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Michael Ignatieff, dispuesto a hacer frente a Orbán por la libertad de cátedra en Hungría

Manifestación contra el cierre de la Universidad Centroeuropea en Budapest el 4 de abril.

Javier Albisu / EFE

Bruselas —

El intelectual Michael Ignatieff, rector de la Universidad Centroeuropea de Budapest, está dispuesto a plantar cara hasta donde haga falta al Gobierno húngaro del euroescéptico Viktor Orbán, que acosa judicialmente a esa institución que fue fundada en 1991 por el magnate de origen húngaro George Soros.

“Me he comprometido a mantenerla abierta pase lo que pase. Puede significar que demos clases de filosofía en una tienda de campaña en un parque público. ¿Por qué no?”, explica en una entrevista con Efe Ignatieff.

El rector, anteriormente profesor de Cambridge, Oxford y Harvard además de escritor, periodista y excandidato del Partido Liberal de Canadá, se encuentra atrapado en una batalla entre dos pesos pesados en Hungría: el populista conservador al frente del Gobierno de Hungría y el multimillonario filántropo húngaro afincado en Estados Unidos.

“No recibo órdenes de George Soros, sino de los 21 miembros del consejo de gobierno de la universidad”, en los que hay representantes de Oxford, Berkeley, Stanford, Harvard o Columbia, prosigue Ignatieff, quien acusa a Orbán de hacer una legislación “ad hoc” contra su universidad.

A finales de marzo, el partido de Orbán, el Fidesz, presentó un proyecto de ley para obligar a los institutos académicos financiados desde el extranjero a tener una sede y programas académicos en su país de origen, Estados Unidos en su caso.

“Es una legislación que tiene por objetivo la Universidad Centroeuropea. Sería la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que un Estado libre europeo cierra una institución libre”, lo que abre una incógnita “para el pueblo húngaro sobre su lugar en Europa”, desliza el académico.

Lo dice sabiendo que la batalla contra la universidad es solo un desafío más de Orbán a Bruselas, al que se suma otra propuesta legislativa que dificultaría la actividad de las ONG, acciones que coinciden en el tiempo con una campaña con el título “Paremos Bruselas” para pedir a sus ciudadanos ideas sobre cómo frenar las políticas de la Unión Europea (UE).

Ignatieff ha denunciado en los tribunales húngaros la supuesta inconstitucionalidad del ataque a la libertad de cátedra de Orbán y, en paralelo, intenta recabar el mayor respaldo posible para que la UE saque del atolladero a su centro universitario.

La razón por la que Orbán ha “tomado como rehén” a esa universidad, asegura, es el enfrentamiento que mantiene con Soros, de 86 años, fundador del centro y a quien la revista estadounidense Forbes atribuye una fortuna de unos 25.000 millones de dólares. El multimillonario criticó abiertamente en 2015 la implacable gestión del primer ministro húngaro en la crisis de los refugiados.

“Sería bueno que arrancasen los procedimientos de infracción (de la Comisión Europea) y pusieran bajo presión al Gobierno húngaro”, agrega el rector tras participar en un coloquio en la Universidad Libre de Bruselas.

A ese foro acudió el embajador de Hungría en Bruselas, Zoltán Nagy, quien tomó la palabra para explicar que su Gobierno intenta subsanar las “irregularidades” en las que supuestamente habría incurrido la universidad.

Pero si existen irregularidades, se va a los tribunales, no se cambia la legislación improvisadamente, replica Ignatieff, que ha recibido el apoyo expreso del vicepresidente primero de la Comisión Europea (CE), Frans Timmermans, y de varios eurocomisarios, entre ellos el húngaro Tibor Navracsics.

Ahora su objetivo es el Parlamento Europeo, que el miércoles debatirá sobre el caso de su universidad. Y en particular el Partido Popular Europeo (PPE), en cuyas filas se inscribe la formación de Orbán.

“Hay motivos para creer que hay descontento en el PPE por su constante asociación con un gobierno que persiste infringiendo valores europeos esenciales. Tendremos que ver si el PPE quiere consentirlo. Espero que no”, dice Ignatieff, al que apoyan, entre otros, el líder de este grupo en la Eurocámara, Manfred Weber.

La crisis húngara, con recientes protestas multitudinarias en las calles de Budapest, estará muy presente esta semana en la agenda comunitaria. Soros se reunirá el jueves en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien en el pasado se ha referido jocosamente a Orbán como “dictador”.

Ignatieff ha recibido apoyo de 650 universidades como Harvard, Princeton, Yale y Oxford, así como de los gobiernos de Estados Unidos y Alemania. También ofertas de ciudades como Leipzig, Berlín, Viena, Praga o Bratislava para trasladar allí la universidad. Pero no quiere mudarse, sino que Orbán designe a una persona con autoridad para negociar con el rectorado y solucionar el problema.

“No se toma una organización libre como rehén para servir a unos objetivos políticos, sean los que sean. Podría tener objetivos extremadamente liberales y progresistas y tampoco me gustaría”, concluye Ignatieff.

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