Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

Feijóo reivindica al PP como “el más demócrata” por acatar el resultado de votaciones en pleno

Feijóo, en Buenos Aires durante un acto enmarcado en la campaña electoral andaluza

David Lombao

El 11 de junio de 2011 el socialista Xosé López Orozco era investido alcalde de Lugo por cuarta vez. Aunque el PP había logrado 3.000 votos y un escaño más que el PSdeG el apoyo del BNG a la investidura sustentaba la elección de Orozco en trece ediles y 24.503 votos, casi 2.000 más que los recaudados por los conservadores. Ahora, a las puertas de unas nuevos comicios municipales, elecciones como la realizada aquel 11 de junio en Lugo le sirven al PPdeG, concretamente al presidente del partido y de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para reivindicar a su formación y a sus candidatos como los “más demócratas” de entre todas las formaciones políticas por, simplemente, acatar los resultados de votaciones plenarias.

La primera ocasión en que Feijóo lanzó esta variante de su tradicional argumentario contra los gobiernos de coalición fue hace poco más de una semana, en la convención que los populares celebraron en Santiago. En las dos intervenciones que realizó el titular de la Xunta repasó las que considera características más destacables de cada uno de sus candidatos a las alcaldías de las ciudades gallegas. En el caso del lucense Jaime Castiñeira Feijóo destacó que el concejal y diputado es “uno de los grandes demócratas de Galicia”, porque a pesar de “ganar las elecciones”, permaneció “en la oposición” desde 2011. Es decir, porque se mantuvo en el lugar de la corporación municipal de Lugo que la votación de 2011 dictaminó mientras gobernaba la persona elegida para hacerlo.

Sin explicitar qué otras opciones cabrían más allá de ese acatamiento, el pasado fin de semana Feijóo recicló la alabanza que le dedicó a Castiñeira para aplicársela al PP de Andalucía. Antes de partir hacia Sudamérica para participar en actos enmarcados en la propia campaña electoral andaluza el presidente participó en varios actos en Almería. Allí cargó contra el PSOE y reclamó el apoyo para su partido, ahora liderado en esa comunidad por Juan Manuel Moreno. En los últimos años, proclamó, el PP se ha revelado también en Andalucía como “el partido más democrático” por estar “tres años en la oposición” a pesar de ser la fuerza más votada.

Como en el ejemplo de Lugo, lo que hicieron los populares andaluces fue, también, ni más ni menos que acatar el resultado de una votación. En este caso, el PP de Javier Arenas logró 1,57 millones de votos y 50 escaños y el PSOE, todavía encabezado por José Antonio Griñán, 1,52 millones de sufragios que se tradujeron en 47 asientos en el Parlamento autonómico. No obstante, la investidura del presidente de la Junta tuvo también el apoyo de los 12 diputados y diputadas de Izquierda Unida, por lo que su soporte fue de 59 escaños y 1,96 millones de votos.

Una de las bases del sistema electoral

Estas declaraciones de Feijóo son una nueva manera de cuestionar la que viene siendo una de las bases del sistema electoral vigente tanto para las elecciones generales como para las autonómicas y locales, esto es, la elección indirecta de las personas que presiden los gobiernos y las corporaciones municipales. Tanto la Ley Orgánica del Régimen Electoral General como la Ley de Elecciones al Parlamento de Galicia muestran claramente que las presidentas y presidentes, alcaldesas y alcaldes no son designados directamente por la población, sino por las personas elegidas para componer los parlamentos y plenos locales. Por lo tanto, a quien se le encomienda la formación de gobierno es a quien logra la mayoría del pleno, no a quien queda en primer puesto tras el recuento de sufragios.

Durante más de una década el actual presidente de la Xunta ha venido siendo uno de los dirigentes del PP más beligerantes contra la formación de coaliciones postelectorales en todos los ámbitos, toda vez que estas, en la práctica totalidad de las ocasiones, se fraguan entre fuerzas del ámbito de la izquierda. En esta línea, Feijóo ha sido también uno de los defensores más entusiastas de la frustrada reforma electoral promovida el pasado año por la dirección estatal del PP, que pretendía primar con la mayoría absoluta a la formación que lograra el 40% de los votos en cada ayuntamiento. Además, el líder de los populares gallegos llegó a sugerir la posibilidad de extender lo que denominó “elección directa” a las presidencias de las autonomías, una opción imposible de encajar en el actual régimen parlamentario.

Etiquetas
stats