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La caída de Draghi enciende las alarmas en unos gobiernos europeos golpeados por la guerra

Draghi atiende una llamada de teléfono durante la visita al Museo del Prado.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Le llamaban Súper Mario cuando estaba al frente del Banco Central Europeo. Pero el Palazzo Chigi ha resultado tener más kriptonita de la esperada. Italia se encamina a unas elecciones anticipadas el próximo 25 de septiembre que pueden coronar a la extrema derecha italiana –tradicionalmente próxima al presidente ruso, Vladímir Putin– al frente de un país del G7 tras la dimisión de Mario Draghi este jueves. Draghi, buscado por la mayoría de los partidos italianos hace año y medio como salvador –sin pasar por las urnas– de un sistema político colapsado, se ha visto devorado por ese mismo sistema político.

Si la solución llamada tecnocrática de Carlo Ciampi fue seguida de la llegada al poder de Silvio Berlusconi y la de Mario Monti terminó siendo un anticipo de la entrada en el Gobierno de Matteo Salvini –de la mano del M5S–, ahora puede ser Giorgia Meloni –Fratelli D'Italia– la que, según las encuestas, puede llegar a representar a Italia en un Consejo Europeo en el que ya están Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki.

La caída de Draghi agita Europa porque añade incertidumbre a un continente golpeado por la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética y una inflación galopante. Este jueves su sucesora al frente del Banco Central Europeo ha anunciado la primera subida de tipos en 11 años para intentar responder a la escalada de precios –la mayor de los últimos 22 años–, y también ha presentado el TPI, un mecanismo para contener primas de riesgo como la italiana, que está sufriendo la crisis política de su país, la tercera economía de la Unión Europea.

“La Comisión Europea nunca comenta la evolución política de los Estados miembros”, dice el portavoz, Eric Mamer, ante los micrófonos: “La presidenta Von der Leyen ha enfatizado repetidamente la estrecha y constructiva cooperación con el primer ministro Mario Draghi. Espera seguir cooperando con las autoridades italianas en todas las políticas y prioridades de la UE”.

Pero lo cierto es que Draghi, ex presidente del BCE, es uno de los nuestros, en términos de las instituciones europeas, encarna el sistema. Y lo que pueda venir después de él, sobre todo si es Meloni, transmite preocupación en Bruselas y en las capitales por la perspectiva que supondría añadir a los gobiernos ultraconservadores de Polonia y Hungría, la silla de otro exponente de extrema derecha en Italia, con lo que eso puede suponer para la toma de decisiones en el Consejo Europeo y el Consejo de la UE.

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, tuiteaba el miércoles por la tarde: “El baile de los irresponsables contra Draghi puede provocar una tormenta perfecta. Ahora es el momento de querer a Italia: nos esperan meses difíciles pero somos un gran país”. Gentiloni, ex primer ministro italiano del Partito Democratico (S&D), principal valedor de Draghi tras la descomposición del M5S y el abandono de los partidos de la derecha, expresaba una amargura en público que no hacen otros dirigentes de las instituciones europeas, pero que señala un temor compartido: “Puede provocar una tormenta perfecta”.

“Por supuesto que la Unión Europea tendrá fuertes relaciones con Italia independientemente de la situación política interna”, ha dicho Gentiloni en Bloomberg TV: “Aun así, hemos estado muy contentos en estos meses, más de un año, por tener una mayoría tan amplia en Italia con un liderazgo tan fuerte de Mario Draghi”.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, también ha expresado su preocupación por la caída de Draghi. “Europa necesita líderes como Mario”, afirmaba en un artículo de opinión publicado en Politico: “Sus reflexiones inteligentes, creativas y constructivas contribuyen siempre a que consigamos buenos resultados en un buen ambiente de consenso, tan necesario en estos tiempos de crisis”.

“La forma en que se implemente el plan [de recuperación] en Italia y España determinará el éxito general de NextGenerationEU, ya que somos los países miembros que recibiremos la mayor parte de los fondos. Mario Draghi y yo somos conscientes de ello, al igual que nuestras naciones”, afirma Sánchez, quien destaca el nuevo desafío que supone para la UE “el aumento de los precios de la energía, la inestabilidad del suministro y, en términos más generales, el aumento de la inflación causado por la guerra del presidente ruso, Vladimir Putin, contra Ucrania”. En ese contexto, según el socialista español, “Italia y España han liderado el camino, presentando propuestas, como la compra conjunta de gas y un tope en el precio del gas”.

En efecto, Draghi es una de las figuras clave en el seno de la UE de los últimos años. En febrero de 2021, cuando llegó al Palazzo Chigi,, no dejó de recibir apoyos. “Su experiencia será un recurso extraordinario no sólo para Italia, sino para toda Europa, especialmente en un tiempo difícil”, declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, expresó “no ver la hora” de trabajar con el italiano; la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, también mostraron el deseo de trabajar juntos con Draghi, “por una Europa más fuerte”, “por un nuevo multilateralismo” y “por el futuro de los jóvenes”.

La secretaria de Estado francesa de Asuntos Europeos, Laurence Boone, en una entrevista a la emisora France Inter, afirmó que Draghi “es un hombre de Estado excepcional, un socio para Francia” y “un pilar para Europa”, y reconoció que su dimisión supone “un periodo de incertidumbre”.

Pero ahora Draghi se marcha, en medio de una guerra, con los precios disparados, con una crisis energética, con lo peor a la vuelta del verano y añadiendo incertidumbre a un momento crítico en Europa.

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