Una batalla de 1813, un monumento de 1917 y una estimación de 360.000 euros para salvar del deterioro la seña de Vitoria
La empresa Petra, que ve en la obra una ocasión para reconocer los “detalles de extraordinario valor” de este monumento centenario, alerta de que hay elementos en avanzado estado de deterioro
El monumento a la batalla de Vitoria, en el centro de la plaza de la Virgen Blanca ELDIARIO.ES/EUSKADI
Un monumento inaugurado en 1917 recuerda que Vitoria fue una plaza clave en el comienzo del fin de la invasión napoleónica de España poco más de cien años antes, en 1813. La obra escultórica, que terminó de erigirse en aquel año de acuerdo con los planos esbozados por Gabriel Borrás y se inauguró coincidiendo con la fecha especial del 4 de agosto, ha sido sometido a algunos lavados de cara en su siglo largo de vida, pero el Ayuntamiento de la ciudad ha asumido ya que debe acometer una rehabilitación integral cuyo montante no será inferior a los 360.000 euros. El Consistorio “ha identificado el problema, sabe qué patología tiene el enfermo y a cuánto asciende el coste y ahora toca intervenir”, ha ilustrado esta semana la concejala de Cultura, Sonia Díaz de Corcuera (PNV), que estima que las obras se prolongarán durante un periodo de al menos cinco meses.
La empresa Petra, que ha elaborado un informe y una propuesta de intervención a partir de un detallado estudio, apunta a un avanzado deterioro en diferentes puntos de la escultura, a tratamientos con productos inadecuados y dañinos en el pasado y a desajustes que son resultado de actos de vandalismo. Hay incluso, entre las páginas, fotografías de colillas y botellas que se acumulan sobre la piedra del monumento, junto a otros restos. Abre la puerta, además, a retirar la bancada que abarca el perímetro de la zona baja, con tal de impedir el acceso directo, preservar mejor el monumento y que se aprecie en todo su conjunto.
No sería la primera restauración a la que se somete el monumento. Como recoge el análisis, ya fue objeto de una primera restauración en 1963, cuando se cumplían 150 años de la batalla. Fue acometida por el escultor Aurelio Rivas, que también trabajaba por entonces en las obras de la catedral nueva de la ciudad, la de María Inmaculada. Más de dos décadas después, en 1985, el taller de escultura de la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, a cuya cabeza estaba el propio Rivas, se encargó de llevar a cabo una segunda restauración, en este caso más completa. “En esta última restauración se aplicó una capa de resina con el objetivo de favorecer la conservación de la piedra caliza en el tiempo, pero, por el contrario, es uno de los problemas actuales que presenta el soporte pétreo, ya que no deja transpirar a la piedra y está produciendo descamaciones, falta de cohesión y pérdidas volumétricas en el soporte pétreo”, indica el informe.
El monumento, visto a través de uno de los arcos de la plaza de España ELDIARIO.ES/EUSKADI
El estudio se ha enfocado en el estado de conservación del monumento visto desde distintos ángulos. En cuanto a los metales, el informe asume que las condiciones climatológicas, con abundantes lluvias, influyen “enormemente en la velocidad y la profundidad de los procesos corrosivos desarrollados sobre el metal”. Hay también diversas instancias de lo que se denomina “corrosión galvánica”, que afecta a los metales menos nobles (como puede ser el hierro) y en este caso se deja notar sobre todo en el caso del fusil, cuyo bronce, como el de la mano que lo sostiene, tiene “fractura y deformación”.
Pero más allá de las escorrentías, las reacciones químicas y los diferentes óxidos que se pueden formar y los nombres técnicos que los acompañan (tenorita, cuprita, brochantita, antlerita, covellita...), el informe habla también en términos más planos: hay “suciedad superficial generalizada”, “excrementos, plumas y nidos” de aves, “basura arrojada sobre el monumento como latas, botellas, prendas textiles”, “varios nidos de avispas alfareras” y hasta “restos de pintura blanca en forma de chorretones en algunas zonas de la escultura”. En el apartado dedicado a la documentación fotográfica del estado de conservación del monumento, se adjuntan, además de ejemplos de roturas y pérdidas volumétricas, botellas de agua de plástico y otros residuos encajados en zonas elevadas del conjunto escultórico.
El deterioro de la piedra es amplio y variado. El informe categoriza los daños en cuatro bloques, que son pérdida de materia, aporte de materia, alteración cromática y deformación y rotura. La zona más afectada por la erosión es aquella que está más expuesta a las condiciones climatológicas y los daños causados por los humanos, así como la que se encuentra bajo una “capa gruesa de productos antigrafiti”, donde el deterioro es mayor. Y ha habido desprendimientos. En poco más de una década, desde 2013, se han recogido “seis fragmentos desprendidos” que ahora se custodian en dependencias municipales con la intención de volver a pegarlos en el futuro y se han perdido incluso zonas del monumento, como la cabeza de Marte. Esta es la que apunta al norte, una zona alegórica en la que del dios de la guerra surgen los rostros de José Bonaparte y el mariscal Jourdan, a los que el propio Marte les indica el camino que han de seguir montados a caballo para regresar a Francia.
Hay zonas en las que la piedra es débil por su composición, hay desplacaciones y arenización, colonización biológica, costra negra, fisuras y eflorescencias salinas, según el documento de Petra, en cuya elaboración han participado varios profesionales. “En las zonas lisas y toda la parte baja del monumento, la piedra se encuentra reabujardada debido a intervenciones agresivas de limpieza. También parece que haya sufrido una limpieza con una abrasión agresiva, para la eliminación de pintadas y grafitis, de los que todavía existen trazas”, añade el escrito.
Han sido muchas las voces que venían reclamando una restauración integral del monumento. Se encontraba, de hecho, en la lista roja de Hispania Nostra, que recalca que “presenta un alto estado de deterioro con múltiples fisuras y desprendimientos, de manera que todo lo que sobresale del relieve, como gorros, sables, bayonetas, plumas, espuelas, estandartes o símbolos, está roto, doblado o desaparecido”. Ya en 2013, con motivo del segundo centenario de la batalla, la Asociación Histórica Vitoria 2013 redobló sus avisos por el deterioro del que es el principal icono de la ciudad. Hablaba ya entonces de “ramas de olivo sustraídas, indumentaria fragmentada, rostros desaparecidos, extremidades mutiladas y una multitud de detalles que manifiestan la destrucción progresiva”. Esta asocación reclama, además, que el monumento quede protegido bajo la figura de bien de interés cultural. A comienzos de 2024, el PP recordó esa petición y acusó a las instituciones de falta de implicación en la preservación.
Retirada del banco y urgencia con los bulones
A raíz de los varios problemas estructurales detectados en el monumento, son muchas las actuaciones que Petra propone acometer para mejorar la situación. De las cuatro guirnaldas decorativas con las que cuenta, una se encuentra “en estado de riesgo de caída”, dado que sus anclajes, que se conocen con el término técnico de 'bulones', se han visto muy deteriorados. “Con urgencia”, apremia el informe, habría que cambiar los nueve bulones que dan soporte a esa guirnalda. En cualquier caso, y aunque con menos urgencia, “se aconseja reemplazar todos los bulones”. Otro bulón, el del fusil, fue dañado en un acto de vandalismo y esto ha propiciado el surgimiento de una holgura por la que se cuela agua. “Se indica que hay riesgo de potencial caída de la pieza en un futuro si no se realiza la reparación para parar el daño”, se abunda.
Por ser esencial para “su apreciación estética, su lectura histórica y tecnológica y su futura estabilidad físico-química y estructural”, la limpieza se halla entre las fases de mayor calado de toda la restauración. Aunque se da por hecho que ni el metal ni la piedra podrán ser nunca homogéneas en su totalidad por su reactividad al entorno, se han llevado a cabo ya pruebas de limpieza que se tomarán como punto de control para evaluarlas con el paso del tiempo. “La limpieza debe ser homogénea, sin reinterpretar el bien cultural ni dar lugar a falsos históricos”, se subraya. Por ello, la intervención que se propone sobre el soporte de piedra estaría encaminada hacia el freno de los daños y causas del deterioro, la recuperación de la integridad física material y la recuperación de “la unidad potencial y calidad estética de la obra, sin ocultar las huellas del paso del tiempo”.
La leyenda ("A la independencia de España") descolorida y colillas y otros restos, como paquetes de tabaco, desperdigados por la piedra ELDIARIO.ES/EUSKADI
En el caso del metal, se propone una doble intervención: por un lado, habría de haber conservación y restauración (frenando y corrigiendo el deterioro, sustituyendo elementos de anclaje que se encuentran ya muy degradados, frenando la corrosión, la erosión y la disolución de las pátinas y proporcionando un acabado protector), mientras que por otro se habría de acometer un “reconocimiento técnico y constructivo de la obra escultórica en bronce”. ¿Qué supone esto? “La intervención puede proporcionar una ocasión excelente para reconocer sus características técnicas y estilísticas y poner en valor, además, el indudable interés artístico de ese grupo escultórico. El naturalismo minucioso y el dramatismo de sus figuras y expresiones contiene detalles de extraordinario valor apenas reconocibles desde el suelo de la plaza, y menos aún con la vibrante distorsión cromática que presenta la alteración de las pátinas”, se anima. Se tiene la confianza de que los trabajos permitirán también “registrar cada detalle topográfico que indique posibles elementos técnicos” que a su vez ayudarán a “saber cuántas piezas salieron de la fundición, con qué materiales se unieron y ensamblaron entre ellas y acaso cómo se anclaron al soporte pétreo del monumento”.
En la piedra, se recomienda una “limpieza de la capa de enmugrecimiento y eflorecencias salinas”, lo que conllevaría limpiar con agua y “cepillos de cerda sintética, para evitar dañar las superficies”. Está previsto, asimismo, valerse de un biocida, un producto, se señala, “ensayado en fase de pruebas”. Uno de los cambios más palpables se propone en el siguiente epígrafe, bajo el concepto de “eliminación de elementos ajenos a la obra”, lo que incluiría deshacerse del cemento de morteros desprendidos y de reconstrucciones de cemento, pero también del banco que rodea el perímetro de madera. Con esta acción se pretende “evitar el acceso directo al monumento” y “poner en valor el conjunto del monumento”. Se recomienda de igual manera eliminar una resina que se aplicó en la década de 1980, sensible por la exposición directa a los agentes atmosféricos.
El monumento, con la torre de la iglesia de San Miguel al fondo ELDIARIO.ES/EUSKADI
El presupuesto total para el proyecto se fija en 296.920 euros, que, sumado el IVA, se van hasta los 359.273,20. De entre ese dinero, la partida más amplia, de hasta 30.000 euros, iría dirigida a eliminar el material inadecuado (incluida la resina aplicada en la década de 1980), la mugre y la costra negra. Hay también 20.000 euros destinados a la “reintegración volumétrica con piedra nueva similar a la original”, así como 45.000 a la limpieza del bronce, 18.800 a la “limpieza de la capa de enmugrecimiento y eflorecencias salinas”, 980 a la documentación fotográfiva previa y posterior y 2.800 para la aplicación de un antipintadas en la zona baja. En la valoración económica no se suma la instalación de un 'sistema anti-aves', que incluye redes, pues habrá de determinarse, se dice, su conveniencia y coste.
Misa de campaña en la Virgen Blanca con motivo del 150.º aniversario de la batalla de Vitoria PHOTOARABA
Inspirado en el modelo de Waterloo, en Bélgica, se consideraba que colocar el monumento “donde tuvo lugar la acción decisiva de la mencionada batalla” permitiría dotar a la ciudad de un conjunto monumental más amplio, con “una mesa de orientación y descripción de la batalla que abarque el terreno donde tuvo lugar la misma para que sea conocida la gloriosa gesta española”. El plan terminó por ser desestimado, al no haber “motivos suficientes para efectuar el traslado del citado monumento”.
elDiario.es/Euskadi
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