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Científicos británicos dicen que un intervalo de ocho semanas entre las dos dosis de Pfizer es “lo ideal”

Sanitarios preparan las dosis de la vacuna de Pfizer para ser inoculadas.

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Un intervalo de ocho semanas entre la primera y la segunda dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech es “lo ideal” cuando se trata de generar una fuerte respuesta inmunitaria y proteger a la población contra la variante delta del coronavirus, según aseguran científicos británicos y recoge la agencia PA Media.

En un estudio financiado por el Departamento de Salud y Asistencia Social, los investigadores han concluido que, en comparación con uno de cuatro semanas, un intervalo de 10 semanas entre las dosis produce niveles más altos de anticuerpos, así como una mayor proporción de un grupo de células que combaten la infección en el organismo conocidas como células T auxiliares.

Al comienzo de la segunda oleada de la pandemia de COVID-19, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) británico tomó la decisión de recomendar un intervalo de 12 semanas entre dos dosis para las dos vacunas disponibles en ese momento: Pfizer y Oxford/AstraZeneca. Esto ocurrió en un momento en el que las vacunas escaseaban y las investigaciones preliminares sugerían que ampliar el intervalo de las cuatro semanas recomendadas por el fabricante a 12 aumentaba la respuesta inmunitaria.

Pero la directriz se cambió en mayo a ocho semanas, a medida que los casos asociados a la variante delta seguían aumentando en Reino Unido.

“La recomendación inicial del JCVI era de 12 semanas y se basaba en el conocimiento de otras vacunas, de que, a menudo, un intervalo más largo [entre las dosis] brinda al sistema inmunitario la oportunidad de dar la máxima respuesta”, dice la profesora Susanna Duanchie, de la Universidad de Oxford, investigadora del estudio, según recoge PA Media. “La decisión de hacerlo a ocho semanas es verdaderamente un equilibrio entre todos los aspectos relevantes, los pros y los contras. Dos dosis es mejor que una en general. También hay que equilibrar otros factores, [como] el suministro de vacunas, el deseo de reabrir, etc.”.

“Ocho semanas es lo ideal para mí, porque la gente quiere ponerse las dos [dosis] y hay mucha delta en este momento”, dice Duanchie. “Desgraciadamente, no me parece que este virus vaya a desaparecer, así que hay que equilibrarlo con la mejor protección posible”.

El estudio

Para el ensayo, los investigadores reclutaron a 503 trabajadores sanitarios, el 44% (223) de los cuales habían tenido previamente COVID-19, y estudiaron las respuestas inmunitarias generadas por la vacuna de Pfizer.

Comprobaron que tanto los intervalos cortos (de tres a cuatro semanas) como los largos (de 10 semanas) de la vacuna de Pfizer generaban fuertes respuestas inmunitarias de anticuerpos y células T.

Pero la pauta más larga dio lugar a mayores niveles de anticuerpos y a una mayor proporción de células T auxiliares, lo que, según los investigadores, favorece la memoria inmunitaria, informa la agencia británica.

Los científicos observaron que, tras la segunda dosis, un intervalo más amplio también dio lugar a mayores niveles de anticuerpos neutralizantes contra la variante delta y todas las demás variantes preocupantes. Pero en este caso, los niveles de anticuerpos disminuyeron entre la primera y la segunda dosis, dejando a los receptores vulnerables frente la variante delta después de una inyección.

Sin embargo, la doctora Rebecca Payne, una de las autoras, de la Universidad de Newcastle, dice que la respuesta celular de las células T se mantuvo tanto en las pautas largas como en las cortas, “lo que indica que pueden contribuir a una importante protección contra el Sars-CoV-2 durante este tiempo”.

“Después de la segunda dosis en la pauta más larga, los niveles de anticuerpos superaron los observados en el mismo punto después de un intervalo más corto”, dice. “Aunque los niveles de células T eran comparativamente más bajos, el perfil de las células T presentes sugería un mayor apoyo a la memoria inmunitaria y a la generación de anticuerpos”.

Los investigadores dicen que puede haber excepciones en las que sea necesario acortar la pauta de ocho a cuatro semanas, como en el caso de quienes vayan a someterse a tratamientos que puedan afectar al sistema inmunitario, como el cáncer o el trasplante de órganos. “Yo diría entonces que deberían vacunarse lo antes posible”, dice el doctor Lance Turtle, de la Universidad de Liverpool, especializado en estudios de células T.

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