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Castro Caldelas, en Ourense, repite elecciones seis meses después del 28M sin campaña pero con visita de Rueda

Archivo - Votaciones en las elecciones del 28M

Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —

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Los vecinos de Castro Caldelas (Ourense, 1.177 habitantes) vuelven este domingo a votar para elegir alcalde o alcaldesa. Ya acudieron a las urnas el pasado 28 de mayo, cuando estaban convocadas las últimas municipales, pero la Junta Electoral Central ordenó repetir el proceso porque se había roto la cadena de custodia de 118 votos por correo. Antes había habido denuncias de supuestas irregularidades en el envío de papeletas desde la residencia de ancianos. Las dudas afectaban al voto de una de cada diez personas inscritas en el censo. La repetición vuelve a estar marcada por la polémica: no hubo campaña electoral, pero sí un acto del presidente del PP gallego y de la Xunta, Alfonso Rueda, que comió con “medio centenar de vecinos”, según el partido. La actual alcaldesa, Sara Inés Vega, del PSOE, recalca que los populares invitaron a consumiciones y lo califica de “trilería política”. La tensión se contextualiza en el ajustado resultado de mayo: la regidora repetía con mayoría absoluta, pero la distancia era de solo 27 apoyos.

El origen de la situación está en las sospechas sobre los votos por correo en mayo. Dos días antes de la jornada electoral, la Junta Electoral de Zona puso en conocimiento del Juzgado de Primera Instancia de A Pobra de Trives un supuesto fraude en el procedimiento en la residencia de ancianos. Ese mismo día se devolvió a cuatro de los mayores de este centro la facultad de votar en urna. Fue así porque se había cerrado ya el plazo para hacerlo por correo. En aquel momento, el PP local, encabezado por César Enríquez, conocido como Cachín, repetía que en la residencia no se había identificado a los votantes de forma personal y directa. El partido pidió no contabilizar esas papeletas y la Junta Electoral de Zona ordenó que no se introdujesen en las urnas el 28 de mayo.

Después de eso se pronunció, el 15 de junio, la Junta Electoral Central: el proceso debía repetirse porque la cadena de custodia de esos votos no contados se había perdido en medio de “inusuales avatares”. La todavía alcaldesa, que continúa con su equipo en funciones, señala que el problema fue que las papeletas estuvieron en un despacho de la Junta Electoral de Zona sin las garantías debidas.

La orden de repetir el proceso se refería solo a la votación en sí misma, pero descartaba que los partidos volviesen a hacer campaña electoral en los días previos. No se admitían modificaciones con respecto a la cita de mayo: las mismas listas y el mismo censo -1.123 electores constaban inscritos entonces-, a pesar de las muertes y nuevos empadronamientos de los últimos meses. La situación afectaba formalmente solo a las urnas que iban a recibir esos votos por correo, pero en la práctica son todas porque en el pueblo se instalan únicamente tres y a todas ellas tenían que llegar sobres por esa vía.

La solución de los candidatos a medida que se acercaba el 26 de noviembre estaba siendo la de recordar a los vecinos que estaban llamados a votar de nuevo sin pedirles el voto. Sara Inés Vega señala a esta redacción que considera que los electores son conscientes de la cita y están informados, pero apunta que no es “lo mismo” que cuando hay una campaña electoral. La aparente tranquilidad se vio interrumpida por un nuevo embrollo a diez días de la votación. A última hora de la mañana del miércoles 15 de noviembre llegó al Ayuntamiento la petición de una empresa para ocupar terreno público con un autobús de nueve metros y dos pisos. La finalidad era ofrecer consumiciones gratis a los vecinos el domingo 19 y organizar un encuentro de Alfonso Rueda, al que se identificaban por su cargo público, el de presidente de la Xunta, con los asistentes. Es decir, el PP quería llevar el vehículo, pagado por el partido, con el que lanzó la precampaña para las gallegas invitando a cerveza sin alcohol al único municipio gallego pendiente de una repetición de las elecciones y una semana antes de la fecha fijada para ello

Sara Inés Vega se puso en contacto con la Junta Electoral a primera hora del día siguiente a recibir la solicitud. Trasladaba que aquello le parecía “un acto de campaña encubierto”. La respuesta la recibió el viernes con un texto en el que se recordaba que no estaban permitidos los actos electorales ni espacios publicitarios y que, en cualquier caso, los permisos para ocupar terreno público son competencia municipal. La alcaldesa dice que no denegó el permiso: “No hice nada más [tras la respuesta de la Junta Electoral], simplemente me quedé quieta a la espera de pedir a la empresa que presentase documentación y seguros”. Asegura que lo siguiente que supo fue que el PP había enviado un comunicado a los medios con el titular: “La alcaldesa socialista de Castro Caldelas impide la visita de Rueda a la villa con el autobús de 'Galicia non para!'.

Sin la autorización para instalar el autobús en la plaza del pueblo, los populares cambiaron el plan y organizaron el domingo un paseo con una comida posterior que incluyó invitaciones a consumiciones para los vecinos. A Rueda se sumó el presidente de la Diputación de Ourense, Luis Menor. Vega protesta por ese acto, que considera que “no es juego limpio”. “Yo, como alcaldesa, tengo que ser ejemplar, pero el señor Rueda, como presidente, también”, sostiene. Recalca que nunca antes había visitado el municipio como jefe del Gobierno gallego y le afea que eligiese el domingo anterior a la repetición de elecciones: “Se lo dije muy claro, que a partir del 27 viniese cuando quisiese. Como si se pasa una semana invitando a cañas”.

Al ver al líder del PPdeG en la vía pública, cuenta, se le acercó para ofrecerle un trozo de bica -un dulce típico- y a recriminarle que no atendiese a sus invitaciones previas. La respuesta, según Vega, fue que, si le iba a hablar de política, era mejor no seguir. Los populares indicaron en una nota de prensa que Rueda criticó lo que llamó “trabas de la izquierda” en Castro Caldelas y cargó contra el gobierno local por “impedir” la visita con el autobús por ser, a su juicio, una muestra de “tener una idea muy alejada del verdadero significado de la democracia”.

Plazo ampliado para el voto por correo

Como ocurrió en mayo, los populares volvieron a lanzar sospechas en noviembre sobre el voto por correo. Una iniciativa firmada por todos los diputados gallegos en el Congreso le pide al Gobierno que explique las medidas tomadas para “garantizar la custodia” de las papeletas tras la “supuesta trama de fraude”. La regidora en funciones considera que el PP siguió esa estrategia hace seis meses y la repite ahora. Para esta jornada electoral -no solo repite votación Castro Caldelas, sino otros municipios con mesas anuladas en varias comunidades- la Junta Electoral Central amplió el plazo para votar por correo hasta las 14:00 del viernes, con el compromiso de “extremar la diligencia” para que los sobres lleguen a tiempo.

En mayo se depositaron en Castro Caldelas de forma presencial 834 papeletas (808 en apoyo de alguno de los partidos, siete en blanco y 19 nulas). El recuento aquella noche daba de nuevo al PSOE la mayoría absoluta, con cinco ediles de los nueve totales. Los cuatro restantes los logró el PP, mientras que el BNG se quedó sin representación. Pero en esa fecha se quedaron sin contar los 118 votos por correo cuya custodia estaba en duda y esa es una cifra que puede cambiar el resultado. Los socialistas superaron al PP por un margen escaso: 398 votos frente a 371.

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