Felipe sigue en forma

Mallorca —

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40 años después, Europa tiene unas arrugas tan profundas que ni el bótox conseguiría camuflar. Es el resumen que podría extraerse de la conferencia que impartieron Felipe González y Miquel Roca en el Auditorium de Palma para conmemorar el 40 aniversario de la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea. Faltaba Matutes, que no pudo asistir por cuestiones sobrevenidas, pero que quiso estar a través de un vídeo en el que don Abel aparecía en camiseta oscura de manga corta y con El País presidiendo la mesa de su despacho.

Que Felipe sigue en (su) forma lo demostró él mismo cuando apenas había pasado un cuarto de hora y soltó que “en lugar de conmemorar los 50 años de la muerte de Franco” era mejor hacerlo sobre el tema que tocaba. Y ya no paró hasta que acabó el acto: “Putin o los hijos de Putin” (tímidos regocijos), que España le da la risa con el gasto en defensa, que a Trump le falta “quitarle la corona al otro y ponérsela él” (por el rey Carlos), que “el sátrapa no está demasiado maduro” (pero con mayúscula en la M), que en Gaza está habiendo “una limpieza étnica”, que Trump es transitorio y Putin es permanente, que el origen de Hamás lo financió Israel, que lo de Yolanda Díaz “desde el río hasta el mar” fue una boutade, que lo único que no puede perder Israel es a la opinión pública, que nadie contextualiza mejor que un italiano (por Draghi y Letta) pero que hacerlo ya es harina de otro costal, que Trump necesita más a Europa que al revés y que si de verdad España quiere ser sólo el destino paradisíaco “de los nuevos ricos y no nuevos también”. En el aire quedó la duda de si habría hecho esa misma afirmación delante del amo de media Ibiza. ¡Ah! Y que el tren llegue a su hora. Hola, Óscar Puente.

- ¿De aquí sale algún mensaje de esperanza?- preguntó la periodista Rosa Paz.

Y siguieron a lo suyo.

Miquel Roca puntualizaba discretamente los comentarios de Felipe González porque, como él mismo dijo, no tiene tanta responsabilidad en lo que diga como el expresidente. Roca afirmó que “la gobernanza de Europa no existe” y que las voces de los europeístas ni se oyen ni se escuchan. Que el reto de Europa y de España es no defraudar a su propia conciencia, que quien más necesita a Europa son los europeos y que “después de haberlo hecho tan bien” ahora se lo han cargado todo. Entonces, el público aplaudió.

Uno de los primeros en llegar al acto fue Fulgencio Coll, que se protegió del sol de las cinco de la tarde con un sombrero. Acudió la plana mayor del Govern, del Consell y del Ajuntamient de Palma. Por supuesto, empresarios, abogados y las fuerzas vivas de las Islas. Varios coches de alta gama se arremolinaron en una zona reservada, pegada al auditorio, donde los distintos chóferes esperaron a sus jefes haciendo corrillo entre ellos y compartiendo tabaco. En los alrededores permaneció el personal de seguridad propio de quien fue presidente y de un padre de la Constitución.

Al terminar el bloque europeo, se rindió homenaje a Félix Pons, el primer balear presidente del Congreso de los Diputados, al cumplirse 15 años de su muerte. Un hombre “que cantaba ópera en casa”, según su abogado y amigo Lluís Morell. Un “europeísta yeyé”, como lo definió el periodista Andreu Manresa y cuya “voz era absolutamente sedante”, en palabras de Miquel Roca. El ex portavoz de CiU destacó que “la forma de Félix Pons, por sí sola, merece hoy este homenaje”. Un político admirado que “servía a la política y no se servía de ella porque su construcción humana tenía una autonomía significativa”, sentenció Felipe... para pasar a la acción.

Porque Félix Pons “era el presidente del Congreso de los Diputados, de todos”, recalcó, y “aunque no se le notara, era la tercera autoridad del Estado. Y ahora, ¿qué?”, dijo aludiendo a la otra mallorquina que ocupa ahora ese lugar. Entonces, la Sala Magna murmuró. Cuando la presidenta Prohens subió al escenario para clausurar el acto, recogió las palabras de González para recalcar que Félix Pons, en efecto, fue el presidente del Congreso “de todos”. Francina Armengol no acudió al acto.

Felipe González no quiso contestar a la pregunta de Andreu Manresa sobre cómo ofreció ser ministro a Félix Pons porque no se acuerda. Y se refirió al rey como “mi tocayo coronao”.