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Quién es Claudia Sheinbaum, la física y política veterana que aspira a suceder a López Obrador en México

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial 2024 por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Animal Político / Dalila Sarabia

7 de septiembre de 2023 22:04 h

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Un encuentro informal de apenas 15 minutos con Andrés Manuel López Obrador hace 23 años fue el inicio de la carrera política de Claudia Sheinbaum. Ahora será la candidata del partido Morena en las elecciones de 2024 y buscará no solo mantener al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en el poder, sino convertirse en la primera mujer presidenta de México.

Después de las elecciones del 2 de julio de 2000, López Obrador citó a Claudia Sheinbaum en una cafetería del sur de Ciudad de México, meses antes de que él asumiera la jefatura del Gobierno local. En un par de entrevistas en las que ha mencionado aquella reunión, Sheinbaum recuerda que López Obrador le dijo que lo que él quería era bajar la contaminación atmosférica, que entendía que ella sabía cómo hacerlo y que conocía a los científicos que se dedicaban a eso.

Su primer encargo

Así, a sus 38 años, Claudia Sheinbaum aceptó su primer encargo en la administración pública: sería la secretaria de medio ambiente de la capital del país. Desde la creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 1989, Sheinbaum fue militante de base, pero nunca se involucró en la estructura del partido. Conocía, por supuesto, a López Obrador –quien dirigió la formación entre 1996 y 1999– pero no habían cruzado palabra hasta que José Barberán, asesor de él y amigo de la familia de ella, los puso en contacto.

Tras su triunfo, López Obrador comenzó con la selección de su gabinete, y para el tema del medio ambiente necesitaba a una persona con conocimiento científico, pues el entonces Distrito Federal registraba altos índices de contaminación. Consultó a Barberán, quien de inmediato pensó en Sheinbaum, que desde finales de la década de los noventa investigaba, de la mano del Premio Nobel de Química Mario Molina, la contaminación atmosférica de Ciudad de México.

En los 23 años que siguieron a aquella primera charla, Sheinbaum se terminó convirtiendo en una de las personas más cercanas al actual presidente López Obrador.

Fue su secretaria de Medio Ambiente y operadora de los segundos pisos ―una de sus obras emblemáticas como jefe de Gobierno―, entre 2000 y 2006; portavoz de la campaña en aquella cerrada elección; integrante del Gobierno Legítimo durante el sexenio de Felipe Calderón; fundadora y promotora de Morena en el primer trienio de Enrique Peña Nieto; jefa delegacional en Tlalpan de 2015 a 2017, y Jefa de Gobierno de Ciudad de México a partir de diciembre de 2018. 

Es tal su cercanía que desde hace más de dos años se le menciona como la más probable sucesora de López Obrador en la presidencia de la República. Arrancó como favorita en el proceso de selección y hoy es quien recibirá el bastón de mando de Morena, y se convertirá en candidata presidencial en los comicios de 2024.

Una vida de activismo

Claudia Sheinbaum nació el 24 de junio de 1962 en Ciudad de México. Se graduó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como licenciada en Física, con mención honorífica, y cuenta con maestría y doctorado en Energía. Fue la primera mujer en ingresar al doctorado en energía en la UNAM y, como parte de esos estudios, realizó una estancia de investigación en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, en California (EEUU).

Desde muy joven participó en movimientos sociales. Ella misma ha dicho en sus mítines que la primera ocasión que participó en una marcha fue para apoyar el movimiento de estudiantes rechazados, a finales de los años 70. De ahí que el tema educativo se haya convertido en una de las causas por las que destacó en sus años universitarios.

A mediados de los años 80, Sheinbaum formó parte del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), movimiento que logró frenar la reforma promovida por el entonces rector, en la que se proponía eliminar la gratuidad en las colegiaturas de la Universidad. “Desde que era estudiante luchaba por la democracia, por la justicia social y contra el modelo neoliberal del que se beneficiaban solo unos pocos”, dijo Sheinbaum en X (antes Twitter), donde compartió una foto de la época.

Si bien desde joven se interesó y participó en movimientos sociales, Sheinbaum no se involucró en la vida política electoral. Participó en las manifestaciones contra el fraude electoral de 1988, militó en el PRD desde su fundación, en 1989, pero su vida estaba en la academia: primero como estudiante y después como docente e investigadora.

Lucha contra la contaminación

Desde que estaba en la Facultad de Ciencias de la UNAM, Sheinbaum comenzó a estudiar la contaminación atmosférica en Ciudad de México. Años más tarde, a finales de los noventa, Molina la invitó a formar parte de un equipo multidisciplinario para investigar este tema. Su conocimiento en la materia la hizo aceptar la invitación de López Obrador y convertirse en secretaria de Medio Ambiente, en el 2000.

Durante su gestión, trabajó para mitigar la contaminación ambiental a través del impulso del transporte urbano como las ciclovías o la primera línea del Metrobús. La puesta en marcha de ese sistema de transporte público no fue fácil, pues Sheinbaum tuvo que enfrentarse a la negativa de los microbuseros que se negaban a abandonar la Avenida de los Insurgentes y a la crítica por la construcción del segundo piso del Periférico, el cual se inauguró el 23 de enero de 2005 bajo los señalamientos de privilegiar la construcción de infraestructura para el uso de los automóviles (una crítica que se mantiene hasta hoy en día).

En marzo de 2004, mientras ella encabezaba la Secretaría de Medio Ambiente del entonces distrito federal, su esposo, Carlos Imaz –quien era jefe delegacional en Tlalpan– fue exhibido en televisión nacional recibiendo fajos de dinero del empresario Carlos Ahumada, como parte del episodio conocido como “los videoescándalos”, que también involucró a otros personajes cercanos a López Obrador, como René Bejarano, su secretario particular, y Gustavo Ponce, su secretario de Finanzas.

Según relata el periodista Arturo Cano en su libro Claudia Sheinbaum: presidenta, un par de días después de la divulgación de los videos en los que aparecía Imaz, Sheinbaum solicitó ver a López Obrador para presentarle su renuncia. “López Obrador le dijo que ella no tenía por qué renunciar y la acogió durante un rato (ella estaba devastada) en uno de los espacios de su oficina”, escribe Cano.

Las tres campañas de Sheinbaum

En julio de 2005, cuando López Obrador se separó de la jefatura de Gobierno para irse a su primera campaña por la presidencia de México, Sheinbaum dejó su cargo como secretaria de Medio Ambiente local y, poco tiempo después, fue nombrada portavoz de su campaña. Desde ese momento, se dedicó a un objetivo: llevar a López Obrador a la presidencia.

En 2006, tras las polémicas elecciones en las que el panista Felipe Calderón le ganó por una diferencia de menos del 1% de los votos, Sheinbaum acompañó a López Obrador en la denuncia de fraude electoral, la toma del Paseo de la Reforma y, en noviembre de 2006, en el establecimiento del 'Gobierno Legítimo'. En una ceremonia multitudinaria celebrada en el Zócalo, Sheinbaum ayudó a colocarle la banda presidencial a López Obrador y, en el mismo acto, ella fue nombrada secretaria de Defensa del Patrimonio Nacional.

En 2012, tras su segunda campaña por la presidencia, López Obrador perdió frente a Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, pocos meses después de los comicios, decidió romper en definitiva con el PRD, partido en el que militó durante 23 años y que –dirigido por la corriente de “Los Chuchos”– se aprestaba a firmar el Pacto por México con el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN), partidos que defendían una agenda de reformas respecto a la que tenía serias objeciones.

Desde el 2 de octubre de 2011, López Obrador ya había fundado el Movimiento de Regeneración Nacional, pero en noviembre de 2012, aprovechó su ruptura con el PRD para formalizarlo como asociación civil e iniciar, en enero de 2013, el proceso para convertirlo en partido político. En todo ese proceso, Sheinbaum participó activamente.

El 9 de julio de 2014, tras un complejo proceso burocrático, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó por unanimidad el registro de Morena como partido político y, en 2015, el lopezobradorismo compitió por primera vez en unas elecciones como una fuerza política distinta al PRD.

Sheinbaum fue propuesta candidata a la jefatura delegacional de Tlalpan, cargo que ganó con el 29,52% de los votos, y se convirtió en una de las cinco candidatas morenistas que le arrebató al PRD una tercera parte de las 14 delegaciones que gobernaba: Tlalpan, Xochimilco, Tláhuac, Azcapotzalco y Cuauhtémoc.

Un terremoto en su carrera

Entre 2015 y 2017, el PRD (aún con fuertes bases en Ciudad de México) buscaba la manera de recuperar el terreno que había perdido en la elección intermedia, por lo que echó a andar protestas y manifestaciones en las delegaciones de Morena y en las reuniones que sostenían sus funcionarios en la entonces Asamblea Legislativa.

El 14 de noviembre de 2016, por ejemplo, cuando Sheinbaum debía comparecer a la ALDF, un grupo de personas que exigían vivienda se postraron a las puertas del legislativo local y levantaron un improvisado muro con ladrillos. Afirmaban que no dejarían pasar a quien llamaban despectivamente “embajadora de Tlalpan” hasta que les diera una solución.

Sin hacerse acompañar de ningún miembro de su equipo, Sheinbaum –con su bolsa de mano cruzada y unos documentos que abrazaba a su pecho– caminó a un costado de ellos y entró al recinto de Donceles. Nadie la reconoció y, cuando ya estaba dentro, los diputados del PRD, PRI y PAN tuvieron que regresar al salón en donde se llevaría la comparecencia, pues habían dado por hecho que la protesta impediría su ingreso.

Como este episodio, la entonces jefa delegacional tuvo que sortear otras crisis durante su gestión. Sin embargo, el sismo del 19 de septiembre de 2017 la colocó en el ojo del huracán, cuando el Colegio Rébsamen colapsó y cobró la vida de 19 niños y siete adultos. 

En la parte superior de las instalaciones escolares, la directora Mónica García Villegas construyó dos departamentos que durante el sismo se convirtieron en una trampa mortal para los niños y adultos que murieron, pues el peso de la estructura cayó sobre la ruta de evacuación.

Minutos después del sismo, Sheinbaum se apersonó en el Colegio Rébsamen en donde coordinó y supervisó labores de rescate. Días después, con documentación en mano, afirmó que su administración no había entregado los permisos para que se construyeran departamentos arriba del colegio, sino que eso era responsabilidad de anteriores administraciones.

Había autorizaciones, reconoció, pero eran irregulares, por lo que insistió en que su Gobierno no era responsable. Durante su administración, la dueña del colegio, Mónica García Villegas, fue detenida y recluida en el Penal de Santa Martha. A pesar de ello, las críticas y acusaciones en su contra no han cesado hasta la fecha.

El 2 de febrero de 2023, exactamente cinco años, cuatro meses y 14 días después del sismo –y cuando ella ya estaba en su promoción como posible candidata presidencial de Morena– la aún jefa de Gobierno de Ciudad de México ofreció una disculpa pública a los padres y familiares de las 26 víctimas del Colegio Rébsamen.

En los difíciles días del sismo y de la reconstrucción de la ciudad, la elección presidencial y para la jefatura de Gobierno de la capital del 2018 estaban a la vuelta de la esquina y Morena debía definir los perfiles que competirían en las urnas. Como es costumbre en Morena, se dio pie a las encuestas para definir las candidaturas: López Obrador para la presidencial y Sheinbaum para el Gobierno capitalino, tras ganar a Ricardo Monreal.

Al frente de Ciudad de México

Con el 47% de votos (más de dos millones), Sheinbaum ganó los comicios del 1 de junio de 2018 y se convirtió en la primera mujer que ocuparía la jefatura de Gobierno por voto popular. Fue tendencia al publicar un video en el que mostraba que en su oficina había encontrado que las ventanas estaban blindadas. “No necesito ventanas blindadas, les informo que vamos a empezar a revisar el día de hoy para poder quitar las puertas blindadas de la oficina. La jefa de Gobierno no tiene miedo”, escribió.

Conformó un gabinete en el que priorizó el conocimiento técnico y científico de las distintas materias, antes de allegarse de perfiles políticos. Apostó por el cuidado al medio ambiente y la movilidad sostenible, además de que tenía el reto de disminuir los índices de inseguridad. Dos líneas de Cablebús, un trolebús elevado, la construcción de dos universidades, 300 Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares) y becas al 100% de los estudiantes de educación básica son algunos de las acciones que Sheinbaum consolidó durante su gestión al frente de Ciudad de México.

Sin embargo, no todo fue color de rosa. Sheinbaum tuvo que enfrentarse a duras críticas que involucraron los constantes fallos y accidentes mortales en el Metro capitalino: el choque de trenes en Tacubaya, el incendio del Puesto Central de Control (PCC1), el colapso de la Línea 12 y el choque de trenes en La Raza, accidentes que en conjunto cobraron la vida de 29 personas, han dejado a cientos de heridos y un sistema de transporte que no opera al 100%.

Otro de los reproches que Sheinbaum tuvo durante su gestión fue su política de “contención” en las manifestaciones feministas que ha sido definida como acciones de represión, además de la crítica permanente sobre la inseguridad en Ciudad de México, aunque ella asegure que durante su administración se redujeron en 60% los delitos de alto impacto.

Camino a las presidenciales

El 15 de junio pasado, en un evento multitudinario en el Monumento a la Revolución, Sheinbaum se despidió de la capital, presionada para separarse del cargo antes de que iniciara el proceso interno de Morena.

Apenas unos días después del triunfo de Delfina Gómez en el Estado de México, la sucesión presidencial se aceleró de la mano del también aspirante, Marcelo Ebrard, quien renunció a su cargo como secretario de Relaciones Exteriores y solicitó que todos aquellos que querían participar en la encuesta de Morena hicieran lo propio.

En el plan de Sheinbaum no estaba contemplado dejar su cargo, pues parecía cómoda con sus giras de fin de semana saliendo de Ciudad de México y promoviéndose en los estados del país, casi siempre arropada por gobernadoras y gobernadores de su partido.

Los recorridos y “asambleas informativas” la sometieron, además, al escrutinio público. Su estilo de hacer campaña, su forma de hablar, su desempeño en entrevistas y hasta su forma de vestir, fueron revisadas con lupa por rivales y simpatizantes en este periodo. Al mismo tiempo, su campaña adelantada le generó cientos de quejas y denuncias ante el Instituto Nacional Electoral, donde acumula más de 300 expedientes promovidos por panistas, perredistas, priistas, militantes de MC y por sus propios compañeros de Morena.

Antes de ser proclamada candidata, deberá someterse a la fiscalización del INE, que deberá auditar los gastos de mítines multitudinarios, transporte, propaganda, anuncios espectaculares, bardas, objetos utilitarios repartidos en sus eventos y miles de folletos y panfletos que se han imprimido y repartido en estos más de dos meses.

A 23 años de aquel café en el Sanborns de San Ángel, en donde Sheinbaum y López Obrador se conocieron, la científica y académica, especialista en energía y cambio climático, ya hizo historia, al arrancar como favorita la carrera presidencial de 2024.

Pero le queda aún un largo camino: más de 200 días de precampaña y la campaña antes de los comicios del 2 de junio de 2024, y una intensa contienda frente a Xóchitl Gálvez, la panista que, desde hace unos días, ya es formalmente la candidata opositora.

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