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Cuatro cabecillas de los Proud Boys, condenados por sedición por el asalto al Capitolio

Miembros de Proud Boys durante la marcha del sábado pasado celebrada en Portland.

Javier de la Sotilla

Washington —

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El jurado de un tribunal federal de Washington ha condenado por sedición al antiguo líder de la organización ultra Proud Boys, Enrique Tarrio, y a otros tres cabecillas, que podrían pasar hasta 20 años en prisión por su participación en el asalto al Capitolio. Dos años después del mayor ataque moderno a la democracia estadounidense y tras cuatro meses de juicio, el jurado ha dictaminado que los encausados deberán cumplir condena por tratar de interrumpir mediante la violencia la transferencia pacífica del poder de Donald Trump a Joe Biden. Todavía no son públicos los detalles de la condena, que ya se considera la más grande por los hechos acontecidos el 6 de enero de 2021.

“Los fundadores de este país lucharon para crear una nación en la que el líder fuera elegido por la voluntad del pueblo y el poder se entregara pacíficamente siguiendo un proceso legal”, dijo el fiscal Conor Mulroe ante el jurado en un tribunal federal de Washington. En sus comunicaciones internas, los condenados aludieron a la revolución americana antes de perpetrar el ataque, y “querían hacer una revolución, pero sus ideales nada tenían que ver con los de 1776”, reflexionó Mulroe. “Estos acusados se veían a sí mismos como el ejército de Donald Trump, y lucharon para mantener a su líder en el poder sin importar lo que la ley o los tribunales tuvieran que decir al respecto”.

Los procesados, que se declararon desde un inicio no culpables, son el entonces líder de la organización, Enrique Tarrio (39), y cuatro influyentes adalides, tres de los cuales son exmilitares: Ethan Nordean (31), Joseph Biggs (38) y Zachary Rehl (37). Dominic Pezzola (44), que también se enfrentaba a los mismos cargos, finalmente no ha sido condenado por sedición. No todos ellos estuvieron presentes aquel fatídico 6 de enero, como el líder, Tarrio, que se encontraba en Baltimore. Pero el jurado ha concluido que ellos también son culpables por haber incitado la violencia en los días previos a ese día. 

La acusación asegura que el asalto formó parte de un plan premeditado de la milicia para evitar la investidura de Biden. Los condenados usaron sus redes sociales para “alentar a la violencia a sus seguidores” en un “constante redoble de tambores” hasta el día en el que se tenía que confirmar la legítima victoria de Biden en las elecciones. 

Los Proud Boys estaban “sedientos de violencia y organizados para la acción”

“El Capitolio fue el centro de atención desde el principio. Los acusados dejaron muy claro por qué estaban allí. No era para ver el discurso de Donald Trump, no era para proteger a los patriotas y, desde luego, no era para protestar pacíficamente”, sentenció Mulroe. “Estaban allí para amenazar y, si era necesario, usar la fuerza para detener la certificación de las elecciones”, añadió el fiscal, “pero se quedaron cortos, así que ahora se enfrentan a las consecuencias”.

Los numerosos mensajes y vídeos que habían intercambiado los convictos antes y durante el asalto al Capitolio han sido parte central de las pruebas presentadas por la acusación, y han convencido al jurado de su culpabilidad. En ellos, los cinco militantes de Proud Boys llamaban a la violencia contra políticos, policía y simpatizantes de izquierdas, en un tono que, según el fiscal Mulroe, demostraba que estaban “sedientos de violencia y organizados para la acción”. “Para ellos, la política no tenía que ver con el debate o las urnas, sino que significaba violencia física real”.

Entre las pruebas expuestas al jurado, también se identificó en varios videos a los ultraderechistas dándose instrucciones unos a otros y liderando la ruptura de la barrera policial, que permitió a la masa asaltar el Capitolio. En uno de esos vídeos, aparece Pezzola, uno de los acusados, rompiendo una ventana y animando a los demás manifestantes a entrar al edificio federal. Y en otro, Rehl rocía espray a un policía durante el ataque.

Durante el juicio se mostraron audios internos de la policía del Capitolio, en los que se pudo oír a los agentes entrar en pánico. “Así es como se siente cuando el proceso de formación de gobierno se detiene en seco. Esas llamadas de radio son el sonido de la ruptura de una tradición de 200 años de transferencia pacífica del poder”, dijo el fiscal.

La defensa alega que el jurado fue manipulado con videos de Trump

Los abogados defensores, que enmarcaron el juicio como una criminalización de la protesta política, aseguraron durante los argumentos finales que el fiscal Mulroe había tratado de manipular al jurado al vincular desde un principio a sus clientes con el máximo portavoz de la mentira del fraude electoral: Donald Trump. “Fueran los que fueran los crímenes del expresidente, no hay evidencia de que Trump haya conspirado con mi cliente”, dijo Nicholas Smith, el abogado de Ethan Nordean.

El caso “fue diseñado para hacerles odiar a estos hombres”, sostuvo Smith ante el jurado, denunciando las pruebas aportadas por la fiscalía. Entre otras, el vídeo del debate presidencial de septiembre de 2020, cuando Trump dijo a los Proud Boys: “retroceded y esperad”, cuatro meses antes del asalto al Capitolio. “El video se mostró para manipularles de tal modo que confundieran su aversión por un político con la culpabilidad de estos hombres”, aseguró el abogado.

Los cinco acusados han basado su defensa en la inexistencia de mensajes en los que se hablara explícitamente de conspiración “para evitar la transferencia del poder, con o sin el uso de la fuerza”, dijo Nayib Hassan, el abogado de Tarrio, entonces líder del grupo, que no estuvo presente durante el ataque. “Fueron las palabras de Donald Trump, fueron sus motivaciones, fue su ira” lo que provocó que una turba atacara el Congreso el 6 de enero, aseguró Hassan, “Tarrio está siendo usado como chivo expiatorio de Trump”.

Más de mil encausados por el asalto al Capitolio

Con la condena de los cinco cabecillas del grupo, culmina el juicio de más alto nivel en conexión con el ataque ocurrido hace dos años. Hasta la fecha, tan solo se había condenado por conspiración para cometer sedición al fundador de otra milicia de extrema derecha, Stewart Rhodes, de los Oath Keepers. Pero la condena de Tarrio es inédita en el país: nunca antes una persona que no ha estado en el lugar de los hechos ha sido declarada culpable de conspiración en un juicio. En este caso, el jurado ha interpretado que el cabecilla utilizó a sus seguidores como “herramientas” para cometer un golpe de estado.

La extensa investigación del Departamento de Justicia ya ha acusado a más de 1.000 personas por su participación, directa e indirecta, en los hechos del Capitolio. De momento, las autoridades han condenado a unas 600, y tan solo han absuelto a una persona de todos los cargos. Paralelamente, el abogado especial Jack Smith está investigando si Trump o alguien de su entorno directo interfirió ilegalmente en el traspaso de poderes a Biden.

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