A pesar del ultimátum impuesto por las tropas rusas a los militares ucranianos que quedan en Mariúpol, “los defensores siguen defendiendo la ciudad”, ha dicho Petro Andriushchenko, ayudante del alcalde local, que ha precisado además que los soldados no están únicamente atrincherados en la planta siderúrgica de Azovstal, como sostiene el Ejército ruso, sino que se desarrollan combates en varios puntos de la ciudad.
Las tropas rusas ofrecieron anoche una ventana de unas horas a las tropas ucranianas en la ciudad, sitiada desde hace semanas, para que depusieran las armas y aseguraron que si aceptaban les garantizarían la vida. Sin embargo, hace unas horas, Moscú denunció que Kiev había prohibido a los militares rendirse.
Si bien la situación es incierta y el asedio ruso a la ciudad dificulta casi totalmente la entrada de medios internacionales, ayer el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, admitió que sus tropas controlan “únicamente una parte de la ciudad”, y calificó la situación en Mariúpol de “inhumana”. Según Andriushchenko, en los últimos combates, las fuerzas rusas han bombardeado y atacado con artillería pesada viviendas privadas. De acuerdo con las estimaciones de las autoridades locales, aún quedan 120.000 civiles en la ciudad.
Este mediodía, el diputado ucraniano Oleksiy Goncharenko ha afirmado en declaraciones a la BBC que las tropas ucranianas no se van a rendir, como propone Rusia. “Hablé con ellos ayer y sé que van a pelear hasta el final”, ha afirmado el parlamentario, que califica la acción de las fuerzas rusas en Mariúpol de “genocidio”.