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El dinero que pierden WhatsApp y otros gigantes cuando se les cae el servicio

WhatsApp y otros servicios de internet pueden sufrir grandes pérdidas al caerse

Álvaro Hernández

Aunque el grueso de sus usuarios no tiene que rascarse el bolsillo para disfrutar de sus webs y aplicaciones, cada vez que algún gigante de internet sufre algún fallo que las deja fuera de servicio se produce un pequeño terremoto. En lo económico, y pese a dicha gratuidad, las consecuencias pueden ser nefastas para las empresas. Es, precisamente, lo que le hubiera sucedido anoche a las arcas de Facebook si ya estuviera rentabilizando WhatsApp, una de sus herramientas más populares.

El servicio de mensajería instantánea más utilizado en nuestro país dejó de funcionar durante cerca de tres horas en los últimos instantes del día de ayer. Sin embargo, WhatsApp no vende nada (ni anuncios ni ninguna funcionalidad 'premium'), por lo que durante ese interminable lapso en que la 'app' estuvo sin funcionar la plataforma no dejó de ingresar dinero.

Sí tuvo que ver cómo sus usuarios preguntaban en las redes sociales qué diantres estaba sucediendo, se mofaban de la situación o, simplemente, volvían a coquetear con ese plan B que es Telegram. A este respecto cabe recordar que en la última gran caída de WhatsApp, allá por 2014, la plataforma rusa registró tal incremento de usuarios (unos 100 nuevos por segundo) que también acabó cayendo.

Un incidente como el de ayer sí podría haber supuesto un duro golpe a las cuentas de WhatsApp, que no son públicas, cuando el chat cobraba a sus usuarios algo menos de un euro (99 céntimos) en concepto de suscripción anual, como sucedía hasta enero del pasado año.

Si la compañía siguiera cobrando por sus servicios, y suponiendo que la renovación de sus 1.200 millones de usuarios activos se repartiera uniformemente a lo largo del año, WhatsApp hubiera perdido anoche algo más de 400.000 euros. Eso sin tener en cuenta el daño a la imagen del servicio o la posibilidad de que algunos usuarios hubieran decidido migrar definitivamente a Telegram.

Aún podría haber sido más grave si, tal y como se espera que suceda en un futuro, WhatsApp contase con servicios para empresas e ingresos por publicidad. Desde Forbes estiman que, en el no muy lejano año 2020, la plataforma propiedad de Facebook rozará los 1.400 millones de usuarios activos e ingresará 5.000 millones de dólares (más de 4.500 millones de euros). Según esta previsión, y volviendo a suponer una distribución uniforme del dinero que se sumaría a sus arcas a lo largo del año, WhatsApp perdería más de 1.700.000 dólares (algo más de 1.500.000 euros) con una caída como la de ayer.

De hecho, no sería el primer chat que se expusiera a perder millones a causa de una de estas caídas. Sin ir más lejos, la compañía responsable del gigante chino WeChat acabó el último trimestre del pasado año con más de 5.000 millones de euros de ingresos. Con tales cifras, un fallo en sus servicios durante tres horas le habría hecho perder cerca de 7 millones de euros.

La fragilidad de un gigante

Lo mismo sucede con el resto de gigantes de internet. Sin ir más lejos, Facebook dejó de funcionar en todo el mundo durante 35 minutos en octubre de 2014. Aunque fue poco más de media hora, la compañía de Zuckerberg se dejó por el camino la nada desdeñable cifra de 854.700 dólares en ingresos, prácticamente unos 784.000 euros.

Si a la red social le van mejor las cosas, la cantidad de dinero que deja de ingresar es mayor. Así, tres años después, esos mismos 35 minutos le saldrían mucho más caros: según los datos del primer trimestre de 2017, Facebook perdería durante ese mismo tiempo cerca de 2 millones de euros. Es lo que sale al dividir los más de 80 millones de euros diarios que, de media, está ingresando el gigante.

Algo similar sucedió a comienzos del pasado año, cuando Twitter sufrió una caída y muchos de sus usuarios tuvieron que sobrellevar el síndrome de abstinencia haciendo chistes sobre el fallo de la plataforma de los 140 caracteres y tuiteándolos en los intervalos en los que el servicio volvía a estar activo. Mientras tanto, la situación no debió parecer tan divertida en el cuartel general de Twitter en San Francisco.

Mientras trataban de arreglar el entuerto, Jack Dorsey y los suyos tuvieron que ver cómo los dólares se les escapaban por miles: mientras el servicio no estaba en funcionamiento, Twitter dejó de ingresar parte del dinero que la red social gana, por ejemplo, a través de la publicidad.

Si bien es prácticamente imposible saber exactamente cuánto dinero pierde Twitter cuando está fuera de combate, la misma regla de tres empleada hasta ahora nos permite hacer un cálculo aproximado: si la red social ingresó 569 millones de dólares (más de 520 millones de euros) en el tercer trimestre de 2015, Twitter se embolsaba cada día algo más de 6,1 millones de dólares (poco más de 5 millones y medio de euros). Así, por aquel entonces, podría decirse que cada minuto que Twitter no ofrecía sus servicios estaba dejando de ingresar 4.295 dólares, unos 3.900 euros al cambio actual.

Al contrario de lo que sucede con Facebook, a día de hoy el agujero sería menor, ya que la red social ha visto disminuir sus ingresos en este primer trimestre de 2017 por primera vez en su historia: en los tres primeros meses del año, sus ingresos han descendido hasta los 548 millones de dólares (unos 500 millones de euros), por lo que cada minuto fuera de servicio supondría una pérdida de 4.228 dólares, unos 3.866 euros.

Esta cifra es casi insignificante para un gigante como Twitter. Aunque cada billete cuenta, perder algo más de 250.000 dólares (unos 230.000 euros) por una hora sin funcionamiento no supone demasiado. Sin embargo, sufrir una caída de cerca de tres horas como le ha sucedido a WhatsApp y perder más de 700.000 dólares podría llegar a ser doloroso. Una caída que durase un día entero sería dramática, ya que se dejarían de ingresar más de 6 millones de dólares, algo más de 5,5 millones de euros.

Quien tiene mucho más dinero que perder ante una caída es Google. La compañía ahora conocida como Alphabet engloba tal cantidad de servicios que unos instantes noqueados harían que la pérdida económica se viera multiplicada.

En 2013, Google y algunas de sus plataformas (YouTube, Drive y Gmail, entre otras) estuvieron fuera de servicio durante solo cinco minutos. Un pequeño intervalo temporal que a la compañía le costó más de medio millón de dólares.

Al igual que sucede con Facebook, esos mismos minutos serían si cabe más dramáticos en la actualidad, cuando las cifras de la compañía han mejorado. Con los datos del primer trimestre de 2017, una caída similar a aquella le costaría a Alphabet algo más de 950.000 dólares (más de 870.000 euros) en solo cinco minutos, ya que el gigante de internet ha hecho durante esos tres meses cerca de 25.000 millones dólares (cerca de 23 millones de euros), más de 11 millones de dólares (10 millones de euros) a la hora.

Tiendas ‘online’

También se pueden echar cuentas más allá de las redes sociales o los chats más populares de la Red. En el caso de Amazon, la compañía sí que obtiene dinero directamente del bolsillo de los consumidores y, obviamente, si la tienda ‘online’ no está disponible, nadie puede comprar.

Si Amazon hizo públicas unas ventas por valor de más de 35.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2017 (cerca de 33.000 millones de euros), todo un día sin poder vender absolutamente nada implicaría que la compañía dejaría de mover casi 400 millones de dólares, más de 360 millones de euros.

Si bien Amazon, que incluso cuenta con un servicio de alojamiento web, parece contar con un sistema sólido, no todas las tiendas ‘online’ pueden decir lo mismo. De hecho, la mismísima Apple llegó a perder 32 millones de dólares (más de 29 millones de euros) en ventas de aplicaciones a través de la App Store cuando el servicio estuvo caído durante doce horas en 2015.

La próxima vez que los usuarios suframos la caída de alguno de nuestros servicios predilectos volverá a reinar el pánico y el caos. No obstante, alguien lo estará pasando peor. Los responsables financieros de las grandes compañías de internet se llevan las manos a la cabeza cada vez que algo falla. No sirve de consuelo, pero si lo pasamos mal sin WhatsApp o Twitter, ellos lo pasan peor sin sin nosotros.

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Las imágenes del artículo son propiedad, por orden de aparición, de Álvaro Ibáñez, Twitter, Joe The Goat Farmer y Wikimedia Commons

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