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La misteriosa película deseada por los cinéfilos que se proyecta por primera vez en Madrid

Fotograma de la película 'Je ne suis pas morte', dirigida por Jean-Charles Fitoussi en 2008 y que este sábado 4 de junio se podrá ver por primera vez en Madrid.

Guillermo Hormigo

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Se habla de él como de un ser mítico, como una presencia que existe pero no está. “La primera vez que supe de Jean-Charles Fitoussi fue en torno a 2011-2012”, comenta un gran apasionado del cine y asiduo al Cine Doré de Filmoteca. “Fue a través de la revista Lumière y de algunos de los cinéfilos que escribían allí en aquella época”. En esta publicación, centrada en el análisis y la divulgación de un cine minoritario que las redes sociales han ayudado a sacar de sus propios límites muy poco a poco, el nombre de Fitoussi se mencionaba ocasionalmente. Incluso el propio director llegó a colaborar de manera esporádica.

Faustino Sánchez, este cinéfilo a través de cuya memoria tejemos los primeros remaches de este extraño fenómeno, recuerda especialmente la presencia habitual de Fitoussi en las listas anuales de Lumière sobre las mejores películas y acontecimientos (proyecciones, ciclos, restauraciones, etc). “También se iba hablando bastante de él en foros de internet y sobre todo en redes sociales, que ya tenían una presencia muy fuerte en aquellos años”. La semilla del director francés se plantó en su cabeza como una inception, y como en la de otras personas de su círculo no dejó de crecer. “Se sabía que había trabajado con la pareja de cineastas Huillet-Straub [como ayudante de dirección], y eso ya es una declaración de principios y de estar alineado con una determinada manera de ver el cine”.

Una forma de acercarse a las películas que apela, o al menos interesa, a cada vez más gente. Es lo que se desprende de la reacción que ha despertado el primer y único pase en Madrid de Je ne suis pas morte (Fitoussi, 2008), una película admirada por las pocas personas que han podido verla pero que no puede encontrarse ni siquiera en las profundidades de Internet: todas las entradas vendidas en la Sala Plató de Cineteca con varios días de antelación (el pase, que contará con la presencia del director, es este sábado 4 de junio a las 18.30 h), además de un runrún en redes sociales, sobre todo (Film)Twitter, que ha convertido la proyección en un acontecimiento.

En cuanto Irene Castro supo que era una de las seleccionados en la quinta edición de CineZeta (el equipo completo puede consultarse aquí), programar Je ne suis pas morte se convirtió en una prioridad. En este proyecto, diez jóvenes menores de 26 años son seleccionados anualmente para confeccionar un ciclo al mes en Cineteca con una perspectiva un poco fresquita. Se encargan de contactar con las distribuidoras, conseguir las copias, gestionar presupuestos, elaborar los textos de cada sesión y programa o difundir todo en redes. “Descubres los entresijos de todo lo que requiere coger una película y ponerla, son doscientos millones de cosas y cada película tiene sus particularidades”, explica Irene.

Este pase es obra y gracia de este grupo, aunque hablamos con Irene por su especial fijación. No en vano, fue la primera película que pidió en el buzón de sugerencias de Filmoteca, aunque nunca le hicieron caso. “En Madrid falta Fitoussi”, comenta medio en broma, porque también es consciente de que “en esta ciudad queremos todo, no nos apetece movernos y sí que el resto de gente se mueva hasta aquí”. Reconoce que lleva planteando la proyección de Je ne suis pas morte desde la primera reunión de CineZeta, y de eso han pasado unos cuantos meses. Una premura que les ha facilitado el trabajo, ya que contactaron con bastante margen con la distribuidora, Aura été (dedicada exclusivamente a las películas de este cineasta, de hecho lleva el nombre de su ópera prima).

El mito de lo imposible

Al respaldo crítico que Faustino señalaba, Irene suma otro elemento para explicar la fascinación por la figura de Fitoussi: “se ha ido mitificando por la imposibilidad de ver sus películas”. En España solo se han exhibido Vitalium, Valentine! (2017), en el Festival de Sevilla, y la propia Je ne suis pas morte, que pudo verse en el Festival de Gijón hace ocho años y tiempo después en Xcèntric, el cine del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Además, la mayoría de sus películas no están digitalizadas, por lo que la oportunidad de verlas se reduce a este tipo de eventos. Sí lo están algunas como Les jours où je n'existe pas (2002), que con 139 votos en la red social FilmAffinity es su obra más “popular”. Su punto de partida, por cierto, no puede ser más llamativo: sigue la existencia de un hombre que solo vive uno de cada dos días, el otro desaparece sin dejar rastro.

Volviendo a Je ne suis pas morte, Irene explica cómo los cambios en el modelo de exhibición jugaron una mala pasada a la película de cara a su lanzamiento: “se iba a estrenar en algunos cines franceses, pero fue filmada en 35 milímetros y así se iba a distribuir. Sin embargo, coincidió con la expansión del digital a los cines”. Esta situación impidió que la película tuviese una distribución mínimamente decente en su país de origen. Como ocurre en tantos otros casos, su “vida” se desarrolló en festivales y circuitos independientes. “Se estrenó en el Festival de Rotterdam y se ha puesto en cinetecas y filmotecas de distintos lugares en 35 mm”, cuenta Irene. En esta ocasión la proyección no será en 35 mm, ya que Cineteca carece de un proyector de estas caracterísitcas, sino en DCP (digital).

Este recorrido paralelo por festivales y espacios independientes es el que llevó Je ne suis pas morte a Gijón en 2014. Faustino sitúa en este punto la gran revelación, una especie de iluminación platónica que marcó a quienes la vivieron e interesó a los que contemplaron estas reacciones desde la distancia. “A aquella proyección acudieron unos cuantos cinéfilos bastante activos en el mundo digital. La repercusión del evento en nuestra pequeña caverna cinéfila fue impresionante: los cinéfilos elegidos que pudieron ver la película [puede que no más de seis o siete personas] hablaban de la experiencia como una de las más importantes de sus vidas y de la película como un antes y un después en la historia del cine”. Casi nada.

El eco de este pase le animó a recuperar Les jours où je n'existe pas, su película más “accesible”, y quedó asombrado: “me entusiasmó tanto por su particular mirada sobre la realidad y sobre el cine como por la manera de materializarla, y se convirtió en una de mis obras favoritas del siglo XXI”. Pero más que paliar su interés, este hecho solo hizo incrementar las ganas de ver la otra película: “los que habían visto las dos, elogiando ambas, decían que Je ne suis pas morte era todavía mejor, o incluso mucho mejor, con lo que mis ansias por verla no han parado de crecer en estos últimos siete años”.

Irene recalca el humor del cine de Fitoussi: “estas películas tan mitificadas se siente que van a ser serias y más difíciles, pero lo que he visto suyo me parece muy divertido”. “No sé qué esperar de exactamente de Je ne suis pas morte [ni siquiera quienes la programan han podido verla aún], pero ponerla me hace mucha ilusión”, añade.

Corregir la vida

Llegados a este punto, quizá pueda interesar al lector saber de qué va Je ne suis pas morte. La sinopsis de FilmAffinity dice así: “Alix, creada por el científico William Stein, nace a la edad de 27 años y se pone a buscar justo lo único que nunca debería poder experimentar: el (maldito) sentimiento de amor. Así es cómo una mujer creada a partir de mujeres muertas intenta comprender qué es ese sentimiento del que todos hablan”. Aunque no la verá hasta este sábado y por ello “no está muy segura”, Irene añade que en la película “esta mujer muere varias veces y repite su vida de distintas maneras”.

La película se proyecta dentro de un ciclo titulado Fake it 'till you make it (“finge hasta que te salga”). La idea es reunir obras que pivotan en torno a la idea de repetir una acción o un gesto. Es el caso de una película de un perfil muy distinta a la que se proyecta mañana: ¿Cómo sabes si..? (James L. Brooks, 2010). Esta comedia estadounidense, que podrá verse el sábado 25 de junio, contiene una escena clave para vertebrar la idea del ensayo y error: un hombre confiesa a su novia, a punto de dar a luz, la profundidad de sus miedos y sentimientos. Antes había pedido al protagonista que grabase el momento, pero este se confunde con el botoncito y no lo hace. Cuando se percatan del error, intentan reconstruir un momento que había sido espontáneo y genuino.

Irene apunta que a la hora de confeccionar un ciclo reparan primero en las películas que les interesan y luego piensan posibles puntos en común, temáticos o tonales. Como curiosidad, señala que Fitoussi incluyó ¿Cómo sabes si...? como una de sus películas favoritas en el año de su estreno. Aunque las entradas están agotadas para la proyección de Je ne suis pas morte, queda la oportunidad de descubrir las otras tres películas del ciclo, que se exhibirán los sábados 11, 18 y 25 de junio.

Pese a la temática del ciclo, no parece sin embargo que el pase de este sábado vaya a necesitar de ninguna repetición para un resultado perfecto. Todo está preparado para arrojar luz sobre uno de los grandes misterios del cine reciente. La película imposible, esquiva y hasta un poco maldita que, precisamente por este deseo de lo que se nos niega y parece inalcanzable, se ha mantenido viva en la memoria colectiva de un pequeño pero insistente grupo de personas.

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