La fortuna, auténtica protagonista de ‘Pericles, príncipe de Tiro’ en el Festival de Mérida
La fortuna y su enorme influencia sobre la vida humana es la auténtica protagonista de “Pericles, príncipe de Tiro”, la más épica y desconocida obra de Shakespeare, que puede verse en la 65 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida hasta este domingo, 14 de julio.
La propuesta es una coproducción del Festival de Mérida y el Festival Internacional de Artes Escénicas de Uruguay (FIDAE).
La obra, una versión de Joaquín Hinojosa dirigida por el argentino Hernán Gené, demuestra que lo que somos, lo que nos ocurre y lo poco que llegamos a realizar depende de la interacción de multitud de factores totalmente imprevisibles y en los que apenas intervenimos. Somos hijos del azar.
En este periplo teatral, Pericles, encarnado por Ernesto Arias, es una hoja movida por el viento, un personaje empujado y vapuleado por los caprichos del universo, que no conoce ni puede controlar, y lucha por sobreponerse al dolor y sufrimiento que esto le produce clamando piedad a los dioses, “solo soy un pobre hombre a merced de vuestros designios”.
Una tempestad conduce a Pericles hasta Pentápolis, donde consigue la mano de la hermosa princesa Taisa (Ana Fernández). Tiempo más tarde ella está embarazada y deciden embarcarse de regreso a Tiro.
De nuevo, quizá por el adverso y cruel destino o porque Pericles es un auténtico gafe, una violenta tormenta les sorprende en plena travesía mientras Taisa da a luz a una niña. Desdichadamente, la madre muere en el parto y los marineros arrojan su cuerpo a las aguas cumpliendo con las leyes del mar.
Orgullosos, creemos controlarlo todo, sin embargo, un hecho fortuito, una decisión no premeditada o una mera casualidad es capaz de cambiar nuestras vidas. Cualquier acción, por nimia que sea, puede acarrear consecuencias insospechadas. Tal y como afirma Pericles, “la vida es un soplo al que no hay que aferrarse”. Por ello, cuando sucede alguna desgracia la mente nos tortura.
Este es solo el principio de un largo y enrevesado relato colmado de aventuras y desventuras que sigue un ritmo trepidante acompañado de música tan actual como Pink Floyd. Su director ha sido capaz de dar a la obra un carácter moderno al tiempo que se mantiene fiel al espíritu original de la antigua Grecia.
Pericles perderá a su amada esposa primero y a su hija recién nacida después, no obstante, el sendero de la vida es inescrutable y la fuerza del destino, que le separó de los suyos, volverá a reunirles para resolver el entuerto con un final feliz.
El misterio de la pérdida y el amor redescubierto después de una confusa y angustiosa ausencia conforman la esencia de esta loca y colorida puesta en escena que salta del melodrama a la tragedia y de la tragedia a la comedia con saltos en el tiempo, convenciones de género abandonadas y cambios súbitos en el estilo narrativo.
Metateatro
En este montaje hay, además, teatro dentro del teatro. Su elenco interpreta a un grupo de actores de la Compañía del Kartoffel Theater , dirigida por Eiwob Divad, que ensayan un reemplazo de última hora para el papel de Pericles, por lo que el actor principal se ve supeditado a las mismas fuerzas externas que el príncipe de Tiro.
Al reparto debutante se unen José Troncoso, Óscar de la Fuente, Marta Larralde y María Isasi, única que repite sobre la arena del Tetaro Romano, además del propio Gené en el papel de narrador.
Durante algo más de dos horas, todos ellos dan vida a reyes tiránicos, madrastras malvadas, piratas, pescadores, resucitados, dioses que bajan del cielo para ayudar al protagonista y otros que se enemistan con él, en una historia donde los buenos reciben su recompensa y los malos su castigo. Más de treinta personajes concentrados en un elenco de siete actores.
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