Detectan más cantidad de metales en la orina de los adolescentes que usan cigarrillos electrónicos con frecuencia
Los adolescentes que usan cigarrillos electrónicos de manera frecuente presentan más uranio y plomo en su orina que los usuarios y usuarias ocasionales, según un estudio publicado este martes en la revista Tobacco Control. El trabajo analiza los datos de una muestra representativa de adolescentes entre 13 y 17 años en Estados Unidos, que incluye 200 usuarios exclusivos de estos cigarrillos, y también indica que quienes usan productos con sabores dulces registran mayores niveles de uranio en la orina que los que prefieren sabores de menta.
Los autores del trabajo advierten de que el vapeo frecuente entre adolescentes podría aumentar el riesgo de exposición tóxica al plomo y al uranio. “El uso de cigarrillos electrónicos durante la adolescencia —concluyen— puede aumentar la probabilidad de exposición al metal, lo que podría afectar negativamente al desarrollo del cerebro y los órganos”. Y subrayan la necesidad de implementar regulaciones y una prevención específica de este tipo de productos.
Un hábito cada vez más extendido
Vapear es cada vez más popular entre los adolescentes en España. Un estudio piloto para el Plan Nacional sobre Drogas indicaba recientemente que 25,2% de los menores de 12 y 13 años reconocía haber vapeado alguna vez en su vida, el 21% en el último año y del 11,2% en el último mes. La ministra de Sanidad, Mónica García, aseguró en su cuenta de X que “los vapeadores tienen apariencia de juguetes y sabores dulces, pero son perjudiciales y suponen la antesala del tabaquismo”.
Esta tendencia preocupa a las autoridades sanitarias, y más después de que se haya revelado la presencia de ciertos metales en los aerosoles y líquidos de los cigarrillos electrónicos. Su absorción es especialmente dañina durante los períodos de desarrollo, dicen los investigadores de este nuevo trabajo, citando investigaciones que muestran que niveles elevados de exposición están relacionados con deterioro cognitivo, alteraciones del comportamiento, complicaciones respiratorias, cáncer y enfermedades cardiovasculares en los niños.
Medir la cantidad de metal
La intención de los investigadores era descubrir si los niveles de metales potencialmente tóxicos podrían estar asociados con la frecuencia de vapeo y si el sabor podía influir de alguna manera. Para ello, seleccionaron a 200 adolescentes que vapeaban con diferentes frecuencias y analizaron sus muestras de orina para detectar la presencia de cadmio, plomo y uranio. La frecuencia de vapeo se designó como ocasional (1 a 5 días/mes), intermitente (6 a 19 días) y frecuente (más de 20 días), mientras que los sabores de vapeo se agruparon en cuatro categorías mutuamente excluyentes: mentol o menta; fruta; dulces, como chocolate o postres; y otros, como tabaco, clavo o especias, y bebidas alcohólicas o no alcohólicas.
El análisis de las muestras de orina mostró que los niveles de plomo eran un 30% más altos entre los vapeadores frecuentes que entre los vapeadores ocasionales. Los niveles de uranio en orina también fueron dos veces más altos entre los vapeadores frecuentes que entre los vapeadores ocasionales. La comparación de los tipos de sabores indicó niveles de uranio un 90% más altos entre quienes usaban sabores dulces para vapear que entre los que optaban por mentol/menta.
Los autores recuerdan que este es un estudio observacional y, como tal, no se pueden sacar conclusiones definitivas sobre los niveles de metales tóxicos y la frecuencia/sabores del vapeo. También advierten que los niveles de metales tóxicos en los vaporizadores variarán según la marca y el tipo de vaporizador utilizado y la presencia de uranio en la orina “puede ser atribuible a diversas fuentes, incluida la exposición ambiental a depósitos naturales, actividades industriales y la ingesta dietética, añaden.
“Aun así, se sabe que estos compuestos causan daño a los humanos”, escriben. “Los productos de cigarrillos electrónicos con sabor a caramelo constituyen una proporción sustancial de los vapeadores adolescentes, y el sabor dulce de los cigarrillos electrónicos puede suprimir los efectos severos de la nicotina y mejorar sus efectos reforzadores, lo que resulta en una mayor reactividad cerebral”. “Estos hallazgos exigen más investigación, regulación del vapeo e intervenciones de salud pública específicas para mitigar los daños potenciales del uso de cigarrillos electrónicos, particularmente entre los adolescentes”, concluyen.
El origen son las resistencias metálicas
Para Pablo Olmedo, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, los resultados de este estudio son consistentes con los de otros estudios que relacionan el consumo de cigarrillos electrónicos con una mayor exposición a metales. Las resistencias metálicas de estos dispositivos se calientan a altas temperaturas para generar el aerosol que se inhala, recuerda, y estudios anteriores han demostrado que en este proceso el aerosol se contamina con una amplia variedad de metales provenientes de la resistencia.
Los resultados de este estudio apoyarían el establecimiento de políticas más estrictas para el control del uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes
“Este estudio es importante ya que añade más evidencia al papel de los cigarrillos electrónicos como fuente de exposición a metales”, comenta Olmedo en declaraciones a SMC España. En su opinión, debido a la gran toxicidad del plomo y a sus efectos especialmente nocivos en la población más joven, los resultados de este estudio apoyarían el establecimiento de políticas más estrictas para el control del uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes. La gran similitud en cuanto a la composición y el funcionamiento de los cigarrillos electrónicos en todo el mundo, hacen de este un problema que afecta a todos los países donde el uso de estos dispositivos sea frecuente“.
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