Barack Obama ha vuelto para provocar a los votantes (de ambos partidos)

Lauren Gambino

Washington —

Barack Obama ha vuelto. Después de una ausencia de casi dos años, el 44º presidente de Estados Unidos ha vuelto a emerger con fuerza en la escena política nacional; y con un discurso que contrasta con el actual ocupante de la Casa Blanca.

Obama es la figura política más potente del Partido Demócrata; también es el blanco de ataque favorito de Donald Trump. Su retorno a la escena política representa una oportunidad para que ambos partidos analicen su legado y movilicen a sus bases en vistas a las elecciones legislativas de noviembre.

“Necesito vuestra participación”, pidió Obama a las miles de personas que asistieron el jueves a un mitin que se celebró en Cleveland en apoyo al candidato a gobernador de Ohio del Partido Demócrata, Richard Cordray: “Aunque lo más importante es que el país también necesita que participéis”.

Su mensaje era elemental pero transmitía urgencia: “Votad, porque en estos momentos las consecuencias de que os quedéis en casa son mucho más peligrosas”. Obama no mencionó a Trump pero era evidente a quien tenía en mente.

“¿Obama ha ido hasta Ohio para apoyar la candidatura de Cordplay y cree que la mejor forma de ayudarlo es atacar al presidente Trump?”. Así reaccionó el Partido Republicano de Ohio en Twitter. “Tal vez ha olvidado que Trump ganó en Ohio por un margen mucho más amplio que el que él obtuvo en su día. ¡A Ohio ahora le va mucho mejor gracias a @realDonaldTrump!”

Obama y Trump prácticamente no tienen nada en común, salvo que ambos poseen una habilidad innata y única para movilizar a sus votantes y a los votantes del partido rival.

El mes pasado, Obama apoyó a 81 políticos. La lista incluía a gobernadores, congresistas, senadores y 40 candidatos para escaños de las cámaras legislativas de los estados.

Su agenda para las legislativas de noviembre todavía está por definir y se espera que participe en más actos. Katie Hill, una portavoz del expresidente, ha indicado que Obama priorizará aquellas campañas que sean clave para hacerse con la Cámara de Representantes y ganar posiciones en el Senado, así como las campañas que sean relevantes para la redistribución de distritos en el Congreso, que se llevará a cabo tras el próximo censo en 2020. Muchos funcionarios estatales que deben acometer esta tarea serán elegidos antes de esta fecha.

El viernes, Obama hará campaña en Filadelfia, un estado que ganó en dos ocasiones pero que Trump consiguió conquistar en 2016. Precisamente, Filadelfia es clave para los planes de redistribución de distritos. A finales de este mes, Obama auspiciará un acto en Nueva York para recaudar fondos para el Comité Nacional Demócrata de Delimitación de Distritos, un grupo dirigido por su ex fiscal general Eric Holder y que redefine mapas que han sido alterados y que han contribuido a consolidar el control republicano en Washington y a nivel estatal.

Menciona a tu enemigo

Mientras Trump ha desmantelado el legado de Obama, este ha optado por permanecer en silencio y ha reaccionado en contadas ocasiones; por lo general a través de un comunicado. En estos casos, Trump ha optado por atacarlo.

En un mitin que se celebró en Illinois este mes y que supuso su retorno, Obama mencionó a Trump. Denunció políticas de “miedo y resentimiento” y dijo que el desprecio de Trump por las normas democráticas representaba una amenaza sin precedentes para la sociedad civil.

“Esta situación no empezó con Donald Trump -indicó Obama-, él es un síntoma, no la causa”. En un encuentro celebrado en Dakota del Norte, Trump, conocido por no saber encajar las críticas, indicó que intentó seguir el discurso de Obama pero que “se durmió”.

Jim Manley, un estratega demócrata que trabajó como ayudante del exlíder de la mayoría del Senado Harry Reid, ha indicado que piensa que el discurso de Obama contra Trump es eficaz. “Las elecciones legislativas de noviembre girarán en torno a Donald Trump” ha señalado: “Si vas a hacer campaña tienes que mojarte y mencionar a tu enemigo”.

Los demócratas creen que Obama tiene una capacidad especial para hacer que el partido se una, en un contexto de desavenencias ideológicas y generacionales tras las primarias. Empiezan la campaña para las elecciones legislativas de noviembre con la creencia de que pueden ganar los 23 escaños necesarios para recuperar el control de la Cámara. Hacerse con el Senado es más difícil, pero no imposible.

Muchas de las campañas más competitivas se encuentran en suburbios que suelen votar a los republicanos pero en los que Trump es muy impopular. En esos distritos es donde Obama podría marcar la diferencia, señala Jesse Ferguson, estratega y exdirector del órgano independiente de gastos del Comité de Campaña para el Congreso del Partido Demócrata.

“Los teléfonos de los candidatos demócratas que se presentan en los distritos suburbanos no dejan de sonar”, indica: “Si Donald Trump llamara a un candidato republicano de un distrito suburbano, lo más probable es que este contestara y exclamara”: “Nuevo teléfono, ¿Quién habla?'”.

En un evento al que solo se podía acceder con invitación celebrado en Anaheim la semana pasada, Josh Harder era uno de los seis “candidatos de Hillary Clinton” que se subieron al escenario con Obama; es decir, demócratas californianos que se presentan para reemplazar a republicanos de la Cámara de Representantes en distritos que ella consiguió ganar en 2016.

Obama se dirigió a los voluntarios con un portapapeles en la mano. Es necesario que en noviembre los votantes apoyen a los demócratas porque la situación “puede empeorar”.

En opinión del estratega, el mensaje de Obama sirvió para recordar a los votantes y voluntarios del distrito donde Harder se presenta como candidato “un pasado no muy lejano en el que los políticos se comportaban de forma civilizada y podías creer en su palabra”.

Efecto motivador

Los republicanos también se alegran de que Obama haya entrado en campaña. Lanhee Chen que asesoró a Mitt Romney en su campaña presidencial y que en la actualidad es experto invitado en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford señala que, si se analiza su trayectoria, Obama ha obtenido resultados más bien dudosos cuando ha intentado ayudar a otros candidatos demócratas en elecciones donde él no se presentaba como candidato.

En las intervenciones de Obama que tengan lugar en las próximas semanas se verá si el presidente de la “esperanza y el cambio” todavía tiene la capacidad de inspirar a aquellos votantes que le dieron la victoria en dos ocasiones.

“La gran pregunta”, señala Chen, “es, ¿qué efecto es más potente? ¿El efecto que movilice a los votantes demócratas o el que movilice a los votantes republicanos?”.

Michael Steel, estratega del Partido Republicano y exayudante del líder de la Cámara de Representantes John Boehner, considera que Obama puede movilizar tanto a la derecha como a la izquierda. Su presencia en la campaña servirá para que los votantes republicanos recuerden que una victoria demócrata comporta más impuestos, más regulación, menos puestos de trabajo y la posibilidad de que la demócrata Nancy Pelosi (en la actualidad líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes) vuelva a liderar la Cámara de Representantes y, con ello, se active un proceso de destitución contra Trump.

Traducido por Emma Reverter