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Beppe Grillo: el no-líder de una Italia diferente

Beppe Grillo, en mayo de 2011. Foto: Flickr de Giovanni Favia.

Cristina Barchi

“¡¡Sta finendo una epoca.. e non lo vogliono capire!!”, grita Beppe Grillo. Ante el público solo habla a gritos, actuando. En privado no, pero no todos lo saben. “Está terminando una época y no lo quieren entender. Se han comido una generación, un país entero, y nos infravaloran”. El daño a las personas y a las estructuras es único en la historia democrática de este país y el resultado electoral también puede ser único.

El Movimento 5 Stelle no se conforma con un buen resultado electoral. Grillo lo quiere todo. “Queremos que la sociedad cambie. Queremos una revolución cultural. El resto son discusiones ridículas. No se dan cuenta de lo que esta sucediendo, está sucediendo una hiperdemocracia, de la que sabremos mucho más dentro de tres o cuatro años”.

Grillo quiere entrar en el Parlamento y simplificar los borradores de leyes y presupuestos hasta el punto de que cualquier ciudadano pueda leerlos e incluso comprender que detrás de un recorte a la escuela está la compra de dos submarinos nucleares, por decir algo. Grillo no es un cómico como dicen, es un desinfectante.

Y tiene “una idea de civilización diferente: los ciudadanos son los que introducirán esta nueva experiencia dentro de las instituciones”. La herramienta base es el online y la rotación (nadie permanece más de dos mandatos, deja su puesto y vuelve al principio de la cola), y esto es la base de la política de la transparencia. “Soy un facilitador de los elementos obtusos que hacen inaccesible la política al ciudadano medio. De esa estrategia que no permite que los ciudadanos entiendan para así poder someterlos. La antipolitica ya no es la de los que nos oponemos”.

20 años en campaña

Recuerda a Beethoven por su leonina cabellera y al Papa dimitido por su uniforme blanco nuclear y bufanda a juego que son look de fin de campaña. Una campaña electoral que dura ya mas de 20 años desde que Grillo abrazara públicamente la intelectualidad internacional antiglobalización y llevara su cuota, en clave de histrionismo y humor, al Bell Paese para subirla al escenario.

Al principio, eran escenarios de locales muy pequeños, hasta que se volvió muy contestado pero cada vez más aplaudido, acompañado y secundado por un publico primero curioso y luego convencido. En la ultima década desde un púlpito gracias al cual los italianos, ajenos por edad y desconocimiento, iban haciéndose una cultura sobre las inadmisibles practicas de la economía y la política neoliberal propia y ajena.

Cuando se habla de su movimiento se dice que se nota que no hacen política por dinero sino por pasión. “La nueva forma de ver el mundo” de Grillo no es un invento nuevo pero a él y a su protagonismo mediático-simpático se debe la puesta en evidencia de un voluntariado y un espíritu cívico italiano, antes durmiente, que ha sido capaz de combatir el miedo con el que ciertas entidades y partidos, a la par que en España, habían trasladado sus culpas a la ciudadanía.

Para Grillo, este es el camino de reconstrucción de una identidad comunitaria. Para muchos estas elecciones no son las definitivas, sino un paréntesis antes del pleno acceso a las instituciones que llegará con las siguientes. Mientras tanto internet es la plataforma desde la que teje esa comunidad: 160.000 visitas diarias le confirman entre los primeros blogs en lengua italiana. El viejo comediante ha sabido verlo antes que nadie y no existe personaje publico italiano que tenga su poder de convocatoria digital. Escribe, conmueve y convoca.

La hiperdemocracia

Para Marco di Gregorio, director de la primera televisión digital de Milan, C6 Milano, “este no es un movimiento antisistema como en los 70. Lo es pero paradójicamente es hiperdemocrático y por eso cabemos todos. La democracia se nos ha presentado como un espacio reverente y distante, y que se haga accesible a las personas no es una banalidad. Nuestro máximo instrumento democrático, el referendum, ha sido absolutamente pervertido por los políticos en Italia pues, al ser válido solo con una participación de dos tercios, es impracticable. Y por otro lado el Movimiento 5S nace el 8 de septiembre de 2007 porque en un solo día 350.000 firmas se congregan sobre una reclamación genuina de justicia popular on-line del Movimiento (con un no a los políticos condenados en Parlamento) y la indignación se enciende con el desprecio de las instituciones que recepcionan la propuesta y la meten en un cajón. Fue un nacimiento indignado pero así se forja la adhesión popular a Grillo”.

“No se cree en Grillo al cien por cien, o es muy simpático, o excesivo o vulgar”, continúa Di Gregorio. “Conozco a una niña que llora cuando sale en televisión por lo aventado y ruidoso que es (Grillo lo llama su ”característica“ : el falso iracundo que llega al colmo de la rabia y con una broma desmonta la tensión... pero la niña no lo sabe). No es popular. Pero hay tal deseo de cambio y de imponer limites a los fraudes. Creo que el movimiento mantendrá tal distancia que ni siquiera va a posicionarse como oposición tradicional. Les caracteriza la pureza más que la experiencia y su tendencia es revolucionaria. En cualquier caso, es un proceso extraordinario porque sin dinero, sin medios de comunicación de masas, ¿quien podía decir que en pocos años esto fuera a convertirse en el segundo movimiento del país?”

Para Rosario Marena, “una de las cosas más bellas de las plazas de Grillo es la ausencia de banderas. ¡Solo hay personas!”. En los mítines del partido de las Cinco Estrellas, no suele haber banderas porque no se financia el merchandising. Y deudores como son de la actitud de reciclar, es obvio decir que cuanto menos lleven a la plaza menos mancharán su conciencia.

Populista y popular

Pero Grillo gusta mucho o no gusta nada. Y en la forma de no gustar se definen sus adversarios y no votantes. La izquierda dice que es como Berlusconi y Berlusconi anuncia que ha hecho una encuesta y “descubierto” que la mayoría de sus votantes son de izquierdas. De hecho, el gran merito de Grillo es haber acaparado precisamente el inesperado voto de derecha.

Lo llaman populista porque “se adapta al contexto social que encuentra” (!). Nadie ha inventado todavía el termino 'orgánico' para definir a un movimiento que no impone una ideológica unidireccional, ni estructuras piramidales y puede tratar ayuntamientos, regiones o capitales con la cintura que un programa o partido a la antigua no permitiría.

Aunque los objetivos son siempre los mismos, vistos por separado pareciera un hacer caótico o improvisado, pero el líder no-candidato lleva 25 años predicando lo mismo y hoy se acompaña de personas de todo el país que lo secundan en propuestas concretas que se aplican de una aldea a un puente o a la recuperación de empleo.

No buscan mantener las prerrogativas de sus predecesores. Han firmado una devolución al Estado de los 100 millones de euros que les corresponde por la campaña electoral una vez finalizada, porque lo consideran un fraude a la nación, lo que les ha llevado a levantar ampollas en todo el sector. Y en ese revuelo han llegado a tildar a Grillo de nazi-comunista. Aunque lo único que le exaspera, por la ignorancia que conlleva, es que le tachen de ser “la antipolitica” porque, como bien dice, no hay apenas nada en la vida de un ser humano, ningún acto, que no lo sea. Y más hoy.

En toda la campaña Grillo no ha querido hablar de porcentajes de voto, en el sentido de que cree que esa es una forma de encasillar la acción del movimiento que no se corresponde con su proyecto de cambio. “Aquí va a cambiar todo. No es una cuestión de números, cifras o partidos. Nosotros lo estamos cambiando todo. Que lo entiendan por favor”.

Muchos de raíz burguesa, más experimentados en la comodidad urbana que en una cultura forjada en los Foros Sociales Mundiales o la Puerta del Sol, no lo entienden y vuelven a llamarle populista, una letanía que se ha vuelto muy 'popular' y es la bestia negra de su imagen. Para la derecha mediática, es directamente un “demagogo peligroso”. Cosa de la que obviamente Grillo se ríe.

El homicidio

Más duro es para él responder a la pregunta obligada de todo entrevistador sobre la razón por la que no es candidato, y Grillo no lo es por haber sido declarado culpable de homicidio involuntario de una familia de amigos formada por una pareja y un niño cuando él estaba al volante y tuvieron un accidente de trafico hace más de diez años. “No hay día que no lo recuerde”, dice el actor.

Pero en todo caso no ha intentado nunca que le devuelvan sus derechos civiles para ser candidato pues no cree que el movimiento tenga que tener un lider político, una cara, como otros movimientos de la historia italiana y mundial. Para Grillo, este es el movimiento del “Io Voglio” (del Yo Quiero), es decir ciudadanos que deciden lo que ellos quieren, dónde y cómo lo quieren, sea un parque, quitar una incineradora, que el agua sea pública y a qué coste... Una democracia participativa a la italiana.

“No queremos dañar las empresas pero donde entramos nosotros, ciertos business se acaban, termina la incineradora y empieza la separación de basuras, pero sin medias tintas, no hay negociaciones”. Para Grillo, los nuevos empleos están en internet, en las energías alternativas y las redes de consumidores, pero en economías a media escala sobre todo.

Renuncia a la televisión

Es norma de la casa -por deseo expreso de Grillo- que su gente no vaya a los platós televisivos de debates. Al haber trabajado 20 años en televisión y ser experto conocedor de la manipulación a la que se somete quien quiere aparecer en ella, el movimiento y él han decidido excluir a los grandes medios de la campaña y de su comunicación. “Nuestro medio es nuestra web y allí esta todo lo que nos representa y en los canales de intercambio tenemos grandes expertos y autores, incluso Premios Nobel con quienes chatear en ella”.

Grillo se deja entrevistar por espontáneos pero no accede a las televisiones por ser parte del sistema, incluso ha rechazado lo que más le favorecería: un debate preelectoral. Lleva 10 años diciendo que Internet tendría que ser gratuito y accesible para todos (una de las cinco estrellas del logo del M5S representa este derecho).

A muchos les resulta paradójico que a un líder que hace propuestas laborales como bajar a 12 a 1 la diferencia salarial entre trabajadores y directivos, o medidas financieras del calibre de nacionalizar los bancos con dificultades, o iniciativas contra la corrupción, los recortes de la Unión Europea, la privatización de la educación, del agua o de la salud, siga siendo tachado de “disperso”.

Grillo no tiene un estatus que no sea la comedia y tampoco representa al clásico italiano de zapatos marrones con traje azul marino que impacta en el mundo. No estuvo nunca entre las clases pudientes y por eso lo último que se dice de él es que es “vulgar”. En la ecuación hombre+italiano, Beppe no queda entre los elegantes, aunque sí entre los visionarios y como él mismo dice todo esto está cambiando. Tal vez muy pronto no quede mucho de la industria de la moda y sí de la agricultura ecológica, donde Beppe queda como pez en el agua y el señor de zapatos de salón un poco apretado.

'Slow life'

“Slow life y slow food. El futuro es lento y ligero”, dice el cómico genovés. Un político contemporáneo que ha ido a consultar a Joseph Stiglitz sobre trabajo y a Mohamed Yunus sobre banca y microcrédito no puede estar equivocado. Vulgar puede, pero errado no.

Cuando le preguntan por recetas milagrosas para salir ya de la crisis, dice que él a eso no se apunta porque tiene claro que el crecimiento por el crecimiento solo ha dejado un 1% de la riqueza en las manos de la sociedad y el 99% en las cuentas corrientes de unos pocos. No cree que el crecimiento traiga trabajo, cree en desacelerar los proyectos de alta velocidad y potenciar los productos de kilómetro cero, en el transporte eléctrico y en la permacultura.

Pero para intervenir de emergencia –“porque esto es una emergencia”–, el hombre inelegante abordaría estas prioridades. Quitaría los partidos porque son fuente de corrupción. Quitaría la financiación electoral de los partidos. Quitaría los sueldos dobles y vitalicios a los políticos. Uniría la Administración de pueblos de menos de 5.000 habitantes: No dejaría ninguna pensión superior a los 3.000 euros. Fundaría un banco estatal. Internet libre y gratuito siempre, como derecho de nacimiento porque de él depende el conocimiento de todos y la transparencia del Gobierno de la nación ahora en manos de todos.

Sus cinco estrellas corresponden a los ejes de su programa: agua pública, movilidad sostenible, desarrollo, conectividad/wifi libre y medio ambiente.

En Sicilia, donde el movimiento tiene mayoría, se han bajado el sueldo un 50% para poder dar microcréditos a las empresas: “Pero hasta hoy los alcaldes eran administradores delegados que compran acciones en bolsa, lo público se hace de gestión privada y lo privado se queda con el dinero publico. El Estado se ha perdido a sí mismo, hemos entrado en un guerra contra Mali por el uranio francés, nosotros que tenemos una maravillosa Constitución que dice que no podemos entrar en guerra, así que vamos a ' ḿisiones de paz' con los franceses y cambiamos las palabras y los conceptos a conveniencia”.

Y también habla de juicios públicos con ciudadanos por sorteo que decidirán qué trabajos sociales harán los que han robado a su país. Y no será por vía de magistratura donde para él una vez más la clase dirigente acabaría con un acuerdo satisfactorio y se irían de vacaciones al trópico. “Se trataría de que devolvieran la diferencia entre lo que se les entregó y lo que era suyo. Lo que no está lo robaron”. Grillo confía en recuperar otro tanto en evasiones fiscales, en poner techo a las pensiones mas altas.

Autoritarismo

En el logo del M5S hay una página web, la de Grillo, lo que confunde con una seña de propiedad que entronca con el último de sus pecados capitales: el autoritarismo. Y es, dice, una garantía para el movimiento, porque no es su nombre, sino su garante. La garantía de que supervisa que los nuevos adscritos no tengan antecedentes penales ni conflictos fiscales, sean italianos y residan en Italia, paguen los impuestos allí y no pertenezcan a otro partido.

Esta actitud genera desconfianza e inquietud pues parece una operación de control de un movimiento que dice no controlar. Dice no controlar los cabezas de lista ni los designados a puestos de relevancia. Y sin embargo pequeñas revueltas y escisiones de 'i grillini' (los pequeños Grillo, o los grillitos, como la competencia les llama) han sucedido, lo que sus adversarios utilizan para demostrar la fragilidad del movimiento y la mano dura, tal vez mussoliniana, tal vez berlusconiana, de su no-líder.

Grillo insiste en una democracia sin partidos porque en el propio nacimiento de un partido llega la corrupción. “Somos los príncipes de la corrupción, hemos exportado la mafia, el bunga-bunga, el fascismo. Quiero pensar que pueda haber una hiperdemocracia en cuyo centro solo haya ciudadanos que votan. Cuando las ideas son las adecuadas, no hace falta derecha ni izquierda”.

Escuchar a Grillo permite observar bajo otro prisma la maltrecha cultura contemporánea que, sea como sea, ha permitido que en un hombre de la edad de Grillo se puedan conjugar saberes y sensibilidades impropias de un hombre político y económico de su generación. “Pero es que al fin y al cabo la política está detrás de las cosas más inocentes y la oikos-nomos, la economía, es de las más sencillas. Por eso que un litro de leche Nestlé en polvo cueste cuatro euros y uno de leche de madre no valga nada no es economía. Y que un yogur esté dando vueltas por el mundo un año antes de llegar a tu boca es un percance ideológico”.

No solo los líderes de los partidos de antes no lo decían. No lo sabían.

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