Aunque a todos nos gustaría viajar a esa galaxia muy, muy lejana en la que simpáticos droides campan a sus anchas, el más sabio es un verde anciano y los alienígenas saben montar una buena fiesta, a ninguno nos hubiera gustado trabajar para el Lado Oscuro.
Al fin y al cabo, si tienes un alto rango militar y la lías, puedes acabar estrangulado por Darth Vader sin que tenga siquiera que tocarte. Igualmente, si eres un simple soldado imperial sin responsabilidad, lo más probable es que acabes cayendo cual mosca en la batalla por mucho que dispares.
Ahora bien, ha habido empleados trabajando al servicio de los enemigos de las libertades que han desempeñado puestos de responsabilidad pero jamás han salido en la gran pantalla. Por eso, hemos querido ponernos en la piel de esos CIO (Chief Information Officer, responsable del departamento tecnológico) que colaboraron en el desarrollo de las dos Estrellas de la Muerte y que, imaginamos, acabaron siendo despedidos o aniquilados a pesar de su esfuerzo.
La importancia de los recursos humanos
Organizar los recursos humanos necesarios para construir una estación espacial del tamaño de una luna no debió ser una labor precisamente sencilla para el CIO de la Estrella de la Muerte. Ya hemos comentado que uno de los problemas con los que se encuentra el director de tecnología de cualquier empresa es la falta de desarrolladores y 'data scientists' cualificados, así que imaginamos que a él le pasaría lo mismo.
No sabemos si fue el CIO, Darth Vader o el mismísimo emperador Palpatine quien se encargó de contratar, tal vez por la fuerza, a los investigadores que construyeron la primera estación espacial e instalaron la más avanzada tecnología (puertas automáticas, robots de mantenimiento o sistemas de identificación en los intercomunicadores), pero suponemos que buscaron a las mejores profesionales. Con todo, tardaron 20 años en construirla.
Si la hubieran erigido en el siglo XXI de nuestra galaxia muy, muy cercana, algunos profesionales podrían haber simplificado bastante el proceso. Por ejemplo, si hubieran contratado a Brian Muirhead, jefe de ingeniería del Jeb Propulsion Laboratory de la NASA, se habrían ahorrado bastante dinero. Según este investigador, más fácil y económico hubiera sido construir el arma capaz de destruir planetas utilizando un asteroide ya existente. “Tienes compuestos orgánicos, tienes agua.... Todas las partes de construcción que necesitarías para construir tu familia de Estrellas de la Muerte”.
Eso sí, cabe destacar que los ingenieros de esta estación en la gran pantalla supieron desarrollar, ya en 1977, un potente láser capaz de destruir planetas enteros, para desgracia de los habitantes de Alderaan.
En el mundo real, no fue hasta hace unos meses cuando un grupo de ingenieros japoneses grupo de ingenieros japonesesafirmaron haber disparado el láser más potente del mundo, con una potencia pico de 2 petavatios (mil veces el consumo total de energía del planeta) durante una billonésima de segundo. Eso sí, ellos no pretenden utilizarlo para derrotar a la Alianza Rebelde, sino para descubrir los misterios del universo.
La labor de los 'data scientists': analizando el 'big data'
No solo los encargados de crear esa potentísima estación esférica tienen mérito. También merecen reconocimiento aquellos que, en la sombra, analizaban la inmensa cantidad de datos monitorizados por la Estrella de la Muerte para que Darth Vader dispusiera de toda la información necesaria a la hora de planificar sus ataques.
Ingenieros de FairComFairCom, una firma que vende tecnologías de bases de datos, han elaborado un completo análisis de la labor a la que se enfrentarían los 'data scientists' que quisieran extraer conocimiento de la información de Estrella de la Muerte. La conclusión es que tendrían trabajo para rato.
Se calcula que en la primera Estrella de la Muerte trabajaban 1,7 millones de militares, entre 'stormtroopers' y sus superiores, además de 400.000 droides. Si tenemos en cuenta que en 2020 se espera que la cantidad de datos generados por todas las personas del planeta llegue a los 40 zetabytes (10 bytes, unos 5.200 gigas por cada humano), solo el personal militar de la Estrella de la Muerte generaría en esa fecha 8,84 exaybtes de información. Es decir, los datos que equivaldrían a más de 9 millones de tu disco duro de un teraybte.
A ello hay que sumar la información que generan los droides. Asumiendo que estos autómatas son mucho más avanzados que las cafeteras o termostatos conectados que invadirán nuestros hogares con la internet de las cosas, esta compañía presupone que generarán los mismos datos que un humano. Eso añade a la anterior cifra más de 2 exabytes al año.
También hay que tener en cuenta que, para la Estrella de la Muerte, el resto de la galaxia puede ser una potencial amenaza. Poniendo por caso que la estación tiene que monitorizar un millón de planetas y sus 40 zetabytes de información al año (tomando como referencia la Tierra), tendría que monitorizar unos 40.000 yottabytes de información. No pienses que el nombre de esta unidad tiene algo que ver con Yoda: un yottabyte son, 'simplemente', 10bytes.
Teniendo en cuenta que haría falta llenar los estados de Delaware y Rhode Island con un millón de centros de datos para albergar un solo yottabyte, más le vale al CIO de una hipotética Estrella de la Muerte futura que se hayan desarrollado nuevas técnicas para poder almacenar información, por ejemplo, en nuestro ADN. ¿Ofrecerá Amazon Web Services esta opción en un futuro? ¿Cómo lo resolvió el CIO del Gran Moff Tarkin?
La planificación de la seguridad, asignatura pendiente
Pese a que suponemos que los CSO (Chief Security Officer, responsable de seguridad informática) de las dos Estrella de la Muerte, en colaboración con los CIO, intentaron planificar la seguridad de estas inmensas estaciones espaciales lo mejor posible, hay que reconocer que tomaron decisiones desacertadas.
En el caso de la primera, diseñaron el sistema con una vulnerabilidad suficientemente grave para permitir la destrucción de toda la estación. Además, no implementaron un sistema de cifrado en los planos de la Estrella de la Muerte para evitar que sus enemigos pudieran estudiarlos si lograban acceder a ellos. ¿El resultado? Leia los esconde en R2-D2, los rebeldes acaban descubriendo la existencia de un pequeño conducto de ventilación que lleva al reactor principal y Luke Skywalker acaba provocando la explosión de semejante obra de ingeniería.
El CSO de la segunda Estrella de la Muerte, conocedor de este problema, decidió introducir algunas mejoras en la seguridad, como la supresión de esa salida térmica. Además, la nueva estación estaba protegida por escudos deflectores cuyo generador no se encontraba en la propia nave, sino en la boscosa luna del planeta Endor.
Darth Sidious, no sabemos si asesorado por el CSO, planea una estrategia de prevención: tender una trampa a los rebeldes reforzando la seguridad en ese planeta. Sin embargo, subestimaron los recursos humanos con los que llegaría a contar el equipo formado por Han Solo, Leia, Chewbacca y C-3PO. Ayudados por los adorables 'ewoks', logran acabar con el generador y la nueva Estrella de la Muerte también es destruida.
AVISO: el siguiente párrafo contiene 'spoilers' de 'Star Wars: El despertar de la fuerza'. AVISO: el siguiente párrafo contiene 'spoilers' de 'Star Wars: El despertar de la fuerza'
El CSO de la enorme Base Starkiller Base Starkillertampoco debió encargar los suficientes test de penetración a sus sistemas. Pese a que el planeta helado estaba protegido de forma que ninguna nave que viaje a una velocidad inferior a la de la luz pueda penetrarlo, el responsable de seguridad de la Primera Orden no contaba con el pedazo de chatarra más rápido de la Galaxia. Han Solo, Chewbacca y Finn burlan el escudo al traspasarlo con el Halcón Milenario a la velocidad de la luz, dejando en evidencia al nuevo CSO.
¿Por qué el CIO debería negarse a construir una mayor?
Teniendo en cuenta que todos los bastiones de El Lado Oscuro han sufrido un trágico desenlace, tal vez el CIO debería convencer a sus superiores de que construir una sola estación espacial superdestructora no es la mejor idea.
A Stuart Amstrong, investigador del Instituto del Futuro de la Humanidad, se le ha ocurrido otra forma de conseguir su objetivo. Teniendo en cuenta que la Primera Orden cuenta con una infinita mano de obra (pueden fabricarse robots en serie capaces de construir a su vez armas), tal vez sería mejor desarrollar estaciones de menor tamaño que fueran más difíciles de destruir. ¿Acaso la unión no hace la Fuerza?
“En lugar de construir una base formada por billones de toneladas de metal y rocas, ¿por qué no construir muchas de ellas, cada una con su propio proyectil y un arma, con los robots a cargo?” argumenta Armstrong. “Se podrían haber completado medio millón de armas ligeras en el tiempo que se tardaría en construir una masiva”. ¿Debería escuchar la Primera Orden los consejos de Armstrong?
De un modo u otro, por el momento parece claro que la Fuerza no acompaña a los CIO de el Lado Oscuro. Pero tampoco queremos que lo haga, ¿no?
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Las segunda imagen del artículo es propiedad de Whatley Dude
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