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Activistas por el patrimonio en Italia: “Queremos que cambie el modo en que se representa a las mujeres”

'La lavandaia di Bologna' (de 2000)

Raúl Novoa

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Buscar estatuas de mujeres relevantes en la historia en las ciudades italianas es una misión compleja. Y, de encontrarlas, son “pocas, sexualizadas y firmadas en un 90% por hombres”. Eso dice la asociación italiana Mi riconosci (“me reconoces”) que, tras haber realizado un estudio, solo ha conseguido identificar 148 estatuas de mujeres reales —que no fuesen representaciones de la Virgen María, de diosas o de alegorías como la Justicia o la Libertad— en el espacio público de todo el país.

El concepto de “estatuas de mujer sexualizadas” es objeto de debate dados los ideales de antropocentrismo y belleza del Renacimiento que marca gran parte del patrimonio cultura de Italia. Sin embargo, Ludovica Piazzi, investigadora e histórica del arte, argumenta en conversación con elDiario.es que “muchas de las estatuas analizadas para el estudio son del siglo XX o de hace apenas veinte años, con otros cánones diferentes al Renacimiento, y se representan desnudas o hipersexualizadas igualmente a conciencia”. Además, “solo un 5% de las obras femeninas son firmadas por mujeres; lo que quiere decir que se nos representa con los prejuicios estéticos y morales de los hombres”.

En el parque de Villa Borghese de Roma, diseñado en el siglo XX, hay una zona con bustos de personas relevantes de la historia italiana. Hay 229 bustos de hombres pero solo tres de mujeres. Pasa lo mismo en el parque de Gianicolo, con 226 hombres y solo una mujer. O en Milán, con 125 estatuas de hombres en el espacio público y solo una de mujer. “No tenemos una media exacta, pero estimamos que hay una estatua sobre una mujer por cada 100 de hombres”, dice Piazzi, que también es miembro de Mi riconosci.

"Tal y como tenemos estatuas de Garibaldi en su vejez, no tenemos estatuas de mujeres ancianas, nos muestran siempre dentro de un canon que en el hombre no se cumple, porque somos como un objeto de consumo", señala Rosanna Carrieri

En la misma línea, Rossanna Carrieri, historiadora del arte y miembro de este grupo, critica que las mujeres representadas, casi siempre tienen niños a su cargo. “Es una forma de representación patriarcal, se nos relaciona siempre con los cuidados o con labores del hogar. No podemos ser representadas solo como mujeres, parece que es demasiado”, dice. Como ejemplo internacional de ello, señala la estatua de Diana de Gales, que murió en 1997, representada junto a sus hijos. 

Carrieri critica también la forma de representación en cuanto a la edad de las mujeres. “Tal y como tenemos estatuas de Garibaldi en su vejez, no tenemos estatuas de mujeres ancianas, nos muestran siempre dentro de un canon que en el hombre no se cumple, porque somos como un objeto de consumo”. 

Si bien “hasta las vírgenes están sexualizadas en todo el mundo”, un ejemplo de esta representación de la mujer en el arte son las esculturas de La lavandaia di Bologna (de 2000) o la fuente de 2003 en Acquapendente, un pueblo en el centro de Italia, dedicada a dos periodistas asesinadas, Ilaria Alpi (por la mafia) y Maria Grazia Cutuli en la guerra de Afganistán en 2001, a las que se representa como ninfas desnudas.

Rosanna Carrieri dice que es más importante “que cambie el modo” en que se representa a las mujeres. “En el imaginario colectivo, no se nos puede renegar exclusivamente a la maternidad y a los cuidados. Es un problema que tiene que ver más con como nos pensamos que un simple problema de estatuas”, dice.

Otro tipo de arte es posible

Para Ludovica Piazzi, “lo peor” es que muchas de estas obras estén financiadas con dinero público. “No puede ser que venga una asociación, ponga dinero para una obra en el Ayuntamiento, les den el proyecto y se haga”, lamenta. 

En esta línea, Carrieri defiende un uso del espacio público “que tenga en cuenta lo común”, ya que “la ciudad es para quien la vive”. “Hay que poner el foco también en la gestión de los propios bienes culturales y profundizar en un espacio público feminista”, añade. “Necesitamos monumentos más participativos, que nazcan más por la sensibilidad e intereses de los ciudadanos”, apunta Piazzi, que subraya la necesidad de que las mujeres crezcan con referentes “de todo tipo”.

Un ejemplo que ponen es el monumento a las caídas partisanas de Villa Spada, dedicado a las 128 antifascistas de Bologna asesinadas durante la lucha por la liberación del fascismo. En este caso, se implicó también a estudiantes de colegio. O la llamada Fontana dei Diritti, en Budrio, cerca de Bolonia, en la que hijos de inmigrantes han escrito alrededor de la fuente bajo la supervisión de la artista Lorenza Mignoli.

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