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En Extremadura siguen existiendo “pisos patera” donde se hacinan temporeros y familiares

Temporeros vendimian en Almendralejo / JCD

María José Rodríguez

Durante las campañas del tomate, el tabaco, la cereza,  la aceituna y la uva Extremadura atrae a diferentes comarcas temporeros procedentes principalmente de Rumanía, que en muchos casos como ocurre en la población pacense de Almendralejo deciden mantener su residencia permanente, habitando en ocasiones auténticos “pisos patera” que impiden unas condiciones adecuadas de higiene y rutinas, entre otros problemas.

Para mejorar la situación de esta comunidad, que en la capital de Tierras de Barros, se concentra principalmente en la barriada de San José, se ha puesto en marcha un programa de mediación sanitaria y social dirigido por Médicos del Mundo, con la colaboración de los servicios sociales del Ayuntamiento, la Junta, así con el apoyo de la Fundación Ruiz López y la asociación vecinal de la barriada.

La técnico que dirige el proyecto, Patricia Jara, y la mediadora rumana, Carmen Fortutiu, explican a este diario que aún están en la fase de diagnóstico de esta intervención y  en permanente contacto con trabajadores sociales municipales, con el objeto de asesorar especialmente a población rumana de etnia gitana.

Ambas indican que continúan existiendo  lo que se conoce técnicamente con el concepto de “pisos patera” donde estas personas sobreviven  en condiciones de hacinamiento gran parte del año, puesto que en los últimos tiempos, muchos de los temporeros han decidido quedarse a residir con sus familias en Almendralejo, de donde se desplazan a otras comunidades en determinadas campañas agrícolas.

Obstáculos 

Este  programa de intermediación fundamentalmente se centra en el ámbito sanitario aunque también trabaja otros aspectos, y de modo transversal la perspectiva de género, detalla Patricia Jara, quien adelanta que esta primera actuación de la organización que representa nace con perspectiva de “tener continuidad en el tiempo”, dada la necesidad existente.

Tras el  primer diagnóstico han detectado las “barreras, obstáculos y carencias que afronta la población migrante en el ámbito sociosanitario, derivadas precisamente de determinantes sociales como la temporalidad de los empleos y el hacinamiento.

A lo que hay que añadir las “barreras lingüísticas y culturales” a la hora de recibir asistencia sanitaria en los centros de salud, algo en lo que incidirá la actuación de la mediadora rumana, que facilitará información,  asesorará y también hará de intérprete.

Vacunas y planificación familiar

Aseguran que tras las primeras entrevistas realizadas  y los cuestionarios facilitados, lo primero que se evidencia  son las carencias en cuanto a planificación familiar y los riesgos de salud a los que se exponen en determinados casos, por desconocimiento del uso de anticonceptivos.

Carmen Fortutiu indica que existe una coordinación constante con los centros de salud  de la localidad y las trabajadoras sociales del municipio que trabajan mano a mano en facilitar su labor como mediadora.

“Es muy importante” para subsanar esta realidad poder “facilitar información a temporeros y familias en su propio idioma y conociendo sus aspectos culturales”, precisa esta rumana, residente en la localidad desde hace 15 años, donde compatibiliza dos trabajos.

Menores y mujeres

Carmen asiste a todas las entrevistas para completar el diagnóstico, y les asesora en todo lo concerniente a la salud y la los cuidados de higiene, así como al seguimiento de vacunas para los niños o cómo usar debidamente los centros sanitarios, pues suelen saturar urgencias cuando les ocurre algo “por desconocimiento”, según informa.

La intervención que están llevando a cabo, se enfoca más a la atención a niños y mujeres, para saber si el menor cuenta con historial médico, si cumple con el calendario de vacunación o si la mujer asiste a ginecología y mantiene adecuada rutinas sanitarias.

“En muchos casos no cuentan con tarjeta sanitaria y por ello recurren a los servicios sociales”,  precisa la mediadora quien también apoya a sus conciudadanos a la hora de empadronarse y solicitar servicios de asistencia.

Sensibilizar a propietarios 

Carmen habla con prudencia y en positivo, aunque hace hincapié en la necesidad de que los propietarios de las explotaciones que contratan  a temporeros rumanos se conciencien en mejorar los alojamientos que les ofrecen.

“Algunos viven en la dejadez  y los empresarios, tienen mucha culpa”, ya que según relata  “los hacinan en chavolas, naves, sin servicios, sin cocina, donde tan  sólo disponen de colchones”,  en las que conviven muchas personas en espacios reducidos.

Carmen  agrega que en la barriada de San José han comprobado que algunos rentistas “alquilan sus casas aunque no están en condiciones” y “no hacen nada ”por evitar que esas viviendas,  en ocasiones,  lleguen a alojar “hasta 30 personas”.

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