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The Guardian en español

La indignación crece tras el accidente de la línea 12 del metro de Ciudad de México: “Siempre dije que un día se iba a derrumbar”

Familiares de las personas fallecidas esperando este martes la entrega de los cuerpos de las víctimas, en Ciudad de México.

David Agren

Ciudad de México —

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Ya son 25 las personas fallecidas por el derrumbe de una vía elevada del metro de Ciudad de México el pasado lunes. A medida que se retiran los escombros, la indignación va en aumento por la última de una serie de catástrofes que ha sufrido uno de los mayores sistemas de transporte del mundo.

Las autoridades han evitado especular sobre las causas que hicieron que dos vagones del metro se desplomaran sobre los coches que pasaban por la carretera de debajo. La alcaldesa de la ciudad, Claudia Sheinbaum, ha prometido una investigación a fondo a cargo de una empresa independiente y la Fiscalía, pero defendió a la criticada directora del metro capitalino, Florencia Serranía.

“Vamos a llegar a la verdad. No vamos a ocultar absolutamente nada. Esa es la solicitud que le estamos haciendo a la Fiscalía General de Justicia: que haya responsables”, dijo la alcaldesa en una tensa rueda de prensa este martes. 

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha pedido una investigación rápida y transparente. “No hay impunidad para nadie”, dijo a los periodistas. López Obrador fue alcalde de Ciudad de México, que ha sido gobernada por él y sus aliados desde 2000.

Las imágenes de las cámaras de seguridad muestran cómo el puente elevado se derrumbó sobre una calle muy transitada alrededor de las 22:30 horas del lunes, dejando uno de los vagones colgando peligrosamente. 

“Solo escuchamos un fuerte tronido y todo se vino abajo”, explicó una superviviente identificada como Mariana al periódico El Universal. “Salimos volando y nos pegamos contra el techo”.

Transeúntes y vecinos se apresuraron a sacar a los supervivientes de entre los escombros. Adolfo Ángel Ibarra, de 21 años, iba en un minibús cuando oyó el estruendo del hormigón desplomándose. Cuando se giró, vio una nube de polvo.

Corrió al lugar de los hechos junto con otras personas, forzaron la puerta del vagón y sacaron a supervivientes aturdidos de entre los restos. “Estaba asustado, pero también me sentí como un héroe. Me sentí una persona a la que necesitaban en ese momento”, dice Ibarra desde el lugar de los hechos, cerca de la estación de metro Los Olivos.

El personal médico de emergencias y los bomberos trabajaron toda la noche para rescatar a los pasajeros atrapados y 79 personas fueron trasladadas al hospital.

Las familias de las personas desaparecidas se unieron en una búsqueda desesperada y les pidieron información a los hospitales sobrepasados de pacientes. El martes por la mañana, una madre identificada como Marisol Tapia interrumpió la rueda de prensa de un partido de la oposición en el lugar del siniestro para exigir respuestas. 

“Lo hemos buscado toda la noche y nadie sabe dónde está”, gritó Tapia, intentando obtener una respuesta sobre el paradero de su hijo Giovani Hernández Tapia, de 13 años. 

Una línea polémica

Serranía dijo que la línea de metro que se derrumbó, inaugurada en 2012, fue inspeccionada por última vez en enero de 2020. Esta catástrofe se suma a una serie de calamidades en el metro de Ciudad de México, incluidos choques de trenes y un incendio que arrasó el centro de control del sistema.

La tragedia ocurrió en la línea 12, la “línea dorada”, que fue inaugurada a bombo y platillo como símbolo de la modernización del metro de la ciudad. Sin embargo, desde sus inicios, ha estado plagada de problemas de construcción y cierres de servicio.

En las redes sociales mexicanas se han reflotado tuits y mensajes antiguos que advertían sobre el estado de esta vía elevada del metro. “Siempre dije que un día se iba a derrumbar”, dice Paulina García, de 45 años y vecina de la zona de Tláhuac, al sureste de la ciudad. “Desde que la inauguraron ha habido problemas”, decía mientras una grúa levantaba uno de los vagones caídos para poder retirarlo. 

Homero Zavala, líder del sindicato de trabajadores del metro, denuncia que cuatro de las líneas son “bombas a punto de estallar” por su deteriorada infraestructura. “Todo esto se generó por la falta de mantenimiento y la falta de una gestión adecuada”, dijo a los periodistas.

La línea 12 transportaba a diario aproximadamente a 350.000 pasajeros desde la zona semirrural de Tláhuac hasta el centro-sur de la capital. Su inauguración fue anunciada como un avance muy esperado en la infraestructura del metro de la ciudad, que fue fundado en 1969 y lucha desde siempre con problemas de financiación y de deterioro. 

La línea 12 iba a ser el mayor logro del exalcalde Marcelo Ebrard, que dejó el cargo en 2012 y ahora es ministro de Exteriores y un importante aliado del presidente. Los analistas políticos consideran que Ebrard y Sheinbaum son rivales en la sucesión de López Obrador, que dejará el cargo en 2024.

Traducido por Lucía Balducci

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