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Engaño por bandera

Gabriel Sánchez Suer, concejal de Villafranca Avanza

Vivimos días de cambio político -cambio lento pero firme- un cambio que necesita de la gente, tanto así como la gente necesita que las instituciones entiendan que su obligación es velar por sus vecinos y vecinas, algo que le cuesta comprender a un equipo de Gobierno que lleva tantos años a su antojo y que no conciben que el Ayuntamiento de Villafranca de los Barros es de todos y todas.

En este año hemos visto cómo se repartían puestos de trabajo con sueldos de miseria y a la vez, cómo se gastaba dinero público en expropiaciones sin sentido e innecesarias, o cómo se tapaba con mentiras la constante campaña electoral en la que viven. Hemos visto cómo se simulaba un convenio donde el Ayuntamiento se comprometía al pago de 200.000 euros bajo un falso compromiso del Gobierno extremeño que ni existe ni existirá; y con el engaño por bandera, despachan a cualquiera que plantee queja o duda, siguiendo sin reproche los dictados del engaño y el tapujo, sin ruborizarse lo más mínimo cuando ven a sus vecinas y vecinos trabajando por 300€ al mes con las excusa de “no hay para todos”, mientras ellos se reparten sueldazos al alcance de pocos en este pueblo.

Vemos casi petrificados cómo se sigue aplicando la política faraónica de obras sin sentido y a su vez se abandonan edificios de vital trascendencia como pueden ser colegios públicos; observamos casi estupefactos cómo se prometen institutos sin ser de competencia municipal y a su vez se mantienen patios de infantil en una situación peligrosa para nuestros niños y niñas.

Gobernar para la mayoría decían, pero a la vista de las circunstancias, parece que gobiernen a su gusto, sin importar en absoluto lo que pueda querer o necesitar la gente de Villafranca. No podemos llegar a entender que se mantengan certámenes a lo que no va nadie con unos presupuestos desmesurados. O que se sigan haciendo “comilonas” como Gastromúsica, destinadas a unos pocos privilegiados, que además de dejar fuera a la mayor parte de la ciudadanía, deja fuera a la mayor parte de nuestros hosteleros.

Esto no puede explicarse sin entender que nos gobierna gente con una única bandera, la suya, gente con su propio criterio alimentado por un sentido de la verdad absoluta, que impide que puedan comprender, que gobernar es pensar en todos y todas durante toda la legislatura, evitar el pensamiento único, porque sencillamente ni una victoria electoral ni mil te dan el derecho a mentir ni a engañar.

Se avecinan cambios políticos, y esos cambios solo los puede traer el pueblo, gente con ganas de ser escuchada y de participar en las decisiones que afectan a su vida diaria, un pueblo crítico que lo cuestione todo, capaz de filtrar información y de decidir con su propio criterio que tipo de personas les gobernará. Un pueblo libre de engaños y para ello todo llegará.

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