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The Guardian en español

Nueva York se está hundiendo por el peso de sus rascacielos, según un estudio

Una imagen de la ciudad de Nueva York.

Oliver Milman

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La ciudad de Nueva York se está hundiendo y se debe en parte al extraordinario peso de sus vertiginosos edificios, lo que agrava la amenaza de inundaciones que representa la subida del nivel del mar para la metrópoli, según una nueva investigación.

La Gran Manzana es la ciudad que nunca duerme, pero también es la que se hunde, según los investigadores, aproximadamente entre uno y dos milímetros al año de media. En algunas zonas de la ciudad está hundiéndose el doble.

El hundimiento exacerba el impacto de la subida del nivel del mar, que en Nueva York se está acelerando aproximadamente el doble de la media mundial a medida que los glaciares del mundo se derriten y el agua del mar se expande debido al calentamiento global. Desde 1950 hasta hoy, el agua que rodea a la ciudad ha subido unos 22 centímetros y, a finales de este siglo, las inundaciones graves provocadas por tormentas podrían ser hasta cuatro veces más frecuentes debido a la combinación de la subida del nivel del mar y de unos huracanes reforzados por el cambio climático.

“Una población profundamente concentrada de 8,4 millones de personas se enfrenta a diversos grados de peligro de inundación en la ciudad de Nueva York”, escriben los investigadores del estudio, publicado en la revista Earth's Future.

El peso de 140 millones de elefantes

Según los autores, muchas otras ciudades costeras compartirán los riesgos a los que se enfrenta Nueva York a medida que empeore la crisis climática. “La combinación del hundimiento tectónico y el antropogénico, la subida del nivel del mar y el aumento en intensidad de los huracanes representan un problema cada vez mayor para las zonas costeras y ribereñas”, dicen.

Esta tendencia se agrava por el tamaño de las infraestructuras construidas en Nueva York. Según los cálculos de los investigadores, las estructuras de la ciudad, entre las que figuran los famosos Empire State Building y el edificio Chrysler, pesan unos 760.000 millones de kilos, lo que equivale a unos 140 millones de elefantes.

Este peso descomunal empuja hacia abajo un amasijo de materiales diversos que se encuentran en el suelo de Nueva York. Muchos de los edificios más grandes se asientan sobre un lecho rocoso sólido, como el esquisto, pero también hay una mezcla de arenas y arcillas, lo que se suma al hundimiento que se produce de manera natural en gran parte de la costa este de Estados Unidos como una reacción de la tierra a la retirada de los gigantescos glaciares de la última era del hielo.

Más riesgo de inundaciones

“No es algo por lo que debe cundir el pánico de inmediato, pero se trata de un proceso continuo que aumenta el riesgo de inundaciones”, dice el geofísico del Servicio Geológico de EEUU Tom Parsons, a cargo de la investigación. “Cuanto más blando es el suelo, mayor es la compresión provocada por los edificios. No es que haya sido un error construir edificios tan grandes en Nueva York, pero hay que tener en cuenta que cada vez que se construye algo ahí se está empujando un poco más el suelo hacia abajo”.

Nueva York fue golpeada en 2012 por el huracán Sandy, que inundó partes del metro y provocó cortes de electricidad y daños generalizados. En 2021, el huracán Ida inundó zonas de la ciudad y varias personas se ahogaron. Según los científicos, los efectos del calentamiento global agravaron esos dos fenómenos meteorológicos.

Nueva York y otras ciudades costeras “tienen que empezar a planificar esto”, dice Parsons. “La exposición al agua de mar de manera repetida puede corroer el acero y desestabilizar los edificios, algo que evidentemente no queremos. Las inundaciones también hacen que muera gente, y esa probablemente sea la mayor preocupación”.

Traducción de Francisco de Zárate.

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