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La imposible conciliación de las familias de Ibiza: no hay suficientes plazas para las escuelas de verano

Alumnos del CEIP Aina Moll de Palma.

Esther Cabezas

Eivissa —

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Las familias residentes y trabajadoras en Eivissa se encuentran en una situación muy complicada. A la carestía de la vivienda, la subida sin fin del precio de alimentos, combustibles y ocio y al mal servicio de transporte público, entre otros muchos inconvenientes, se le une la falta de plazas públicas en las escuelas de verano y las escoletas públicas de 0 a 3 años. 

Si para una familia en cualquier territorio del país le es difícil la conciliación familiar en época escolar, en Balears, y en Eivissa en particular, la situación se complica aún más. Hay que tener en cuenta que una gran cantidad de las personas empadronadas en el archipiélago, que viven en ellas hace muchos años, no son autóctonos de las islas, por lo tanto, para conciliar, las unidades familiares han de hacer un gran ejercicio de equilibrismo.

Esto supone que una de las personas adultas de la unidad familiar, si es que esta no es monoparental, debe dejar de trabajar, algo casi imposible si se quiere llegar a fin de mes. Otras posibilidades son dejar a los niños a cargo de amistades, vecinas, amigas... que cubran las necesidades mínimas de los hijos e hijas, como llevarlos y recogerlos del colegio y de las actividades extraescolares, visitas al médico y quedadas con las amistades; porque hay que tener en cuenta que una gran parte de la población en Eivissa vive en el campo y que el transporte público es tan pésimo tanto en rutas como en frecuencias que afecta muy gravemente a la autonomía de los más jóvenes de la familia. Esta es la situación durante el otoño y el invierno.

Con el fin del curso escolar, desde la última semana de junio la necesidad de una escuela de verano pública es básica, porque no todas y todos los trabajadores tienen familia en la península para “mandar” a sus hijos e hijas y las tarifas de las actividades privadas muchas veces son inasumibles y es que los salarios no cubren los gastos, a pesar de que en muchos casos, como en la hostelería, son superiores a los del resto del país. Una actividad privada de 1 semana, por ejemplo, costaría alrededor de 350 euros. 

Aumento de la población

Con esta situación, la cuestión es que cada año las solicitudes tanto en las escoletas como en las escuelas de verano públicas se multiplican y no se corresponden con la oferta existente. Los motivos son varios. Uno de ellos es el aumento de la población en Balears, que ascendía en el primer trimestre de 2023 en un 0,25%, es decir, 21.500 ciudadanos más en un año, superando el millón 200 mil habitantes con una densidad de población de 247 habitantes por km², muy superior a la de España en general y a la cabeza en cuanto a comunidades, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este incremento de la población se debe, principalmente, al aumento de personas de nacionalidad extranjera que llegan a las islas por motivos laborales, lo que ha compensando los bajos índices de natalidad en las islas. Dentro del archipiélago, Eivissa se lleva la palma en cuanto a densidad de población con 253,34 habitantes por km², seguida de Mallorca con 241,79. Las siguen Formentera con 146,75 y Menorca con 131,93 habitantes por km², respectivamente.

Por otro lado, la gratuidad de las escoletas municipales y concertadas dentro de la red de la Comunidad Autónoma, que desde este mismo año se extiende a toda la franja de edad de 0 a 3, ha producido una avalancha de solicitudes, motivo por el cual los criterios de admisión se han visto modificados en algunos municipios de Eivissa. En cuanto a las Escuelas de Verano municipales, el bajo precio y la llegada de mano de obra de fuera de la isla ha hecho que las solicitudes se multipliquen. Y aunque el problema de falta de plazas se extiende a todo el archipiélago, el caso de Eivissa es el más preocupante.

Las escoletas se han quedado pequeñas

Ya durante el curso escolar la situación es muy complicada para las familias que no disponen de una economía holgada y que necesitan los servicios públicos por los que toda la ciudadanía en activo paga. La inscripción en la red de escoletas públicas, municipales, y concertadas (de 0 a 3 años) de toda Balears la centraliza desde hace dos años el Govern.

Los datos de los que dispone la Conselleria balear de Educación, correspondientes al curso escolar 2022-2023 cuando ya era gratuita la franja de 2 a 3 años, ponen de manifiesto que la falta de plazas en todas las islas, menos en Formentera, era un hecho ya en el curso que ahora acaba. En Mallorca hubo 2.592 solicitudes de las cuales 373 se quedaron sin plaza. En Eivissa, los datos hablan por sí mismos: las solicitudes fueron 565, 142 de ellas no se concretaron en una plaza. En Menorca la situación era mejor, ya que solo 7 familias de las 327 que lo solicitaron se quedaron sin plaza. Fuentes de la Conselleria balear de Educación del gobierno saliente han asegurado a elDiario.es que “uno de los retos de estos últimos años ha sido ampliar la oferta de 0 a 3 años. Para eso en Eivissa se han autorizado dos escoletas y hay ayudas para la creación de plazas en todas las islas. Poco a poco se va ampliando”.

Sin embargo, estas medidas son a todas luces insuficientes por dos motivos principales: el aumento de población y la gratuidad total, de 0 a 3 años, que se acaba de implantar para el curso 2023-2024. Los datos hablan también por sí solos. En Mallorca, se han registrado 3.626 solicitudes, 1.034 más que en el periodo anterior, de las que 667 se han quedado sin plaza, con un 81,61% de plazas adjudicadas, según fuentes de la Conselleria. En Eivissa han sido 174 las solicitudes que se han quedado fuera de las 700 admitidas, 135 más que en 2022-2023, lo que supone un 75,14% de admitidos. Por su parte, en Menorca los datos para el curso que viene suponen el 95,91%, es decir, de 391 solicitudes, 16 se van a quedar sin plaza, 9 más que el año pasado. Además, este curso que viene en Formentera, que normalmente cubre todas sus plazas, se han quedado 3 sin aceptar de las 55 admitidas, un 94,55% de las mismas, aunque fuentes del Consell aseguran a este diario que “se hará un esfuerzo para que nadie se quede sin sitio” en la escoleta municipal.

En Eivissa han sido 174 las solicitudes que se han quedado fuera de las 700 admitidas, 135 más que en 2022-2023, lo que supone un 75,14% de admitidos

Así las cosas, es la isla de Eivissa la que mayores problemas tiene para la escolarización en esta franja de edad, lo que unido a los hándicaps de los precios de la vivienda, de la falta de profesorado, precisamente por estos motivos, y de la inflación, ponen al límite a las familias trabajadoras. La red de escoletas en la pitiusa del norte la componen 3 dependientes del Consell (Cas Serres, Es Fameliar y Ses Païsses), 2 del municipio de Sant Josep (Cala de Bou y Es Vendranell) , 2 en Eivissa (Vila y Can Cantó), 1 en Sant Antoni de Portmany (Can Coix) y 1 en Santa Eulària des Riu (Santa Gertrudis). 

En Sant Josep de sa Talaia, en estos momentos, según fuentes del equipo de gobierno saliente, hay 8 plazas vacantes de 0 a 1 año y 23 niños o niñas en lista de espera en las franjas de 1 a 3 años, datos que pueden variar cuando se cierre el periodo de admisión.

En Sant Joan, donde las instalaciones de la Escoleta de Benirrás permanecen cerradas desde el curso pasado por obras de ampliación, trabajos que según fuentes del Ayuntamiento consultadas “no se sabe si van a acabar para el curso que viene”, lo que obligó al traslado del alumnado a dependencias del antiguo Ayuntamiento, “se han presentado 48 solicitudes dentro del plazo, de las cuales 3 se han quedado sin plaza”.

En Sant Antoni, la escoleta Can Coix, que dispone de 67 plazas, tiene vacantes de 0 a 1 año y 16 niños y niñas están en lista de espera en la franja de 1 a 3 años.

En Santa Eulària, la escoleta de Santa Gertrudis dispone de 77 plazas “y ya hay muchas familias en lista de espera”, tal y como asegura al elDiario.es una de las solicitantes que está en esta situación. Por su parte, el Ayuntamiento de Eivissa no ha aportado los datos solicitados sobre las listas de espera, ni el Consell de Eivissa, que cuenta con 175 plazas.

En verano: ¿dónde dejo a los niños?

Todos los municipios de la isla de Eivissa programan cada año Escuelas de Verano para cubrir las necesidades de las familias que aprovechan este periodo para incrementar sus ingresos, ya que en muchas de ellas el invierno supone cobrar el paro o, simplemente, quedarse sin ingresos, ya que la oferta de trabajo disminuye por el fin de la temporada turística. Desde hace algunos años y, sobre todo, desde la pandemia con el aumento de población, las instalaciones no son suficientes para la demanda existente. 

El Consell d'Eivissa programa cada año campamentos de verano en sus instalaciones de Cala Jondal. En estas instalaciones, según han informado fuentes de la máxima institución insular, “se venían ofreciendo 90 plazas en cada uno de los 8 turnos existentes, además de otras 50 plazas del campamento ‘Exploradors’, que se hace fuera de la isla”. Estas plazas se han tenido que ampliar este año. En el caso de los campamentos habituales se ofertan 110 plazas en cada uno de los 10 turnos. En el caso de ‘Exploradors’, “que este año se hace en Asturias”, se han puesto a disposición 10 plazas más, según las mismas fuentes. Sin embargo, al cierre de este reportaje no se han aportado datos de listas de espera.

Por su parte, el Ayuntamiento de Eivissa ofrece este verano 541 plazas de 3 a 12 años, incluyendo 58 niños y niñas con necesidades especiales. Todos son atendidos por un equipo de 72 monitores. Fuentes del Consistorio saliente han especificado que el mayor problema que ha existido este año ha sido el de la contratación de monitores que realiza el consistorio directamente. “Hemos tenido que hacer una segunda convocatoria porque en la primera quedaban muchas vacantes, pero ya están cubiertas todas”.

En la misma situación se encuentra el Ayuntamiento de Sant Josep, que ha abierto una segunda convocatoria para la contratación de monitores, dada la escasez de los mismos. “Antes siempre había vacantes, pero en 2022 hubo una avalancha de solicitudes, unas 900, y solo pudimos atender unas 500, lo que ha hecho que se establezcan unos criterios de admisión que son la plaza preferente para empadronados en el municipio y que los dos progenitores estén trabajando y necesiten conciliar”. En concreto, este año se han realizado 789 preinscripciones, de las cuales 420 cumplían con estos requisitos. Además, hay unos 105 solicitantes “que aunque cumplen los requisitos se han quedado fuera y se está estudiando cómo darles cobertura”, han explicado a este diario fuentes del equipo de gobierno saliente, que aseguran que la dificultad está en la contratación de monitores porque al igual que en Eivissa “hay bastantes niños con necesidades especiales que necesitan un monitor para cada uno de ellos”. El municipio de Sant Josep parece ser el más afectado según los datos aportados por el Consistorio.

Por su parte, los ayuntamientos de Sant Antoni y Sant Joan, que realizan la contratación de monitores a través de S'Espurna, entidad de tiempo libre perteneciente al obispado de Eivissa, no tienen problemas de contratación. 

En el caso de Santa Eulària, ha habido 757 inscritos en las Escuelas de Verano municipales y 196 en lista de espera, aunque desde el Ayuntamiento aseguran que “en realidad no es que no tengan plaza, es que podían haberla conseguido si hubieran aportado la documentación que no habían entregado o que hubieran pagado las tasas cuando se les requirió, pero no lo han hecho”. “Se da la circunstancia que hay familias que se preinscriben en varios municipios y luego, si tienen plaza en varios sitios, eligen el que más les conviene, como también nos han comentado desde Sant Josep”, añaden. Sin embargo, las familias consultadas aseguran que no queda más remedio que hacerlo así para asegurarse una plaza y poder trabajar. “En cuanto a los monitores, no ha sido fácil. Al final, se junta la falta de personal cualificado con la abundancia de ofertas de trabajo, pero hemos podido conseguir suficientes”, puntualizan.

En medio de este laberinto de datos y situaciones están los niños y niñas en edad escolar y sus familias que esperan y exigen que los impuestos que pagan se traduzcan en servicios reales y adaptados a sus necesidades para poder seguir trabajando y residiendo en las islas. 

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