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La votación de los Presupuestos evidencia la fractura de En Marea

Representantes de En Marea en el Congreso, en una imagen de archivo

David Lombao

Muchas realidades políticas bajo unas mismas siglas y una fractura a la vista que, sin embargo, no es nueva. La votación de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para 2019 ha evidenciado que ya no existen los frágiles equilibrios que dieron lugar a En Marea como coalición de fuerzas como Anova, Podemos y Esquerda Unida antes de las elecciones generales de 2015 y después, a su transformación en partido instrumental para los comicios gallegos de 2016.

Poco después de que el Gobierno de Pedro Sánchez entregase al Congreso el proyecto presupuestario que ha fracasado este miércoles el portavoz de En Marea, Luís Villares, advertía de que la postura final de la formación ante las cuentas sería la determinada en el Consello das Mareas. O, lo que es lo mismo, en el órgano del partido instrumental emanado de sus últimas elecciones internas, marcadas por el enfrentamiento abierto y las acusaciones cruzadas de fraude entre corrientes, en las que la candidatura de Villares se impuso con casi el 60% de los votos.

A primera hora de este miércoles este órgano interno anunciaba que había acordado “por mayoría” votar “no” a las cuentas de Sánchez. Es decir, votar “sí” a las enmiendas a la totalidad en discusión. Pero, a la hora de la votación, sólo una de las representantes de En Marea en el Congreso, Alexandra Fernández, ha seguido esa directriz. Mientras, los cuatro restantes -Yolanda Díaz, Ángela Rodríguez, Antón Gómez-Reino y Miguel Anxo Fernán-Vello- han rechazado las enmiendas, optando por que el trámite presupuestario pudiese continuar, como el resto de grupo de Unidos Podemos.

Desde la dirección de En Marea como partido instrumental se interpreta lo sucedido como ruptura de una disciplina de voto que sólo ha secundado Alexandra Fernández, próxima a Villares en el proceso interno de En Marea y cuya distancia política con Unidos Podemos ha sido clara en los últimos meses. “Llevamos semanas anunciando nuestro voto contrario a estas cuentas. Hoy nuestro voto puede que no fuese decisivo para tumbarlas, pero sí era decisivo para sostener la confianza de nuestros votantes a través de la coherencia”, ha defendido Fernández a través de las redes sociales poco después de la votación.

Mientras, los diputados que han optado por no frenar ya las cuentas aluden a que seguían en marcha las negociaciones con el Gobierno de Sánchez con el objetivo mejorar la inversión prevista para Galicia en el presupuesto sobre la base de 300 enmiendas parciales. A esas conversaciones ha aludido este miércoles desde la tribuna de oradores Yolanda Díaz, advirtiendo a la ministra María Jesús Montero de que el “si” o “no” definitivo dependería del resultado de esas negociaciones, que todavía no se habían cerrado.

Más allá de las negociaciones presupuestarias la votación de este miércoles refleja uno de los múltiples frentes de tensión abiertos en el seno de En Marea desde, prácticamente, su nacimiento como partido instrumental. Mientras que el sector de Villares considera que los diputados en el Congreso deben “rendir cuentas” y consensuar sus posturas con los órganos internos de la confluencia, formaciones como Podemos o Esquerda Unida han venido subrayando que la representación en el Congreso es anterior al nacimiento del partido instrumental y, por lo tanto, no depende mecánicamente de sus posturas políticas.

Todo apunta, no obstante, que los sucedido en la votación presupuestaria es sólo un prolegómeno de las tensiones que están por venir. Cuando ya se daba por hecho que las formaciones que han estado bajo el paraguas de En Marea concurrirán a las elecciones europeas bajo dos candidaturas diferentes, si Pedro Sánchez confirma unas inminentes elecciones generales se abrirá el debate de unas listas al Congreso que nada hace pensar que serán unitarias. Mientras, desde las mareas municipales se observa con inquietud el panorama: la onda expansiva de los enfrentamientos de En Marea puede llevarse por delante votos clave para mantener gobiernos como los de A Coruña, Santiago o Ferrol.

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