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El Celta justifica el fichaje de Santi Mina cuando ya estaba acusado de agresión sexual porque creyó la versión del jugador

El futbolista Santi Mina.

Beatriz Muñoz

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Cuando, en 2019, el Celta recuperó al futbolista Santi Mina para su plantilla contra él había una denuncia por agresión sexual que una mujer había presentado dos años antes. El presidente del club, Carlos Mouriño, explicó este jueves que entonces consideraron creíble la versión del jugador y de sus abogados, según la cual no había ocurrido nada y la víctima era el delantero, al que la joven denunciante estaba intentando extorsionar. El pasado mes de mayo la Audiencia Provincial de Almería condenó a Mina a cuatro años de prisión por abuso sexual -no por agresión, como pedían las acusaciones-. El equipo apartó al jugador e intentó buscarle un nuevo destino. Encontró dos clubes interesados fuera de España, pero el delantero, con un contrato vigente, rechazó las propuestas. Que el Celta lo despidiese supondría pagarle por los años que le quedan de vigencia, algo a lo que se niega. En los últimos días lo ha incorporado a los entrenamientos tras un burofax del deportista, que exigía su derecho a seguir participando en los trabajos con sus compañeros.

El presidente del Celta compareció ante los medios de comunicación este jueves para hablar de este caso y el de otro jugador, Denis Suárez. Los ha metido a ambos en el mismo saco, a pesar de que la naturaleza del conflicto con este segundo futbolista es muy distinta: el enfrentamiento se inició cuando la agencia que representa a Suárez, de la que es accionista, llegó a un acuerdo con el Real Madrid para que el canterano Bryan Bugarín pasase al equipo madrileño. Para Mouriño, el núcleo del problema con ambos es que se quieren “ir libres” y eso supone, en su opinión, “volver a premiar a los que lo hicieron mal”. “Si ellos se equivocaron y cometieron errores tienen que pagarlos. No voy a liquidarle a Santi los años que le quedan de contrato para que mañana fiche por el equipo que le buscamos”, declaró. Lamentó que los dos casos “están afectando muchísimo a la imagen del club”.

La explicación para que el Celta decidiese recuperar a un jugador que entonces ya estaba acusado de un delito sexual la dio Mouriño en respuesta a una pregunta sobre por qué no se incluyó alguna cláusula en el contrato para obligar a Mina a salir si recibía una condena en primera instancia: “Es algo que yo también me pregunto -por qué no se incluyó esa salvedad-. En aquel momento nos dejamos llevar mucho. Era un jugador que estaba con una duda tremenda. Él y sus abogados nos convencen de que no había pasado nada. Nos hablan de un tipo de extorsión que le querían hacer. Y con mi ilusión de aquella operación retorno me equivoqué totalmente y no tomé la precaución debida”.

Mouriño lamenta que la situación con estos dos jugadores compromete los planes del club para la próxima temporada porque suponen el 20% de los salarios. La decisión judicial está recurrida y tiene por delante un proceso que previsiblemente se alargará durante meses. Durante el juicio, la estrategia de defensa del futbolista -y de su amigo David Goldar, que finalmente fue absuelto- se centró en intentar desacreditar a la víctima y cuestionar que estuviese claro que no daba su consentimiento. En las sesiones se supo que el jugador del Celta contrató a un detective privado para que siguiese a la denunciante y también que los acusados le ofrecieron dinero a cambio de su silencio. La sentencia considera probado que no hubo consentimiento, que Mina introdujo su pene en la boca de la mujer, que esta lo empujó y que, pese a ello, luego le introdujo varios dedos en la vagina.

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