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Biden pide a los estadounidenses que apoyen la ayuda militar a Israel y Ucrania: “Es un punto de inflexión en la historia”

Javier de la Sotilla

20 de octubre de 2023 07:10 h

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Después de dos semanas de intensa diplomacia, mensajes de solidaridad y promesas al exterior, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha dirigido este jueves a sus conciudadanos para justificar el envío de más asistencia militar a sus dos grandes aliados en guerra: Ucrania e Israel. “Las decisiones que tomemos hoy determinarán las próximas décadas”, ha asegurado, en horario de prime time y desde el Despacho Oval, enmarcando el momento actual como “un punto de inflexión en la historia”.

Como respuesta a las recientes protestas, en las calles y en el Capitolio, pidiendo el alto el fuego en Gaza y el cese de la ayuda militar a Israel, así como a las dudas presentadas en los últimos meses -especialmente entre republicanos- sobre el apoyo a Ucrania, Biden busca convencer de que el apoyo militar exterior es central en la estrategia de seguridad nacional. Para ello, este viernes enviará al Congreso “una petición urgente de presupuesto para financiar las necesidades de la seguridad nacional estadounidense, para apoyar a nuestros socios críticos”.

Este paquete de ayuda, que múltiples fuentes cifran alrededor de los 100.000 millones de dólares, no se quedará únicamente en la asistencia militar a Israel y Ucrania, aunque sí se llevarán la mayor parte: 60.000 millones para Ucrania y 14.000 millones para Israel, que se suman a la contribución anual ya aprobada de 3.800 millones anuales. También se espera que una parte importante de la ayuda vaya dirigida a Taiwán, el gran aliado estadounidense en su estrategia de contención a China, y a redoblar efectivos en la frontera sur con México, una de las patatas calientes de su mandato.

Sin embargo, no ha mencionado el principal escollo para dar salida a ese enorme plan de gasto: la Cámara Baja no podrá aprobar ninguna ley de presupuesto hasta que desbloquee la parálisis legislativa en la que se ha instalado desde la destitución del presidente, Kevin McCarthy, a manos del partido republicano hace dos semanas. Sin referirse a los congresistas directamente, el mandatario ha insistido en que esta será una “inversión inteligente” que va a “pagar los dividendos de la seguridad estadounidense durante las próximas generaciones”.

En cuanto a Israel, ha dicho que la ayuda significará un “compromiso sin precedentes” que “agudizará la ventaja militar cualitativa de Israel, a la que nos hemos comprometido”. Y en cuanto a Ucrania, ha dicho que es “vital” mantener el apoyo militar, que ya genera cansancio entre muchos estadounidenses, después de “20 meses de guerra, tragedia y brutalidad”.

Hamás y Putin “quieren aniquilar a una democracia vecina”

A lo largo de su discurso, Biden ha comparado en varias ocasiones la causa israelita y la ucraniana. “Sé que estos conflictos pueden parecer lejanos, y es natural preguntarse por qué esto le importa a EEUU. Así que permítanme compartir con ustedes por qué son vitales para la seguridad nacional de EEUU”, ha dicho: “La historia nos ha enseñado que cuando los terroristas no pagan un precio por su terror, cuando los dictadores no pagan un precio por su agresión, causan más caos, muerte y más destrucción”.

Aunque ha reconocido que “Hamás y Putin representan amenazas diferentes”, el mandatario ha asegurado que tienen algo en común: “ambos quieren aniquilar por completo una democracia vecina”. Y si EEUU no frena “el apetito de Putin por el poder”, no se detendrá en la invasión y pasará a conquistar otros estados vecinos, como Polonia o los países bálticos.

“El grupo terrorista Hamás es pura maldad sin adulterar”, ha asegurado, insistiendo en la definición que ha dado desde el principio del grupo islamista, al que separa de los civiles palestinos, que “no deben pagar el precio” de sus masacres. Como solución a la reciente escalada, ha insistido en la posición oficial e histórica de EEUU: la solución de dos estados, Israel y Palestina.

El “liderazgo” de EEUU en el mundo

Durante el último año y medio, desde el estallido de la guerra de Ucrania, la política exterior se ha inmiscuido de lleno en su presidencia. Desde entonces, ha tratado de mantener un complicado equilibrio entre devolver a EEUU la posición de liderazgo occidental (tras cuatro años de aislacionismo de Trump), demostrarse un socio confiable entre sus aliados en guerra y mantener a flote a un país que se desangra política, social y económicamente. El discurso de esta noche ha tratado de conjugar esas tres vertientes de su presidencia.

“El liderazgo estadounidense es lo que mantiene unido al mundo. Las alianzas estadounidenses son las que nos mantienen seguros en Estados Unidos. Los valores estadounidenses son los que nos convierten en una nación socia con la que quieres trabajar. Poner todo eso en riesgo -alejándonos de Ucrania o dando la espalda a Israel- no merece la pena”, ha asegurado, magnánimo.

El papel central de la política exterior se ha hecho notorio con los dos viajes del mandatario a países en guerra en señal de apoyo: el 20 de febrero fue a Ucrania, con motivo del primer año desde la invasión rusa, y tan solo tardó 11 días desde los ataques de Hamás en visitar a su principal aliado en Oriente Medio, Israel, el pasado miércoles. 

Entre los estadounidenses, las encuestas muestran un claro apoyo a la causa ucraniana e israelí. Pero si se les pregunta por su visión sobre la asistencia militar, la cosa cambia: en cuanto a Ucrania, el 46% de los estadounidenses está a favor de enviar más armas y el 29% en contra; en cuanto a Israel, el 52% aprueba el apoyo militar actual (3.800 millones anuales), un 20% lo considera excesivo y otro 20%, insuficiente. Habrá que ver en las próximas semanas si el significativo aumento de asistencia prometido este jueves es bien recibido entre el público estadounidense.

Por otro lado, el presidente ha pedido cautela al gobierno israelí para que “no esté cegado por la rabia”, comparando el ataque del 7 de octubre con el ataque terrorista del 11 de septiembre en EEUU, después del cual ha reconocido que la respuesta fue desproporcionada. “Rechazamos todas las formas de odio, contra los musulmanes, contra los judíos, o contra cualquiera. Eso es lo que las grandes naciones hacen”.

Con un mensaje marcadamente dirigido a su audiencia nacional, Biden ha reiterado que “no hay una mayor prioridad para mí como presidente que la seguridad de aquellos estadounidenses tomados como rehenes”. De este modo, “tal como le he dicho a sus familiares, estamos tomando todos los caminos posibles para traer de vuelta a sus seres queridos”.

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