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Italia se enfrenta a un resultado electoral indescifrable

Bersani, en el momento de votar.

Iñigo Sáenz de Ugarte

La izquierda italiana ha obtenido una victoria insuficiente en las urnas. Su probable y extraordinariamente ajustada mayoría en la Cámara Baja se combina con una victoria de la coalición de Berlusconi en el Senado y un reparto de fuerzas que hace aparentemente imposible la formación de un Gobierno estable.

Por encima de Pier Luigi Bersani y Silvio Berlusconi crece la figura de Beppe Grillo, el artista que odia a los políticos tradicionales y que con un 25% de los votos ha convertido al Movimiento Cinco Estrellas en el partido más votado de Italia. En el recuento final de la Cámara Baja, será superado por las coaliciones que dirigen Bersani y Berlusconi, pero su porcentaje indica que su mensaje, siempre airado, ha calado en una opinión pública cansada de una casta política que no ha renunciado a sus privilegios en un país en el que los políticos disfrutan de salarios muy superiores a los habituales en España.

Los primeros sondeos tras el cierre de las urnas arrojaron una victoria clara de la izquierda en la Cámara Baja (que automáticamente concede el 55% de los escaños a la fuerza ganadora), pero el escrutinio fue ajustando la diferencia hasta quedarse en cuatro décimas. Bersani se dio por ganador en un mensaje en Twitter, y poco después el secretario general del partido de Berlusconi solicitó que no se dieran por oficiales los resultados por ser escasa la diferencia. Fue un último intento de dejar claro a Bersani que la victoria sería el inicio de una carrera de obstáculos.

El PD de Bersani obtuvo el 29,5% en la Cámara Baja. Berlusconi llegó al 29,1%, Grillo al 25,5% y la coalición de Monti, al 10,6%. El primer ministro saliente se quedó muy lejos del nivel que le auguraban los sondeos. El tecnócrata destinado a tranquilizar a Alemania y la Comisión Europea no cumplió la misión encomendada.

En el Senado, durante toda la noche el escrutinio ofreció la máxima igualdad. Desde el principio se vio claro que el centroizquierda no tendría mayoría, incluso con el hipotético apoyo del disminuido Monti. Al final, Berlusconi controlaba 116 escaños en el Senado, sólo tres más que el centroizquierda. Grillo tendrá 54 senadores y Monti, 18.

“Italia ingobernable”, titulaba ya en la noche del lunes la web de La Repubblica. Muchos políticos y analistas aventuraban que una nueva convocatoria electoral dentro de no mucho tiempo resultaría inevitable. Grillo no tardó mucho tiempo en desmarcarse de cualquier combinación. Dijo que la única solución posible era una alianza, improbable por otro lado, entre Bersani y Berlusconi. Era una forma de decir que no contaran con él para ningún acuerdo de gobierno.

Berlusconi anunció que está dispuesto a considerar un acuerdo con el centroizquierda sobre la aprobación de algunas leyes, pero descartó la formación de un Gobierno de gran coalición. Hace unos pocos meses, Bersani le sacaba 15 puntos en las encuestas y casi todo el mundo daba a Berlusconi por muerto. Sean o no viables, sus promesas de reducir los impuestos, e incluso de devolver cantidades ya pagadas, obraron el milagro, o quizá fuera que el exprimer ministro no ha perdido su extraña conexión con la clase media italiana. Lo que es indudable es que su campaña 'antialemana' y contra la austeridad fue aplaudida por un electorado que teme al futuro.

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