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La cooperación extremeña, una aliada de los derechos de las mujeres LGTBI en el proceso de paz de Colombia

Activistas y miembros del colectivo Caribe Afirmativo

Jesús Conde

El final del conflicto armado en Colombia no puede limitarse al abandono de las armas. También necesita desmontar los imaginarios de odio y la negación de derechos hacia las mujeres y el colectivo LGTBI.

Con esta filosofía la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional al Desarrollo financia un proyecto de Fundación Triángulo y Caribe Afirmativo empeñado en combatir la LGTBI-fobia en el mundo rural en este país latinoamericano. Centra su mirada en las más vulnerables, las mujeres lesbianas, bisexuales y trans.

Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, destaca la necesidad de construir la paz bajo los cimientos del enfoque de género. Han elaborado un informe que releva que Colombia ha registrado más de 450 homicidios de mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales desde 2014.

Bajo el proyecto ‘Enterezas’ buscan dar una respuesta estatal a las violencias contra las mujeres LGTBI. Promueven un enfoque diferencial para mostrar los crímenes de odio contra ellas, contra los desplazamientos forzosos, las violencias sexuales, los homicidios o el maltrato policial.

Una de las tareas de Caribe Afirmativo a través de la cooperación extremeña es garantizar unos espacios seguros y dar visibilidad a las mujeres LGTBI. También ha marcado las directrices para las fiscalías y los cuerpos de seguridad, con el objetivo de lograr el reconocimiento del enfoque diferencial de las violencias que sufren estas mujeres.

Acuerdo de paz y movimiento LGTBI

El acuerdo de paz entre el Estado y las FARC en Colombia incorporó, como un hito histórico, la presencia del movimiento LGTBI en las mesas de negociación de La Habana de la mano del colectivo feminista. Sin embargo las estadísticas muestran que en 2018 se denunciaron 120 homicidios hacia líderes y lideresas, siendo un año en el que los asesinatos se incrementaron.

“No es que se haya ‘homosexualizado’ la paz, como decían los grupos antiderechos. Hemos identificado que el activismo LGTBI lo tuvo más difícil y necesitamos que un ejercicio de post conflicto garantice un reconocimiento pleno de sus derechos”.

Desde Caribe Afirmativo su director explica que la singularidad del movimiento en el país latinoamericano es que se construye en el marco de un conflicto armado. En el control territorial la orientación sexual o expresión de género no hegemónica resultaba incómodo. “Tanto el Estado como los grupos guerrilleros, en sus prácticas cotidianas en el conflicto con sus proyectos políticos, habían expulsado, asesinado, desplazado o había complicado la vida de las personas LGTBI”.

“Nos ha tocado hacer un ejercicio en tres vías, el primero pedagógico, tanto con el Estado como con las FARC, para mostrarles qué hay detrás de las orientaciones sexuales no normativas. También demostrar, constatar con hechos, que el conflicto armado sí nos estaba afectando, que esos proyectos políticos y a veces esa misma presión de persecución por parte del Estado estaban haciendo más difícil la vida de las personas LGTBI de manera directa o indirecta”.

Visibilidad de las personas LGTBI

Triángulo y Caribe Afirmativo redoblan esfuerzos hacia la mujer por el propio contexto del movimiento LGTBI en América Latina, “un movimiento muy urbano, muy gay y muy clase media”.

“Hay una invisibilidad de las mujeres lesbianas, bisexuales y trans y una invisibilidad de lo que pasa con el colectivo en el mundo rural. Colombia no es una excepción, ha tenido muchos avances que se han quedado en la capital, en Bogotá, y en algunas ciudades más intermedias. A otras zonas como la región Caribe, que es muy rural y culturalmente muy lejos de Bogotá, no llega con la misma fuerza. No sólo la implementación legislativa de protección de derechos LGTBI, sino tampoco las afirmaciones afirmativas por parte del Estado”.

Hoy que los grupos armados se han ido de la ruralidad los líderes LGTBI pueden ejercer su activismo sin la presión de los grupos armados y sin necesidad de migrar hacia la capital. “Será emocionante ver qué significa ser un líder o una lideresa lesbiana, gay, bisexual, transgénero e intersexual en el campo, con el campesinado, con el contacto con todos los valores que tiene la ruralidad. Con el contacto con los valores propios que tiene la ruralidad”.

En el proceso de empoderamiento de las mujeres quieren dar visibilidad a los contextos indígenas en su entorno de pobreza y de ruralidad y fortalecer los liderazgos desde esas múltiples formas de ser mujer. “Miramos hacia las necesidades más básicas de las personas, cómo lograr diversificar las políticas campesinas o agrarias para que las mujeres y los hombres trans puedan participar en igualdad de condiciones en las políticas agrarias”.

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