Manolo Saco
Se llama Fernando Ferrín Calamita (¿del latín?: calamitas, desgracia), y es un juez ultra cristiano de Murcia. Ya gozaba de fama entre la carcundia por haber mandado detener, hace 20 años, cuando era juez en Chiclana, a dos mozas que se bañaban en top less en la playa, y no en el supermercado. Es de esos jueces que se creen en el derecho (el Derecho es suyo, no lo suyo) de enjuiciar a quienes promulgan las Leyes, antes que aplicarlas disciplinadamente. Por ejemplo, ha expresado públicamente, para justificar alguna de sus sentencias pintorescas, que la Ley de Divorcio aprobada por mayoría del Congreso fue un error.
Tiene abierto un expediente para dilucidar por qué retrasó más de un año el proceso de adopción de una niña por parte de una mujer lesbiana. Pero ahora se ha superado. En una sentencia que espero le cueste la carrera de una vez por todas, ha otorgado la custodia de dos hijas a su padre, al entender que la relación lésbica que mantiene la madre «influye negativamente en la educación y crecimiento armónico» de las niñas.
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