Una profesora de cine: asesorando a las pelis de robots 'made in Spain'

Marvin Minsky, uno de los padres de la inteligencia artificial, a punto estuvo de ser aplastado por una pieza del decorado durante el rodaje de '2001: una odisea en el espacio', en el que participó recreando al malvado ordenador HAL 9000. Tres décadas después, John Underkoffler, investigador del MIT, se sacó de la manga el famoso sistema que permitiría a Tom Cruise convertirse en un director de orquesta con las pantallas en 'Minority Report', después de que Steven Spielberg se reuniera con varios científicos para que le asesoraran sobre el futuro en el que planeaba ambientar su película.

Ciencia y ficción se han fusionado de distintas formas a lo largo de la historia del cine. Hace unos meses volvieron a reunirse, pero esta vez en una película española. 'Autómata', el thriller sobre un futuro distópico en el que Antonio Banderas se convierte en el agente de seguros en una compañía de robots humanoides, contó con el asesoramiento científico de una experta en la materia: Concepción Monje, investigadora del grupo Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid.

“Para tener un vínculo con la realidad en robótica interesaba una perspectiva profesional y por ello hablé con Concha para que nos ayudara en dos partes: la revisión del guion y los elementos técnicos, y también en el diseño”, cuenta Gabe Ibáñez, director de la cinta que se presentó en la última edición del Festival de San Sebastián y se estrenó en España en enero, a HojaDeRouter.com.

Ibáñez quería especular sobre la posibilidad de una inteligencia artificial que superase a la humana en un 2044 marcado por la regresión tecnológica, y pensó que una experta en robótica le podía dar las claves para mantener la verosimilitud dentro de ese ficticio planteamiento.

“Buscamos una propuesta que tuviera una cierta solidez, con cuestiones sin responder como hay cuestiones sin responder en la evolución humana, en por qué hemos llegado a bajar del árbol”, nos detalla Monje. La investigadora pulió el guion con Ibáñez y los otros dos guionistas del film en su primera experiencia cinematográfica, e incluso comentó los detalles con el propio Antonio Banderas, que decidió participar también como productor de la cinta.

Aunque según Monje, 'Autómata' plantea una evolución “impensable” en tan poco tiempo, la inteligencia artificial ya está dando los primeros pasos en ese sentido. “Más que un robot que tenga una inteligencia de aquí a 50 años, será muy probable que tengamos en el entorno prototipos con un cierto grado de inteligencia para aliviar las tareas cotidianas, que sea un compañero”, defiende Monje.

El director partió de esa concepción de robot doméstico para crear a sus Pilgrims 7000, en los que quería plasmar una visión de la robótica clásica. “Queríamos que nuestros robots tuvieran cierto rigor antropomórfico, era importante mantener esa conexión con la realidad”, explica Ibáñez, que trató de aunar la robótica del presente con el futuro distópico que plantea en el film, en el que los robots enfermeros o constructores aparecen envejecidos, esclavos de una sociedad decadente tras la tormenta solar que ha convertido la Tierra en un lugar inhóspito.

“Frente a otras películas como 'Yo, robot', en la que aparecen robots con movimientos muy avanzados, aquí se buscó que tanto la parte estética como los movimientos fueran lo más cercanos posibles a la robótica actual”, nos cuenta Monje. El equipo de la película se fijó también en la forma de caminar de los robots bípedos actuales (“también tienen un cierto deje cuando andan”) y el diseñador de sonido, Gabriel Gutiérrez, se trasladó al Laboratorio de Robótica de la Universidad Carlos III para grabar los sonidos que emiten sus robots humanoides destinados a investigación.

Pese a su aspecto, inspirado en los electrodomésticos de Braun de los años 60 y 70, Ibáñez quería que las entrañas del robot parecieran orgánicas, y decidió que los Pilgrims funcionaran gracias a fluidos para añadir ese factor biológico a la electrónica y la mecánica.

Concepción Monje le ayudó a dar un respaldo científico a esa sangre transparente que gotea cuando los Pilgrims mueren. “Existen actuadores en algunos robots que requieren ciertos líquidos y en base a esa idea propuse un término, el de fluido de compensación de las temperaturas internas del robot, para que funcione adecuadamente, y finalmente se respetó ese término en la película”, nos cuenta Monje.

La investigadora también propuso que un 'biokernel' constituyera el núcleo de las máquinas (un policía asesina a una de ellas disparando a este dispositivo, alojado en su cabeza), protegido con criptografía cuántica para impedir que fuera modificado. Monje incluso elaboró un dosier de baterías atómicas capaces de proporcionan energía durante años, y que llevan tiempo utilizándose en satélites, para explicar científicamente por qué los robots comenzaban a ser más autónomos.

¿CÓMO SE DISEÑA UN ROBOT HUMANOIDE?

La investigadora de la Carlos III también colaboró en las tareas de diseño de los robots, supervisando que los prototipos fueran similares a la robótica humanoide actual. “Mi labor fue ligera, se basó en comprobar y asegurar que el diseño era coherente”, explica Monje, que trabaja diariamente con robots como Teo, un humanoide bípedo con capacidades locomotoras similares a los Pilgrims; o Maggie, una simpática robot social que simula sentir emociones (aunque los robots de la cinta llegan a 'sentir' realmente).

Esta investigadora revisó y aprobó el diseño de estos autómatas, que no gestó ningún científico, sino los diseñadores del estudio User T38User T38. Debido a las restricciones del presupuesto, pero también al deseo de dotar a la película de una estilo visual sesentero, el director optó por diseñar estos robots en España para ser fabricados después en el estudio de cine Nu Boyana de Bulgaria en el que se rodó la película, un peculiar método en la era del 3D.

Así que los diseñadores se enfrentaron al reto de crear una gama de robots que no solamente parecieran reales, sino que además pudieran convertirse en prototipos realizables, con una cabeza controlada por control remoto y un cuerpo que pudiera moverse armoniosamente con la ayuda de marionetistas.

“Nos fijamos en referencias reales de cómo funcionan los robots: en el momento que se propuso hacerlos de verdad, hubo que dar la vuelta al diseño para que todo funcionase realmente”, nos explica el diseñador Raúl Monge. “Teníamos que combinar el diseño con que pudiera funcionar, y nos teníamos que fijar en mecanismos que existan, no solo en robots antropomórficos, sino en otros tipos de maquinaria”, añade Carlos Salgado, otro de los diseñadores de User T38.

Salgado y Monge ya eran dos apasionados de la robótica que se inventa con lápiz y papel, pero por primera vez tenían que transformar sus bocetos en robots reales para cine, creíbles pero estéticos, que no parecieran amenazantes pero que sí tuvieran “un punto de mal rollo”, según el propio Carlos. Así que ambos se dedicaron a ver muchos vídeos de robots actuales, tomando algunas referencias de humanoides como ASIMO.

Durante varios años, trabajaron de forma intermitente mejorando la primera versión de sus Pilgrims junto con el realizador y el director artístico. Decidieron que tendrían cintura para mejorar su movilidad, diseñaron varias tandas de cabezas hasta dar con la expresión neutra pero con 'aire bobalicón' del Pilgrim y añadieron además una chepa “para enfatizar que era un personaje dócil e incluso triste, alguien que lleva una carga sobre sí mismo que no puede quitarse”, según nos cuenta Monge.

Carlos Salgado supervisó los detalles de fabricación de los robots en Bulgaria, eligiendo desde los colores a los acabados de las carcasas, el grado de envejecimiento de los robots o los cables más adecuados para dar forma al Pilgrim deseado. “Me pareció un prototipo muy creíble hoy en día”, señala Concepción Monje, satisfecha con los robots humanoides que protagonizan 'Autómata'.

El peregrino evoca el personaje que comienza un camino. Para nosotros era muy importante: no lo estábamos mostrando al final de la nada, sino al principio de un periodo evolutivo. Ese concepto de primitivismo tecnológico era muy importante”, defiende Gabe Ibáñez, que se inspiró para realizar esta película en el fenómeno de autoreproducción de las impresoras 3D tras leer una noticia en 2009 sobre las primeras impresoras capaces de fabricar las piezas de otras.

Amante de la ciencia ficción desde que era niño, Ibáñez homenajea a Asimov y a sus tres leyes de la robótica en este meditado film, que consiguió cuatro nominaciones a los premios Goya en las categorías técnicas pero no ha contado con el beneplácito de la crítica. “Autómata no va a pasar de moda. Si vemos la película en diez años seguirá teniendo cierta base científica, porque detrás hubo un asesoramiento científico”, concluye Ibáñez.

Al fin y al cabo, el famoso futurólogo Ray Kurzweil también ha planteado que en unos años alcanzaremos la famosa singularidad. Ahora bien, ¿tendrá esa singularidad forma de Pilgrim 7000?

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Las imágenes de este reportaje son propiedad de User T38, Green Moon y Cristina Sánchez