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Cinco razones para temer la mosca negra si vives en Madrid o Zaragoza

Hembra de mosca negra. Foto: US Department of Agriculture

Jordi Sabaté

“Más que picar, muerden con su boca en forma de sierra; tienen una saliva que por un lado anestesia, de modo que no sientes el ataque, y por el otro no deja que la sangre se coagule para poder trasvasar cuanta más mejor; después, cuando para el efecto anestésico, es cuando notas el dolor y ves la irritación que provoca el tajo”.

Quien así hablaba era Jose Ángel Bañuls, uno de los biólogos que trabaja para Higia Ibérica empresa de sanidad ambiental integrada en la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), en el artículo Mosca negra: por qué este verano puede ser un problema de salud pública, que este medio publicó en mayo del pasado año.

ANECPLA acababa de emitir por aquel entonces un comunicado en el que advertía que las fuertes lluvias de esta primavera auguran un aumento de las picaduras de los dípteros más problemáticos, especialmente el mosquito tigre y la mosca negra. En aquellos momentos, se estimaba que en una ciudad como Zaragoza, emblema del río Ebro, la mosca negra provocaba cada año cerca de 28.000 visitas al ambulatorio por irritaciones dérmicas e inflamaciones.

Este año, lejos de aminorar, el problema se ha extendido a localidades como Madrid, Arganda del Rey o Rivas, que hasta ahora desconocían la presencia de este díptero, algo más robusto y oscuro que los mosquitos, y cuya picadura resulta extraordinariamente dolorosa. Por no citar los cuerpos del ejército, voluntarios y bomberos que estuvieron presentes en los incendios de Tarragona, en la comarca de la Ribera del Ebro y la sufrieron especialmente.

Pero no se trata, contra lo que algunos creen, de una especie invasora, como el mosquito tigre, sino que es una especie autóctona en el sur de Europa. Ahora bien, a diferencia de los mosquitos, sus larvas no proliferan en aguas estancadas sino que precisan de ríos y riachuelos más o menos limpios y con agua corriente y oxigenada.

Tal vez por ello se trate de una especie desconocida por la gran mayoría, ya que tiene su pico en verano, sobre todo cuando hace calor, que es cuando las ciudades y pueblos suelen estar vacíos y la gente ha migrado a la costa de vacaciones. Por otro lado, la mosca negra pone sus huevos en el reverso de las hojas de la vegetación acuática y de márgenes, por lo que crían bien en cañaverales, hierbas de ribera y plantas que están enraizadas en el fondo del río, siempre que el agua corra.

Cinco razones para temer la mosca negra si vives cerca de un río

- La falta de limpieza de los cauces de los ríos: las políticas ecológicas respecto a los cauces de los ríos, cuando no la falta de presupuesto para realizar limpiezas de fondo, tienen su reverso en que prolifera el sustrato ideal para que las plantas acuáticas arraiguen y, por tanto, crezcan en la superficie. El experto citado en el artículo de año pasado explicaba que desde 2007 se han reducido mucho los presupuestos municipales o comunitarios para limpieza de ríos.

- El aumento de vegetación acuática y de márgenes: En los años en que las lluvias primaverales son potentes, se produce un efecto de arrastre y el fondo se llena de sedimento. En los años más secos, este sedimento puede ser menor, pero si se mantiene la vegetación de otros años por falta de limpieza, las larvas de mosca negra podrán desarrollarse. En este sentido, las políticas de recuperación del cauce natural del Manzanares a su paso por Madrid, además de numerosas especies de pájaros y algunos mamíferos, también han recibido la llegada de la mosca negra.

- Las bajas lluvias de primavera: aunque parezca una contradicción, un régimen de lluvias primaverales bajo también puede favorecer la mosca negra, ya que el aumento importante de caudal por lluvias torrenciales suele ejercer un efecto de arrastre que limpia el fondo, sobre todo, en los tramos urbanos. Cuando llueve poco o con lluvias de poca intensidad, el cauce permanece sucio en el fondo y limpio en superficie, sin aportes nuevos pero sin perder sustrato de fondo, lo que posibilita el crecimiento de la vegetación y de las larvas de mosca negra.

- El verano caluroso que se espera: se espera que este sea un verano más caluroso de lo normal, y el calor favorece el ciclo reproductivo de la mosca negra, de modo que si tiene un río de aguas limpias y fondos fangosos, con plantas donde criar y además noches tórridas, por encima de 20ºC, su ciclo se acelerará y pronto las nubes de mosca negra se cernirán sobre los paseantes de Madrid, Zaragoza y otras ciudades.

- La caída de la población de murciélagos: el quinto elemento es la ausencia del predador natural de la mosca negra, que son los murciélagos, que han experimentado un gran retroceso en las ciudades por culpa de los elementos urbanos que entorpecen su actividad, la baja densidad de insectos y la falta de refugios. De hecho, en el Manzanares y en el Ebro se han instalado casetas de pájaros para propiciar que regresen y contengan plagas como la de la mosca negra.

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