Dos logroñesas entre los 81 españoles atrapados en Nepal

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Vanesa y Seila son dos jóvenes logroñesas que han vivido estos días en primera persona las inundaciones de Nepal. El sábado, el domingo y el lunes las lluvias monzónicas, habituales en esta época del año, pero especialmente virulentas estos últimos días, provocaron graves inundaciones y peligrosos deslizamientos de tierra en la franja sur del país asiático, cerca de la frontera con la India.

Según los últimos datos disponibles, se han registrado 49 víctimas mortales, 5.000 familias evacuadas y 34.000 viviendas anegadas en el país asiático. Las inundaciones han afectado especialmente al Parque Nacional de Chitwan, uno de los principales atractivos turísticos del país, y sus alrededores. Es precisamente en esa zona donde quedaron atrapados 600 turistas de diversas nacionalidades, 81 españoles.

Dos de esos turistas eran Vanesa y Seila, que se encontraban en Nepal junto a otras veinte personas, casi todos españoles, en un viaje a medio camino entre el turismo y el voluntariado organizado en colaboración con una ONG. El sábado, tras pasar la noche en un hotel localizado en el parque natural de Chitwan, se disponían a abandonar la zona en autobús, pero un desprendimiento cortó la carretera y, tras unas cuantas horas de espera, decidieron volver.

Es preciso tener en cuenta que, en Nepal, este tipo desprendimientos son frecuentes en la época del monzón. La cuestión es que no pudieron regresar al hotel de partida. Menos mal: sería evacuado horas más tarde. Se instalaron en otro, situado a mayor altitud, y fue entonces cuando empezó a llover. Mucho. El propio guía, recuerdan Vanesa y Seila, adelantó los acontecimientos: “si sigue lloviendo así, habrá inundaciones”.

El domingo por la mañana las instalaciones del hotel estaban anegadas: “había medio metro de agua en todo el recinto y, para ir de los bungalós al recinto central, nos cubría hasta las rodillas”. Los trabajadores del turno de mañana no pudieron acceder al hotel. ¡Algunas evacuaciones hubo que hacer alguas evacuaciones con elefantes! Pasaron ese día aislados e incomunicados: no había electricidad y, por supuesto, tampoco internet ni teléfono.

Estábamos preocupadas”, explican, “pero no nos sentimos en peligro en ningún momento. No habíamos visto las noticias y no eramos conscientes de lo que estaba pasando”. Al mediodía dejó de llover y el grupo, siempre acompañados por el guía, aprovechó para investigar cómo estaban los alrededores. La expedición cambió de idea cuando los lugareños les apuntaron que las riadas podían arrastrar serpientes de la jungla.

Pasaron la noche en el hotel y, el lunes, a primera hora de la mañana, observando que había descendido el nivel de agua y previendo que se restablecerían pronto las comunicaciones, decidieron intentar salir por carretera, en autobús. Imposible: vías impracticables. Cundió el nerviosismo. “La gente había recibido noticias de la familia y de la embajada. Solo queríamos salir de allí. Pedimos al guía que estudiase la posibilidad de salir por vía aérea”.

Ese día, entorno al mediodía, la embajada española en la India, que presta servicio a la zona de Nepal, rogaba prudencia y recordaba que “las fuertes lluvias que se producen durante la temporada del monzón (julio a septiembre) provocan inundaciones, riadas y corrimientos de tierra, afectando negativamente a las comunicaciones viarias y a las telecomunicaciones, siendo habitual que el viajero permanezca durante días incomunicado con familiares y amigos”.

Fue entonces cuando comunicaron al guía que se había abierto la carretera de Pokhara y “decidimos arriesgarnos”. El grupo salió en autobús con “bastante preocupación”. Tardaron dos horas muy largas en recorrer los primeros treinta kilómetros que, además de haber sufrido los efectos de indundaciones y desprendimientos, se encontraban en proceso de ampliación. Poco después, explican, “empezamos a ver de nuevo el cielo: ¡había estado completamente encapotado los últimos días!”.

Cuando llegaron a su destino lo primero que hicieron fue avisar a familiares y amigos: “Después de unos días complicados, ya está todo ok. Hemos conseguido salir de la zona afectada y ahora estamos en Pokhara. ¡Qué nadie se alarme!”. Vanesa y Seila continúan allí. Estarán de vuelta en unos días. Quieren aprovechar la ocasión para agradecer la hospitalidad del personal del hotel en el que permanecieron aisladas y expresar su admiración por la fortaleza de la gente de Nepal.

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