¿Para cuándo el Gobierno vasco?

Si se cumple la tradición, el lehendakari, Iñigo Urkullu, podría ser reelegido para un segundo mandato en un plazo aproximado de dos meses. El PNV, por boca de Josu Erkoreka, ha dicho que su deseo es completar un proceso protocolario de varias etapas “cuanto antes”. La elaboración de los presupuestos de 2017 espera como primer gran reto del nuevo Gobierno vasco.

En todo caso, lo primero es cerrar el escrutinio. Hasta el día 30 no se recontará el denominado “voto CERA”, el de los residentes en el extranjero. Lo que puede parecer un puro trámite en esta ocasión puede resultar determinante para el juego de mayorías. En Bizkaia, el PNV arrebató en el último momento el último escaño a EH Bildu. No obstante, la diferencia sigue siendo salvable para la coalición abertzale, apenas 80 papeletas. Leire Pinedo aspira a relevar a Mikel Arruabarrena. En Álava y Gipuzkoa el PSE-EE y Elkarrekin Podemos tienen prácticamente imposible alcanzar a PNV y EH Bildu, respectivamente. Solventado esto, hay plazo hasta el 5 de octubre para alegaciones antes de que los resultados se eleven a definitivos.

¿Y después? Los parlamentarios podrán empezar a acreditarse en el registro de la Cámara, en la segunda planta del legislativo. Cuando lo hagan 25, se activa ya el reloj de la nueva legislatura y se convoca la sesión constitutiva, que elige la presidencia y la nueva Mesa. El reglamento interno, en todo caso, fija otro trámite entre ese pleno y la investidura, la constitución de la comisión de incompatibilidades. Es al final de este pleno de puro trámite cuando se fija la fecha del pleno de elección de lehendakari. En 2012, 53 días separaron las elecciones de la investidura de Urkullu, un plazo similar al de otras legislaturas pretéritas.

Sin posibilidad de bloqueo

Aunque el PNV haya ganado sin mayoría absoluta (29 de 75 escaños, a nueve de esa barrera) el sistema de investidura vasco impide un bloqueo similar al que se vive en el Congreso de los Diputados. Sólo en una situación extrema (una pinza de EH Bildu, Elkarrekin Podemos y PSE-EE o PP ya descartada por los protagonistas) Urkullu no podría gobernar. Y, aún en ese caso, no habría bloqueo ya que la oposición debería consensuar un candidato a lehendakari alternativo.

El mecanismo es sencillo. La investidura no evalúa solamente a un aspirante. Todos los partidos tienen derecho a proponer a su ‘número uno’. A partir de ahí, sus señorías eligen entre los que se presenten o se abstienen. No hay ‘noes’ ni vetos. En una primera votación, es necesario tener mayoría absoluta. Pero, en segunda vuelta, basta con tener más votos que otro candidato. Incluso aunque sean menos que las abstenciones.

En 2012, Urkullu fue investido con sólo los 27 votos del PNV en segunda vuelta frente a 21 logrados por la candidata alternativa de EH Bildu, Laura Mintegi. Otros 27 aforados votaron en blanco, una suma suficiente para haber bloqueado la gobernabilidad con el sistema de las Cortes Generales. Si el escaño de Bizkaia no varía, con 29 aforados, el grupo 'jeltzale' lo tendría relativamente sencillo en esta ocasión.

La historia electoral muestra que a lo largo de diez legislaturas ha habido opciones de todo tipo. José Antonio Ardanza (dos veces), Juan José Ibarretxe (en una ocasión) y Patxi López fueron elegidos con mayoría absoluta a la primera, siempre fruto de coaliciones o acuerdos políticos. En el resto de ocasiones, incluido el precedente más reciente, se necesitaron dos sesiones. Como curiosidad, en 1980, no todos los parlamentarios del PNV respaldaron la candidatura de Carlos Garaikoetxea en primera vuelta. Años después, el partido se partiría y el lehendakari lideró una escisión EA, que este mes de septiembre cumple 30 años.

El proceso se completa con un acto protocolario en Gernika, junto al roble símbolo de los fueros vascos. Allí se celebra una sesión parlamentaria extraordinaria en la que el lehendakari electo jura su cargo.