Tubos Reunidos no pasa por su mejor momento. La investigación abierta por la Audiencia Nacional sobre presuntas 'mordidas' pagadas por la empresa, de hasta 114.950 euros según el magistrado instructor, supuestamente para engrasar el rescate de la SEPI tras la pandemia, pilla a la compañía de Amurrio de nuevo en números rojos, con la plantilla en ERTE y con el crédito participativo de la SEPI ahora motivo de investigación que está aún por terminar de devolver.
Los aranceles de Donald Trump a la exportación de acero afectan directamente a la producción de esta compañía para la que Estados Unidos es su principal mercado. Trump ha vuelto a poner el agua al cuello de la empresa que salvó la SEPI hace cuatro años, ya que en el primer semestre de este año ha perdido 28,4 millones de euros y acumula 244 millones de euros de deuda. Como añadido, la investigación abierta ahora por posibles comisiones coloca en el punto de mira a una de las empresas que ha sido buque insignia de la industria vasca.
Cuando la SEPI dio el visto bueno al rescate de Tubos Reunidos, la empresa, perteneciente al sector del acero, fundamental en el entramado industrial vasco, estaba en claro declive y encadenaba su sexto año en pérdidas. En 2020, en plena pandemia, los números rojos superaron los 101 millones de euros, el doble que en 2019. Así que los 112,8 millones de euros concedidos por el Estado a través Fondo de Apoyo a la Solvencia para Empresas Estratégicas (FASEE), constituido para apoyar a las empresas más afectadas por la pandemia de COVID-19, llegaron con una especie de maná a finales de 2021. Ese mismo año redujo las pérdidas a 64 millones y en 2022 la compañía volvió a la senda de los beneficios, con 43,5 millones de euros en positivo, el mejor resultado del grupo desde el año 2008, aunque la situación de la plantilla ha seguido sometida a vaivenes de ERTE en función de los pedidos, algo que siempre se ha denunciado desde los sindicatos, que consideran que una inyección de dinero público de estas características debe contar garantías para el empleo.
El dinero de la SEPI estaba destinado a financiar el plan estratégico de la empresa hasta 2026, con el que quería retomar el camino que se truncó en la pandemia hacia la transición energética y la descarbonización con la intención de “abordar nuevos mercados y sectores de actividad con especial presencia en energías limpias e hidrógeno”, y se presentó como algo absolutamente necesario para garantizar la continuidad de la empresa. En aquel momento, se descartó que la ayuda de la SEPI supusiera un asiento para la sociedad estatal en el consejo de administración de la compañía, y así fue, aunque fuentes de la empresa señalan que el organismo ha estado informado en todo momento del destino de la ayudas.
Lo cierto es que la ayuda de la SEPI se hizo esperar. Pasaron seis meses antes de que el Consejo de Ministros diese luz verde al rescate. En esos momentos la SEPI pasaba momentos convulsos. La polémica política sobre la ayuda de 53 millones de euros aprobados a Plus Ultra Líneas Aéreas, pese a que la aerolínea en 2019, justo antes de la pandemia, apenas operó 823 vuelos, el 0,03% del total, dejó en cierta pausa la actividad de la sociedad pública. La ayuda se concedió bajo la presidencia en la SEPI de Belén Gualda, después de que el anterior presidente, Vicente Fernández Guerrero, hubiera dimitido por su implicación en el ´caso Aznalcóllar´.
Pese a la espera, había otras empresas en la cola de las ayudas a las que Tubos Reunidos adelantó. Será el juzgado el que determine ahora si fue el expresidente de SEPI, Fernández Guerrero, reconvertido en asesor de Tubos Reunidos “hasta hace unos meses”, el que medió a cambio de dinero para ello, según se desprende en la escasa documentación conocida de la causa abierta, todavía secreta y en la que están imputados también Leire Díez y Antxon Alonso. Desde Tubos Reunidos sólo han confirmado que fue asesor de la empresa “hasta hace unos meses”, pero que no se ha especificado desde cuando prestaba estas labores de asesoría para la empresa.
En el camino desde la concesión de las ayudas de la SEPI, en 2023, la empresa mudó la presidencia. Francisco Irazusta dimitió como presidente de Tubos Reunidos para asumir “un nuevo reto profesional en una compañía internacional fuera de España”. Le sustituyó en el cargo Josu Calvo. Fundada en 1892, está especializada en la fabricación de tubos de acero inoxidable sin soldadura y tiene unos 1.200 empleados.