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The Guardian en español

Los “tours” de ratas, la última moda en una Nueva York infestada de roedores

Una rata busca comida en el andén del metro de la estación Columbus Circle, en Nueva York.

Adam Gabbatt

Nueva York —
9 de septiembre de 2023 23:17 h

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El Empire State Building. La Estatua de la Libertad. Central Park. Times Square. Una horda de ratas grita y corretea entre un nido subterráneo y un restaurante mientras un grupo de turistas la vitorea. A Nueva York nunca le han faltado actividades turísticas interesantes, pero la última de la lista es una de las más inesperadas.

La ciudad lidia con una grave problema de ratas. De hecho, el año pasado se duplicaron los casos de actividad de roedores, lo que llevó al alcalde a anunciar en diciembre la búsqueda de un matarratas “algo sediento de sangre”. Sin embargo, para algunos, este problema es la última moda neoyorquina que merece ser vivida.

Según el New York Post, dada la demanda de los visitantes, algunos servicios de guías turísticos han empezado a ofrecer en sus visitas guiadas alguna parada en puntos de la ciudad notoriamente infestados de ratas.

De 'tiktoker' a guía

El turismo de ratas se está convirtiendo rápidamente en un negocio en auge. Kenny Bollwerk, de 36 años, que ha conseguido acumular seguidores en TikTok publicando vídeos de Nueva York, se transformó en guía de roedores cuando pasó “una o dos horas” retransmitiendo en directo cómo las ratas correteaban por una obra en Sunnyside, en Queens. “Pensé: 'Maldita sea, esto es chungo'”, dice. “La gente pasa y las ratas corretean por sus pies, se amontonan las basuras en la acera”, detalla.

La respuesta de sus seguidores fue masiva. Explica que más de 10.000 personas se conectaron en directo para ver a las ratas. Bollwerk, a quien no le gustan los roedores, indica que hizo el video con el objetivo de que las autoridades de la ciudad hicieran algo al respecto. Hizo una convocatoria para que las personas afectadas llamaran al servicio 311 de la ciudad, que permite denunciar infestaciones de ratas, para quejarse. El llamamiento funcionó: “Hubo unas 100 quejas en una noche en un mismo lugar, y el Ayuntamiento acabó viniendo y deshaciéndose de las ratas de la obra”.

Con su vídeo, Bollwerk, que es originario de Missouri y se mudó a Nueva York en 2019, atrajo a un público de entusiastas de las ratas. Se vio inundado de solicitudes para que las grabara en lugares de toda la ciudad. Comenzó a salir a filmar ratas –desde una distancia segura– de tres a cinco veces por semana, y pronto estaba recibiendo mensajes de turistas que querían unirse.

“Me han acompañado una hija y su padre, y un marido y su mujer. Todo lo que se te ocurra: me han acompañado empresarios a buscarlas. Han venido personas de Pittsburgh, Pensilvania; de San Luis, Misuri; de Oklahoma City; de Vancouver, Canadá; de Los Ángeles. Es una locura lo mucho que esto une a la gente”, dice.

Al margen de la vertiente turística, Bollwerk afirma que su nuevo e inusual pasatiempo consiste en intentar ayudar a los vecinos de las zonas asediadas por los roedores: “Creo que es la razón por la que sigo saliendo y haciéndolo es porque creo conciencia sobre el problema y ayudo a los vecinos. Además, estoy conociendo a muchas personas interesantes que, de lo contrario, nunca habría conocido”.

La batalla contra las ratas

En la batalla de la ciudad contra las ratas, se vislumbran algunos rayos de esperanza. Tras una oleada de roedores que duró varios meses, la ciudad fichó en abril de este año a su 'zarina' de las ratas, como se la conoce aunque su cargo oficial es el de directora del programa de mitigación de roedores. El alcalde de la ciudad, Eric Adams, anunció que Kathleen Corradi, sería la encargada de controlar al “enemigo público número uno”. Desde entonces, según el portal de noticias locales Gothamist, los casos han disminuido un 15% en junio en comparación con el año anterior a medida que Nueva York intenta terminar con su reputación de ser una ciudad refugio de ratas.

La ciudad ha establecido “zonas de mitigación de ratas” en los lugares con mayor presencia de roedores, donde los trabajadores identifican los focos de infección y actúan de inmediato, armados con raticida y multas para las empresas o propietarios de negocios que puedan estar propiciando su proliferación. También se han impulsado nuevas normas que obligan a los restaurantes a depositar sus residuos de comida en contenedores de verdad, en lugar de la costumbre neoyorquina de arrojar bolsas de basura a la calle.

“Nueva York solía ser conocida por sus calles descuidadas pero, a partir de ahora, vamos a ser conocidos por nuestras calles limpias”, dijo Adams en junio. A pesar de los esfuerzos de la zarina y de personas como Bollwerk, sigue habiendo muchas ratas. Hace unos días, cuando Bollwerk habló con The Guardian, acababa de ser informado de un nuevo foco problemático de roedores en el centro de Manhattan.

Se trataba de una obra junto a un establecimiento de comida rápida Wendy's. Pensaba salir esa noche para comprobarlo por sí mismo. Sin embargo, como la mayoría de los neoyorquinos, no quería acercarse demasiado: “Me dan miedo. Cada vez que una se acerca, pego un brinco. No las quiero cerca”.

Traducción de Emma Reverter

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