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El Papa responde a un joven de Haro, víctima de abusos sexuales en la Iglesia, en un documental de Disney Plus

El Papa responde a un joven de Haro, víctima de abusos sexuales en la Iglesia, en un documental de Disney Plus

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'Amén. Francisco responde' es el título del nuevo documental de Disney Plus en el que el máximo responsable de la Iglesia católica se reúne con un grupo de diez jóvenes de habla hispana de entre 20 y 25 años en el que estos le plantean todo tipo de cuestiones. Juan Cuatrecasas es uno de ellos. Este joven de Haro fue víctima en su infancia de los abusos sexuales de uno de sus profesores, un numerario del colegio bilbaino del Opus Dei Gaztelueta.

Cuatrecasas arranca el documental dejando claro que no es creyente y que no le generan ninguna confianza las sotanas. Su rostro así lo desvela durante los primeros minutos de la cinta. Cuando toma la palabra lo hace con lágrimas en los ojos. “Tranquilo, exprésate como quieras, llora, tranquilo hijo”, le dice el Papa Francisco.

Tras una pausa, Cuatrecasas continúa explicando su caso: “La justicia condenó a este señor en la Audiencia Provincial a once años pero por ciertas razones que no voy a entrar a valorar pero son cuanto menos cuestionables, la condena de once años pasó a dos y no entró en prisión ni tampoco se le privó de seguir dando clase”, relata.

A continuación, el joven de Haro muestra al Papa la carta que este le contestó a su padre cuando le pidió apoyo unos años atrás. Relata que el Papa Francisco en esa misiva les anunciaba que remitía el caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Cuatrecasas explica que un año después de esa carta, el colegio donde sucedieron los hechos recibió otra carta de la citada congregación en la que decían que se iban a archivar las investigaciones y que había que reponer el buen nombre del profesor. “¿Por qué tomaron esa decisión?”, pregunta directamente el joven al Papa, “y si a día de hoy hay una sentencia firme y se han reconocido los hechos, ¿la iglesia como institución va a cambiar la postura o va a rectificar las palabras trasladadas por la Congregación?”.

“Los casos de abusos con menores no prescriben; en la Iglesia al menos. Y si con los años prescriben, yo levanto la prescripción automáticamente”, comienza a responder el Papa, “es un drama el del abuso a los menores, no sólo en la Iglesia sino en todas partes, pero en la iglesia es más escandaloso porque donde precisamente tenés que cuidar a la gente, la destruís”.

El Papa Francisco agradece al joven haber tenido la valentía de denunciarlo, “porque hace falta tener pantalones para denunciar esto, no es fácil porque los condicionamientos sociales son fuertes y a veces el que denuncia acaba siendo acusado incluso”. Muestra su dolor por una sentencia “fofa” que “parece que tiene consistencia pero después no la tiene” y muestra su interés en hacer revisar el caso.

El joven continúa preguntando al Papa si es consciente de que hay muchos sacerdotes y obispos que son malas personas. “Puede ser que haya gente que esté jugando mal”, contesta el máximo responsable de la Iglesia, “ante eso la política es limpiar, que venga la denuncia y limpiar. Tolerancia cero”.

Reconoce que durante años se han intentado cubrir los abusos en el seno de la Iglesia. “En general los abusos en el seno de la familia se cubren y son un 42%. Esa fue la tentación de la Iglesia siempre hasta que cayó en la cuenta de que no hay que cubrirlo”.

Le pregunta también el joven si alguna vez ha habado con algún sacerdote o algún obispo condenado por abusos y el Papa le responde que sí. “Encontré de todo, desde el negacionista que no le entran balas, hasta el arrepentido que está llevando su pena por lo que hizo”, explica.

En ese momento, otro de los jóvenes participantes en el encuentro le interrumpe para decirle que no cree que la solución sea decir ahora que va a reabrir ese caso porque eso “no es demócratico ni es justo”. “Este chico ha tenido que venir aquí para que usted diga que se va a solucionar el tema, ¿y toda la gente que no puede venir aquí?”, pregunta directamente al Papa Francisco. Otra joven insiste también en la misma línea: “no me parece que se esté haciendo lo suficiente cuando las personas que han sufrido esto, encima tienen que pasar años solos esperando algún tipo de respuesta. Si yo soy un sacerdote que ha violado a alguien, tengo a toda una institución que me respalda. Pero si soy una persona que ha sido violada tengo que enfrentar a la justicia en absoluta soledad, ¿cómo se puede decir que se está haciendo suficiente o que se está haciendo algo que valga la pena?”.

“No te digo que todo lo que se hace va a solucionar el problema porque es un problema de degeneración humana”, concluye el Papa, “pero la iglesia tiene que ir adelante y decir 'en casa pasa esto y tomamos esta solución'. Ese es nuestro camino, no es el más perfecto, puede ver otro, pero empezamos a caminar creando una conciencia social, y eso es clave”.

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