queda mucho por hacer. “Los procesos de paz requieren mucho tiempo y apenas llevamos unos dos años en un trabajo concreto”. 

Más temas de debate

En el foro ha habido más protagonistas, como Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, organización de la sociedad civil que promueve el respeto y reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI en el Caribe colombiano.

También un recuerdo especial para la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y sus víctimas. Se trata de una comunidad fuertemente golpeada por el conflicto armado, que se declaró neutral y ha construido alternativas de desarrollo local, aun en medio de la guerra.

Se ha debatido sobre los logros, las trabas y las negociaciones para alcanzar una paz estable y duradera en Colombia, así como su implementación tras los acuerdos de La Habana. Se han analizado los desafíos desde los movimientos sociales, los movimientos indígenas, campesinos y de afrodescendientes. Se ha hablado de las personas refugiadas.

Otra de las voces participantes ha sido el abogado y político español Enrique Santiago, contratado por el Gobierno de Noruega para asesorar a las FARC en sus negociaciones con el Estado colombiano en la Mesa de La Habana.

Las reivindicaciones del foro

Las personas participantes en el I Foro Internacional por la Paz en Colombia reclaman al estado colombiano que brinde las garantías suficientes y necesarias para proteger la vida y el trabajo de las defensoras y defensores, líderes y lideresas ante las sistemáticas persecuciones, amenazas y asesinatos.

También que asegure los mecanismos para que las víctimas en Colombia y en el exterior sean el centro de la construcción de paz y tengan el acceso a una ciudadanía plena. Creen necesario que se implementen políticas públicas que superen las causas estructurales que han generado el conflicto y la violencia en Colombia.

“Exigimos acciones contundentes y concretas para el desmonte definitivo del paramilitarismo”, al mismo tiempo que inciden en garantizar el no retroceso en materia de derechos humanos, particularmente lo referente a los derechos de las mujeres, personas LGBTI y derechos sexuales y reproductivos.

Exigen al Estado Español y la Comunidad Internacional que continúe y persista el acompañamiento, seguimiento y verificación en la construcción de paz, para que ésta sea estable y duradera.

Suman la necesidad de incluir en sus políticas de cooperación internacional la priorización del acompañamiento técnico y financiero en la construcción de paz, estableciendo los mecanismos para que el apoyo llegue directamente a los territorios y poblaciones más afectadas, entre otras cuestiones.

Como sociedad civil, en el ejercicio de una ciudadanía global, subrayan que seguirán trabajando por la paz en Colombia, a través del fortalecimiento de nuevas pedagogías, exigir la implementación de los enfoques diferenciales (género, territorial y étnico) y de los cuidados.

“Somos artífices en la construcción de nuevas narrativas para la memoria y la promoción de nuevos escenarios de reconciliación. Reconocemos y valoramos la importancia de la Comunidad Internacional en el acompañamiento y la consolidación de la paz”.

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