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El comercio vasco afronta los retos del relevo generacional, la adaptación digital y la reducción de la brecha de género

Una calle comercial de Vitoria

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El comercio vasco se enfrenta en los próximos años a tres retos principales: el relevo generacional (el 72% de los gestores tiene una edad superior a los 45 años), la reducción de la brecha de género (la antigüedad es menor entre las mujeres) y la adaptación digital, que sigue creciendo y se sitúa ya en el 20% de establecimientos. El 'Barómetro del Comercio Minorista', publicado esta semana, señala que el 46,2% de los establecimientos comerciales de Euskadi tienen una trayectoria profesional de más de dos décadas, aunque en el último año se ha incrementado la cantidad de comercios de reciente creación.

Sector monopolizado por 'micropymes'

El comercio está monopolizado por las micropymes, pues hasta el 95% de los negocios del conjunto del sector emplean menos de diez personas: el 35% da trabajo a una; otro 35%, a dos, y tan solo el 4,3% supera las diez. Los extremos los representan el comercio de alimentación no especializado por uno (donde la media alcanza los 12,8 trabajadores) y el de venta de artículos del hogar y el de la alimentación especializado por el otro (con apenas dos).

El perfil de las personas empleadas en el sector del comercio se mantiene constante. Es eminentemente feminizado, pues cerca de siete de cada diez empleados son mujeres, una proporción que ha crecido 1,5 puntos con respecto al anterior barómetro. Y la presencia de mujeres es incluso mayor en algunos ramos de la actividad comercial, como el de la Salud y Belleza y el de la Moda, donde roza el 90%. Estas proporciones, sin embargo, no acaban de reflejarse entre los gestores de estos comercios minoristas: seis de cada diez responsables del comercio minorista son mujeres, pero la proporción de mujeres con responsabilidad en la gestión comercial se ha reducido en 6,9 puntos porcentuales. La brecha de género también se extiende a la antigüedad: el 36,3% de los puestos femeninos tienen una antigüedad menor a los cinco años, mientras que entre los hombres es solo del 31,8%; el 37,5% de los hombres empleados en el sector tiene más de 20 años de antigüedad, porcentaje que se desploma hasta el 26,8% en el caso de las mujeres.

Más del 65% de los trabajadores tienen 45 años o más

El relevo generacional, tanto entre los empleados como entre los gestores, es otro de los retos que afronta el comercio vasco. Más del 65% de los trabajadores tienen 45 años o más, mientras que apenas un 14,1% de los puestos los ocupan menores de 34 años. Las diferencias en este punto son palpables también entre los comercios de mayor tamaño y los de menos empleados: cuanto menor es el comercio y menos personas empleadas tiene, mayor es la proporción de jóvenes entre sus filas. Y los desbarajustes no se difuminan tampoco en el caso de los gestores, entre los que la media de edad está fijada en los 50 años, con una tasa de jóvenes menores de 34 años que tienen responsabilidades en la gestión comercial apenas llega al 6,7%.

El barómetro también se ha interesado por la visión que los comerciantes tienen de la actividad que desempeñan, para contrastarla con la óptima de los clientes y dilucidar si encajan. Y la conclusión es que no: las prioridades de unos y otros son dispares. Los comerciantes priman la atención personal y ponen junto a ella al 'producto en sí mismo' como los valores más importantes, y relegan al tercer plano que el precio se ajuste a las características del producto. Los consumidores, sin embargo, valoran más que nada el producto en sí mismo y aprecian que el precio se corresponda con las características del producto más que la atención personal.

Dos de cada tres establecimientos se renueva

En su afán por brindar una mejor atención a los clientes, dos de cada tres establecimientos comerciales vascos han acometido en los últimos seis años alguna reforma o renovación, y la mayoría de ellas han conllevado alguna clase de inversión. Además, la digitalización no se detiene, con un incremento notable en el uso de programas de gestión para la actividad comercial, que sirven de apoyo en áreas como la venta, la facturación y la gestión de 'stocks' y compras. Y el pago electrónico no deja de crecer, con unos pagos en efectivo que continúan a la baja desde 2020, impulsados por la pandemia de COVID-19. El gran debe en este sentido, sin embargo, es el de la venta y la compra online, que no supera el 20%. El consumo a través de Internet crece y crece, pero se concentra en los grandes grupos y da la espalda al comercio minorista, que no atribuye más del 5% del total de ventas a esta modalidad.

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